Paul y el homenaje
Vaya por delante que yo de cine sé lo justito, pero es que el visionado de "El premio", ayer por la noche en La 1, me dejó una serie de sensaciones decepcionantes que no puedo obviar.
¿Cómo es posible que una de los grandes leyendas del cine acepte un papel donde, prácticamente, se ve rebajado a protagonista de sesión de tarde? Esa fue la impresión que, con pena y esfuerzo, tuve que acabar por reconocer pasados diez minutos desde que acabara la película. Es muy probable que la respuesta a tal cuestión no me haya de costar más que una búsqueda superficial por Google, pero prefiero desahogarme aquí, porque ninguna explicación me convencería: La fama, no, por supuesto; denotaría una falta de criterio mundial por parte de Paul Newman o su agente (qué buen amigo...). ¿El dinero, tal vez? Eso me parecería mucho más respetable. ¿Un engaño, un embrollo, un compromiso? Quién sabe... Desde luego, dados los vericuetos y miserias personales que, de los ilustrísimos galardonados con el Nobel, "El premio" nos proponía, podemos llegar a considerar cualquier circunstancia.
Pero, ¿cuál es la cuestión? ¿Por qué sentí pena por Paul? Pues porque "El premio" cuenta con demasiadas escenas inspiradas/copiadas de la inmortal "Con la muerte en los talones". Sufrí un momento de histeria -ya he dicho que no sé mucho de cine- antes de comprobar que la cinta de Hitchcock era, en efecto, tres años anterior. Fue entonces cuando ya cualquier duda se despejó del todo. Yo sólo voy a enumerar las concomitancias con la obra maestra protagonizada por Cary Grant:
TRAMA
- La escena del puente de hierro mira a los ojos a lo indigno. Con un coche, los malos intentan asesinar por aplastamiento al protagonista, acorralado en la estructura férrea. El coche efectúa dos intentos. Tras fracasar el segundo, sus ocupantes se bajan con la intención de arrojarlo de nuevo a un río, pero nuestro protagonista es salvado por la providencial irrupción ¡¡de un camión!! Paul... ¿por qué aceptaste?
- Nuestro héroe se refugia en un caserón donde (¡ah! La avanzada Suecia...) se lleva a cabo un congreso nudista. Con sus verdugos pisándoles los talones, decide liarla parda para que los organizadores llamen a la policía y se lo lleven. Sí, el mismo enredo que, en uno de los inolvidables momentos de la obra maestra de Hitchcok, tiene lugar en una subasta de arte...
OTROS DETALLES
- Muy pronto, aparece un hombre imperturbable encargado de dirigir el evento de entrega de los premios. Este personaje nunca se verá conmovido por las advertencias de Craig. Lo encarna, oh, vaya, Leo G. Carroll.
- El agente que intenta eliminar al personaje de Paul Newman guarda importantes similitudes físicas con el sibilino Leonard de Martin Landau.
- Cuando los uniformados llegan a la reunión nudista, Craig les agradece su presencia. Al menos omite el "¿Por qué han tardado tanto?" que les espeta Cary Grant en el filme de referencia...
- Ataviado con una toalla -los malos le han robado su ropa en el vestuario de la casa nudista- la policía deja a Craig en la puerta trasera del hotel. Cuando intenta entrar en su habitación, no tiene la llave, así que le pregunta a su vecina de pasillo -esposa de otro premiado- si puede refugiarse un momento en su habitación. "...hahaha! What a question...!" -le responderá ella mientras le abre la puerta. No me digan que no les recuerda nada...
- El final del malvado asesino comunista es de traca. Él y Craig luchan en la azotea del teatro donde se entregan los premios; muy pronto, Craig se ve reducido por el matón que, cuando va a arrojarlo al asfalto es tumbado por un oportuno disparo de la policía. No he encontrado imágenes, pero si han llegado hasta aquí, todos recordarán la muerte de Leonard en el Monte Rushmore.
No sé si me dejo algo. Aunque así fuera, recupero la pregunta del principio. ¿Por qué aceptaste, Paul?
¿Cómo es posible que una de los grandes leyendas del cine acepte un papel donde, prácticamente, se ve rebajado a protagonista de sesión de tarde? Esa fue la impresión que, con pena y esfuerzo, tuve que acabar por reconocer pasados diez minutos desde que acabara la película. Es muy probable que la respuesta a tal cuestión no me haya de costar más que una búsqueda superficial por Google, pero prefiero desahogarme aquí, porque ninguna explicación me convencería: La fama, no, por supuesto; denotaría una falta de criterio mundial por parte de Paul Newman o su agente (qué buen amigo...). ¿El dinero, tal vez? Eso me parecería mucho más respetable. ¿Un engaño, un embrollo, un compromiso? Quién sabe... Desde luego, dados los vericuetos y miserias personales que, de los ilustrísimos galardonados con el Nobel, "El premio" nos proponía, podemos llegar a considerar cualquier circunstancia.
Pero, ¿cuál es la cuestión? ¿Por qué sentí pena por Paul? Pues porque "El premio" cuenta con demasiadas escenas inspiradas/copiadas de la inmortal "Con la muerte en los talones". Sufrí un momento de histeria -ya he dicho que no sé mucho de cine- antes de comprobar que la cinta de Hitchcock era, en efecto, tres años anterior. Fue entonces cuando ya cualquier duda se despejó del todo. Yo sólo voy a enumerar las concomitancias con la obra maestra protagonizada por Cary Grant:
TRAMA
- El argumento cuenta como trasfondo con la Guerra Fría. Nada que objetar. Otra más.
- Andrew Craig (Paul Newman), premio Nobel de Literatura, es un hombre lúcido, brillante, independiente y con un sentido del humor inteligente. Tiene un defecto: arrastra fama de borrachín y en sus comparecencias y primeros encuentros con la gente muestra una cierta tendencia a la incontinencia verbal. Bueno...
- El escritor, espoleado por su curiosidad -no por accidente, como le ocurre a Roger Thornhill en "Con la muerte en los talones"- trata de esclarecer su creciente confusión y acaba metiéndose en líos. La primera trampa acaba en intento de asesinato. Lo rocambolesco de la situación, unido a su fama de bebedor, provoca que la policía no crea una palabra de la historia. Hummm...
- La reconstrucción de los hechos que conducen a Craig a ser arrojado desde una plataforma, es uno de las mayores evidencias del homenaje a Hitchcock. Al menos, podrían haber cambiado la disposición de la escena: Protagonista ofuscado e incomprendido, acompañado por policía incrédulo y mujer escéptica, entra, desde el lado derecho del espectador, en una casa donde le recibe una mujer rubia con una gran sonrisa. Todo ha sido cambiado de sitio; ni rastro de lo que el hombre vio pocas horas antes. Nuestro amigo queda en evidencia mientras su fama de borrachín se ve reforzada. ¡Hombre.......!
- Andrew Craig (Paul Newman), premio Nobel de Literatura, es un hombre lúcido, brillante, independiente y con un sentido del humor inteligente. Tiene un defecto: arrastra fama de borrachín y en sus comparecencias y primeros encuentros con la gente muestra una cierta tendencia a la incontinencia verbal. Bueno...
- El escritor, espoleado por su curiosidad -no por accidente, como le ocurre a Roger Thornhill en "Con la muerte en los talones"- trata de esclarecer su creciente confusión y acaba metiéndose en líos. La primera trampa acaba en intento de asesinato. Lo rocambolesco de la situación, unido a su fama de bebedor, provoca que la policía no crea una palabra de la historia. Hummm...
- La reconstrucción de los hechos que conducen a Craig a ser arrojado desde una plataforma, es uno de las mayores evidencias del homenaje a Hitchcock. Al menos, podrían haber cambiado la disposición de la escena: Protagonista ofuscado e incomprendido, acompañado por policía incrédulo y mujer escéptica, entra, desde el lado derecho del espectador, en una casa donde le recibe una mujer rubia con una gran sonrisa. Todo ha sido cambiado de sitio; ni rastro de lo que el hombre vio pocas horas antes. Nuestro amigo queda en evidencia mientras su fama de borrachín se ve reforzada. ¡Hombre.......!
- La escena del puente de hierro mira a los ojos a lo indigno. Con un coche, los malos intentan asesinar por aplastamiento al protagonista, acorralado en la estructura férrea. El coche efectúa dos intentos. Tras fracasar el segundo, sus ocupantes se bajan con la intención de arrojarlo de nuevo a un río, pero nuestro protagonista es salvado por la providencial irrupción ¡¡de un camión!! Paul... ¿por qué aceptaste?
- Nuestro héroe se refugia en un caserón donde (¡ah! La avanzada Suecia...) se lleva a cabo un congreso nudista. Con sus verdugos pisándoles los talones, decide liarla parda para que los organizadores llamen a la policía y se lo lleven. Sí, el mismo enredo que, en uno de los inolvidables momentos de la obra maestra de Hitchcok, tiene lugar en una subasta de arte...
OTROS DETALLES
- Muy pronto, aparece un hombre imperturbable encargado de dirigir el evento de entrega de los premios. Este personaje nunca se verá conmovido por las advertencias de Craig. Lo encarna, oh, vaya, Leo G. Carroll.
- El agente que intenta eliminar al personaje de Paul Newman guarda importantes similitudes físicas con el sibilino Leonard de Martin Landau.
- Cuando los uniformados llegan a la reunión nudista, Craig les agradece su presencia. Al menos omite el "¿Por qué han tardado tanto?" que les espeta Cary Grant en el filme de referencia...
- Ataviado con una toalla -los malos le han robado su ropa en el vestuario de la casa nudista- la policía deja a Craig en la puerta trasera del hotel. Cuando intenta entrar en su habitación, no tiene la llave, así que le pregunta a su vecina de pasillo -esposa de otro premiado- si puede refugiarse un momento en su habitación. "...hahaha! What a question...!" -le responderá ella mientras le abre la puerta. No me digan que no les recuerda nada...
- El final del malvado asesino comunista es de traca. Él y Craig luchan en la azotea del teatro donde se entregan los premios; muy pronto, Craig se ve reducido por el matón que, cuando va a arrojarlo al asfalto es tumbado por un oportuno disparo de la policía. No he encontrado imágenes, pero si han llegado hasta aquí, todos recordarán la muerte de Leonard en el Monte Rushmore.
No sé si me dejo algo. Aunque así fuera, recupero la pregunta del principio. ¿Por qué aceptaste, Paul?
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