Se va. La mano se va.
Varios años en el Real Madrid oyendo hablar del espíritu de Juanito, y a Zidane no se le ocurre otra cosa que escenificar lo peor del tópico, justo el día menos indicado.
Siempre andamos a vueltas con la mano de Dios, aquel chascarrillo irónico e improvisado de Maradona, en uno de los pocos giros dialécticos brillantes que se le recuerdan, para justificar aquel famoso gol ilegal, pero esta noche yo tenía previsto hablar de otra mano, una mano mucho más majestuosa y, tal como yo la recuerdo, menos tramposa:
Eurocopa de Naciones de Holanda y Bélgica de 2000. Semifinales. El árbitro pita un penalti en contra de Portugal. La falta no admite discusión, pese a lo cual, los portugueses hacen gala de su habitual histrionismo para mostrar su desacuerdo con el dictamen del trencilla. Figo acaba expulsado; se marcha histérico, con la camiseta en la mano. Zidane transforma sin problemas. Recorre la línea de fondo y luego la de banda, hasta llegar al banquillo francés, siempre con la mano derecha abierta y levantada. Una mano inmensa que ocupaba toda la pantalla. Nunca olvidaré aquella imagen.
Todo el poderío y grandeza que desprendía ese gesto.
La mano como instrumento creador, como elemento ejecutor. La mano del rey, de-l dios. Sólo le faltaba el cetro.
La actitud del bailarín francés contrastaba con la de Figo, ofuscado e iracundo.
Esta noche, Francia y el mundo han contemplado con pena y resignación la cara más cruel del deporte de alta competición. Porque es cruel que el mejor fútbolista de los últimos años se marche llorando a los vestuarios tras haber dejado a su equipo en inferioridad numérica, por caer, como un juvenil, en la provocación de un contrario.
Materazzi ha sido, sin lugar a dudas, el hombre del partido. Ha estado presente en el gol francés, protagonizando la falta que dio lugar al penalti más magistralmente transformado en la historia de las finales mundialistas; cabeceó implacablemente el córner de Pirlo para equilibrar el tanteo; más tarde, en la prórroga, tiró de oficio para sacar de sus casillas a Zidane y propiciar que éste recuperara una práctica olvidada durante bastante tiempo: el cabezazo al contrario.
Antes, Vieira se había retirado con un tirón muscular, lo que no se tradujo en un especial varapalo anímico para los galos, pero la agresión de Zidane, cercanos ya los penaltis, hizo que el éxito francés en la suerte decisiva se antojara complicado, sobre todo desde el punto de vista psicológico.
En la primera parte, Italia volvía a demostrar que ha conformado la mejor selección azzurra de los últimos años, permaneciendo la mayor parte del tiempo en el campo de los hombres de Domenech, tanto con empate como con el marcador en contra. Y, aunque la mayor parte de las ocasiones italianas llegaban generadas por jugadas a balón parado, la sensación de peligro era constante. Hasta insólita, tratándose de Francia. El partido, no obstante, contaba con muchas fases de esas que no gustan a los entrenadores, con carreras anárquicas de los jugadores a uno y otro campo, generalmente abortadas por las respectivas defensas, las dos mejores del campeonato como ha vuelto a quedar demostrado hoy.
La segunda parte vio emerger un poco el carácter del equipo francés. Zidane, Ribery y Malouda trataban de crear peligro para las llegadas de Henry, un fantástico delantero que, sin embargo, en este mundial no se ha caracterizado por su poder de definición, ni siquiera por su habilidad para el desmarque. Tampoco es fácil el trago ante Materazzi o Cannavaro, éste elegido "jugador del torneo"... un central. Todo un síntoma. Y es que, aunque hayamos encontrado equipos que han decidido dar un salto adelante en el plano ofensivo, como Italia y Alemania, ha quedado clara una tendencia que no está reñida con las posibilidades atacantes: los equipos se construyen desde una sólida retaguardia.
Pese a los intentos galos por eludir la prórroga, se llegó a ese tiempo añadido donde Zizou pasó, en poco más de cinco minutos, de poder poner por delante a su equipo, a emborronar una despedida que, por entonces, ya había adquirido dimensiones épicas con los tres partidazos que habían precedido a la final, más la sobrecogedora manera de ejecutar el penalti.
En la ronda de lanzamientos desde los once metros, esta vez la suerte dio la espalda a Trezeguet, el hombre que resultó decisivo, también seis años antes, en la final de la Eurocopa 2000. Ni Buffon ni Barthez pudieron detener ningún lanzamiento. Grosso, gran protagonista de la semifinal, finiquitó un triunfo que, aunque justo, se había producido en un contexto en el que, cualquier aficionado al fútbol se alejaba del televisor con una sensación agridulce.
La mano se va.
Siempre andamos a vueltas con la mano de Dios, aquel chascarrillo irónico e improvisado de Maradona, en uno de los pocos giros dialécticos brillantes que se le recuerdan, para justificar aquel famoso gol ilegal, pero esta noche yo tenía previsto hablar de otra mano, una mano mucho más majestuosa y, tal como yo la recuerdo, menos tramposa:
Eurocopa de Naciones de Holanda y Bélgica de 2000. Semifinales. El árbitro pita un penalti en contra de Portugal. La falta no admite discusión, pese a lo cual, los portugueses hacen gala de su habitual histrionismo para mostrar su desacuerdo con el dictamen del trencilla. Figo acaba expulsado; se marcha histérico, con la camiseta en la mano. Zidane transforma sin problemas. Recorre la línea de fondo y luego la de banda, hasta llegar al banquillo francés, siempre con la mano derecha abierta y levantada. Una mano inmensa que ocupaba toda la pantalla. Nunca olvidaré aquella imagen.
Todo el poderío y grandeza que desprendía ese gesto.
La mano como instrumento creador, como elemento ejecutor. La mano del rey, de-l dios. Sólo le faltaba el cetro.
La actitud del bailarín francés contrastaba con la de Figo, ofuscado e iracundo.
Esta noche, Francia y el mundo han contemplado con pena y resignación la cara más cruel del deporte de alta competición. Porque es cruel que el mejor fútbolista de los últimos años se marche llorando a los vestuarios tras haber dejado a su equipo en inferioridad numérica, por caer, como un juvenil, en la provocación de un contrario.
Materazzi ha sido, sin lugar a dudas, el hombre del partido. Ha estado presente en el gol francés, protagonizando la falta que dio lugar al penalti más magistralmente transformado en la historia de las finales mundialistas; cabeceó implacablemente el córner de Pirlo para equilibrar el tanteo; más tarde, en la prórroga, tiró de oficio para sacar de sus casillas a Zidane y propiciar que éste recuperara una práctica olvidada durante bastante tiempo: el cabezazo al contrario.
Antes, Vieira se había retirado con un tirón muscular, lo que no se tradujo en un especial varapalo anímico para los galos, pero la agresión de Zidane, cercanos ya los penaltis, hizo que el éxito francés en la suerte decisiva se antojara complicado, sobre todo desde el punto de vista psicológico.
En la primera parte, Italia volvía a demostrar que ha conformado la mejor selección azzurra de los últimos años, permaneciendo la mayor parte del tiempo en el campo de los hombres de Domenech, tanto con empate como con el marcador en contra. Y, aunque la mayor parte de las ocasiones italianas llegaban generadas por jugadas a balón parado, la sensación de peligro era constante. Hasta insólita, tratándose de Francia. El partido, no obstante, contaba con muchas fases de esas que no gustan a los entrenadores, con carreras anárquicas de los jugadores a uno y otro campo, generalmente abortadas por las respectivas defensas, las dos mejores del campeonato como ha vuelto a quedar demostrado hoy.
La segunda parte vio emerger un poco el carácter del equipo francés. Zidane, Ribery y Malouda trataban de crear peligro para las llegadas de Henry, un fantástico delantero que, sin embargo, en este mundial no se ha caracterizado por su poder de definición, ni siquiera por su habilidad para el desmarque. Tampoco es fácil el trago ante Materazzi o Cannavaro, éste elegido "jugador del torneo"... un central. Todo un síntoma. Y es que, aunque hayamos encontrado equipos que han decidido dar un salto adelante en el plano ofensivo, como Italia y Alemania, ha quedado clara una tendencia que no está reñida con las posibilidades atacantes: los equipos se construyen desde una sólida retaguardia.
Pese a los intentos galos por eludir la prórroga, se llegó a ese tiempo añadido donde Zizou pasó, en poco más de cinco minutos, de poder poner por delante a su equipo, a emborronar una despedida que, por entonces, ya había adquirido dimensiones épicas con los tres partidazos que habían precedido a la final, más la sobrecogedora manera de ejecutar el penalti.
En la ronda de lanzamientos desde los once metros, esta vez la suerte dio la espalda a Trezeguet, el hombre que resultó decisivo, también seis años antes, en la final de la Eurocopa 2000. Ni Buffon ni Barthez pudieron detener ningún lanzamiento. Grosso, gran protagonista de la semifinal, finiquitó un triunfo que, aunque justo, se había producido en un contexto en el que, cualquier aficionado al fútbol se alejaba del televisor con una sensación agridulce.
La mano se va.
Isaac Lobatón
17 Comments:
Me rectifico a mí mismo. Anoche las fuentes (diario AS) fallaron. Z. Z. ha sido elegido mejor jugador del mundial. Es un pequeño consuelo.
Es Grosso, no Rosso.
En cuanto a Zidane, tengo que rectificar en parte lo dicho el otro día, también se borra a veces de su selección.
Y que nombren mejor jugador a un jugador que ha tumbado a otro de un cabezazo no es decente, pero como es Zidane el debate es "qué le dijo Materazzi".
El partido fue un resumen de la carrera de ZZ, durante 40 ó 50 minutos el mariscal, el que dominaba el juego de los 22, de ahí a largos periodos de florituras para la galería, maravillosas pero el fútbol es otra cosa, para terminar borrándose como los dos últimos años.
Una maravilla de jugador, cuya su timidez, bonhomía y atractivo físico hacen que muchos le suban un escalón sobre su altura
Es cierto que es Grosso. Ha sido una errata, qué cosas... con lo que uno repasa.
Desde luego, no soportas a Zidane... supongo que entonces te sacará de quicio Ronaldinho y te irritaría Rivaldo. Estos dos jugadores si se caracterizan por un juego ofensivo más efectista que eficiente, además de grandes carencias tácticas.
Quedá tranquilo, ché. Ya no verás más al marsellés.
Acabo de leer por ahí que Zidane se dirigió a Materazzi para decirle que dejara de agarrarle, que ya le regalaría su camiseta al final del partido: Brillante.
El italiano lo llama arrogante por ello: Mediocre y corto de luces.
"No sé lo que significa la palabra terrorista": Cínico.
¿Cara a la galería?Si precisamente lo que caracteriza el juego de Zidane es que sus intervenciones,a pesar de ser un regalo para la vista (debería fustigarse por no saber jugar feo),son siempre al servicio de la jugada,eficaces y necesarias,a diferencia de muchos muy aclamados brasileros.Nunca sostiene la pelota más de lo que debe,organiza el juego maravillosamente(y eso no se ve), mete goles,regatea como nadie,suele mantener la calma...es un jugador completísimo.
Nada, que debiste de tener una pesadilla ayer.A mí también me pasa a veces.
Webmaster,¿el triunfo de Italia fue justo? No vimos el mismo partido pues (o a lo mejor yo también he tenido una pesadilla,y gorda)
Sí, yo creo que injusta no fue. Italia jugó bien al fútbol, entendiendo jugar bien al fútbol como algo que, no necesariamente, ha de comprender el rondo y el toque en el centro del campo. Italia, en todo caso, juega feo, pero no mal.
Y, ¿tú eres navarra pues?
(me voy de viaje, vuelvo el viernes... supongo que os da igual, pero por plagiar un poco a nixon)
No es que no soporte a Zidane, me ha encantado, pero hay quien le perdona todo.
No estoy de acuerdo con Hécate, Zidane, también Ronaldinho no así el muy vertical Rivaldo, tiene tendencia a recrearse en la jugada y cuando no está bien, como los cuartos de hora finales de cada parte, coge el balón y lo aguanta en exceso. Las ruletas son preciosas, pero en el círculo central son cara a la galería.
Fijaos que yo digo que un tío con treinta y pico años fue el jefe de la final de un mundial durante 40 ó 50 minutos de 110, y que buena parte del resto hizo cosas bonitas y hay quien interpreta que no le soporto, lo que no hago es endiosarle, hay quien le pone a la altura de Maradona, yo le pongo en el siguiente escalón, el de Van Basten, Beckenbauer, Platini....
Italia no jugó mal, simplemente Francia jugó mejor y se defendieron como pudieron, bien. Uno de los dos equipos quería ganar un mundial marcando sólo de penaltis dudosos.
No,si no digo que Italia jugara mal,sino que jugó peor.Por eso me parece injusto.
Sigo sin estar de acuerdo con lo de que se recrea y tal,pero güeno, si está en el siguiente escalón a Maradona,acepto pulpo como animal de compañía. Yo no sé...no son matemáticas para saber el puesto exacto que ocupa,a esos niveles ya depende de gustos.Pero de los grandes,seguro.
Y no: aragonesa pues.
Por supuesto que no son matemáticas, a lo que me refiero es a que es comunmente aceptado que ha habido cuatro grandes, Don Alfredo, Pelé, Cruyf y Diego Armando. De esos cuatro sólo he visto al más joven, y Zidane está a años luz de aquello, igual que Xavi (por decir uno) está lejísimos de ZZ. Pero entre ZZ y Marco Van Basten me quedo con el holandés, por poenr un ejemplo.
Respecto a justicias e injunticias, no me gustan esos términos, salvo error arbitral los resultados son siempre justos, te lo dice un madridista que ha visto como eliminan a su equipo otros con un cerrojazo escandaloso, vease Arsenal. Hay que ser capaz de entrar o no mereces ganar, como hizo el barça, el puto barça.
Pues yo,por ponerte un ejemplo,prefiero a ZZ que a Cruyf (y eso que de él sólo he visto lo que se supone que es bueno).A eso me refiero, que llegando a esos niveles ya es cuestión de gustos y las clasificaciones son difíciles (salvando,eso sí,a Maradona y Pelé)
Ya,no hablo de injusticia en ese sentido:claro que se lo merecen.Si tienen un mejor contrataque y mayor pegada,aunque hayan hecho un partido de mierda,pues han ganado,y si han ganado lo merecen.Hablo de otra justicia más abstracta,pero creo que todo el mundo entiende a qué me refiero.
Yo también soy del Madrid.
Por supuesto que es cuestión de gustos, he dicho esos cuatro porque hay alguna clasificación de la Fifa que les encumbra, ya te digo que sólo he visto a Maradona y es otra cosa, no sé Cruyf.
La gente mayor que ha visto a Di dice que era impresionante, el mejor en cada parte del campo, hasta defensa.
Te había entendido lo de la justicia, sólo que a mí personalmente no me gustan esos términos. Y en el caso de Italia no me gusta en particular que se diga porque no se trata de un equipo que renunciase a jugar sino uno que lo intentó y no pudo por el contrario.
Pero vamos, que el tema no da más de sí.
Que no da más de sí,dice.Como no me conoces no sabes lo que pueden estirarse las conversaciones de "pues sí" "Pues no" "Pues sí más veces de lo que tú digas".Y así hasta extremos inhumanos.Es lo que tiene el orgullo mal entendido (y yo soy su mayor fans)
Como si te conociese porque en ese aspecto soy parecido, como demuestro escrbiendo esto. Lo que no daba más de sí, en mi opinión, es lo de la justicia, sobre ZZ (le falta una para fabricar botas) he encontrado un artículo extenso e interesante con el que estoy de acuerdo en un alto porcentaje:
http://www.futbolitis.blogspot.com/
Me ha gustado encontrar alguien que coincida en mis críticas y alabanzas a Zidane, especialmente he visto que no soy el único que ha percibido que la Juve nos lo vendió sin problemas, "con un lazo" como le decía hace unas fechas a Isaac. No era determinante ni en la Juve ni en el Madrí. También habla de los "grandes" entre los que no incluye a Cruyf.
Un poco largo pero muy descriptivo de las luces y las sombres del mejor futbolista de la era mediática globalizada.
He llegado de mi periplo. Ahora lo leeré para ver si habla de "Mágico" González. Me había dicho una lectora del blog que os estábais peleando. Veo que exageraba, de lo cual me alegro, jeje.
Ya lo he visto. Está muy bien. Yo tampoco estoy convencido de la necesidad de buscar un quinto "grande" a toda prisa. Ya llegará.
¿Pelearnos?Lo siento si he dado esa impresión,pero que conste que yo me lo estaba tomando a broma. Tendré que mejorar mi transmisibilidad emocional.
Y para que conste mi buena fe,digo aquí,públicamente,que me han decepcionado los intentos de justificarse de Zidane en lugar de limitarse a pedir excusas.Si sabeis francés, además de conocer así la lengua más bonita del universo después del ruso(y el español,claro),podréis ver aquí la entrevista,que se entiende bastante bien:
http://youtube.com/results?search=canal+plus+francia+zidane&search_type=search_videos
Para mí lo peor lo de que no se arrepiente del cabezazo porque eso significaría que Materazzi tenía razón en sus insultos ¿¿?? Sí,sí...muy lógico.
Y la página ésa:algunas cosas están bien,en otras no estoy en absoluto de acuerdo.Ya se sabe que en la viña del señó...
Cerrando el tema, Kike, el lazo con el que la Juventus entregó a Zidane al Real Madrid valía 13.000 millones, cifra insuperada e insuperable, por ahora.
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