23 octubre 2005

Temo que nunca sea igual

A veces uno deja la ingratitud con el mundo a un lado y llega a ser consciente de que es un privilegiado, de que está asistiendo a una cita única que será recordada y objeto de culto.

La actuación del viernes por la noche de La Costa Brava en "Barbarella", Madrid, alimentó un poco más la sensación de provisionalidad que siempre ha pendido sobre esta agrupación, hoy todavía tangible, pero siempre amenazada por el hecho de convertirse en objeto de añoranza.

Como ya hablamos en su día, es el propio carácter de LCB el principal responsable de que ello sea así, pero a ello hay que añadir otro tipo de señales. La principal, el pequeño texto que acompaña al último single, "Costabravismo" (...desaparecieron sin dejar rastro...), además de otras muchas y no menos importantes, como el pronto de Fran durante el verano, el disco en solitario de Dani Garuz, y el hecho de que, desde el principio, se dijo que esto sólo era un experimento.

De cualquier modo, lo más importante es que el concierto de Madrid fue magistral. En una sala tan pequeña y a muy poca distancia, se creó rápidamente un clima de "concierto a domicilio".

El comienzo, con una versión de Dos ostras que trataba de aunar la versión acústica primigenia con otra posterior, más producida, no pudo ser más emocionante y acertado. A partir de ahí, todo fue en cascada y, uno tras otro, fueron cayendo todos los hits que han hecho de LCB la mejor noticia del pop-rock alternativo español de los últimos años: Déjese querer por una loca, Adoro a las pijas de mi ciudad, Copas de yate o Canción de cumpleaños, por nombrar algunas. También hubo espacio para las conocidas versiones de Flaming Lips, Mamá, Módulos y, en el ámbito de las conductas desprejuiciadas e inteligentes que han caracterizado siempre a LCB, un La vida sigue igual que sustituyó al esperado Nada fue un error de Coti. "Es que no nos ha dado tiempo de ensayarla", comentó Fran.

Es lo que tiene... las dificultades logísiticas siempre les han acompañado y les acompañarán mientras sigan juntos, pero quizá sin ellas no habrían existido tal como les hemos conocido. Y, en fin, hemos tenido la suerte de conocerlos, disfrutar de sus cinco discos y asistir a un par de conciertos. ¿Qué más queremos? Gracias por todo, por ahora...

Isaac Lobatón

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me llamó cinco veces esa noche. Una mientras que subía Génova comentándome que se había duchado, que tres horas conduciendo desde Valencia merecían la pena, luego conversación sobre mujeres; deseos, frustaciones, etc. La segunda dentro del Barbarella, LCB estaba ensayando. Casi nadie, parecía que se había colado en el garito, simplemente había llegado con hora y media de antelacíón, cierta excitación en su voz. Luego, vinieron tres llamadas a lo largo del concierto, tres llamadas en tres temas: Dos ostras, 33 y Cumpleaños feliz. Ningún comentario, sólo coger el móvil para sentir al otro lado el concierto durante tres minutos... luego colgar.
Sms a las cuatro de la mañana, resumen de la situación, resumen del concierto, resumen de la noche.
Al día siguiente supe que se lo pasó bien.
Gracias por haber estado. En el fondo todos a los que llamaste estuvimos, de una u otra forma, allí, contigo.

24 octubre, 2005 12:30  

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