La Casa Azul 905 44 71 09
Es el teléfono al que hay que llamar. La otra alternativa es enviar CANCION 09 al número 5152.
Este sábado es la final del concurso organizado por RTVE, con la novedosa colaboración de Youtube, para elegir al representante español en Eurovisión.
El hecho de que haya existido capacidad de elegir ha facilitado la proliferación de debates y, por consiguiente, de polémica, como cuando Rosa de España ganó OT y Bisbal se vio relegado a palmero en el festival, pero más, mucho más.
La única controversia que a mí me interesa es la que afecta a La Casa Azul, a la posibilidad de que ganar el concurso pueda resultar a la postre un caramelo envenenado para la trayectoria de Guille Milkyway. Creo que el más indicado para responder a ese interrogante es él mismo, y así lo ha hecho, de una manera indirecta, eso sí, a través del comunicado que ofreció en la web de su discográfica.
En él se deja entrever que su candidatura a Eurovisión parte de un objetivo lúdico. Creo que igualmente queda claro que Guille no pretende cambiar nada, sino simplemente divertirse e ilusionarse al tratar de formar parte de la historia de un evento que a él, según asegura, le ha aportado muchísimo.
Eurovisión, probablemente, no va a cambiar. Los gustos de la mayoría de la gente, tampoco. ¿Qué busca Guille? Pues seguramente no piense más que en pasarlo bien y tratar de difundir un poco más su música. ¿Qué queremos conseguir los que lo apoyamos, los que hemos tratado de dar a conocer a los que nos rodean que este año es diferente, que Eurovisión puede, sencillamente, volver a ser un evento entretenido y digno? Pues lo mismo que Guille, que al menos una parte del público que ni siquiera es consciente de que existen alternativas a Los 40 Principales -porque ese público existe, señores, y negar su existencia es tan pedante como pretender "educarlo"- tenga la oportunidad de percatarse de que La Casa Azul sólo es la punta de un enorme iceberg que, hoy por hoy, tiene su último centímetro en este, para mí, sorprendente hallazgo.
Además, recordemos que Guille Milkyway ya llegó una vez al público masivo. Cierto es que no sirvió de mucho, pero sí demostró que, con una difusión adecuada, la escena alternativa -entendiéndose este término como de consumo minoritario- puede ser disfrutada por más gente.
Habrá quien pierda el respeto a La Casa Azul si osa frecuentar la lista de Promusicae, pero ¿ese tipo de pensamientos merecen algún respeto? Es cierto que el público "indie" prefiere muchas veces que nadie conozca a sus grupos, ni sus cómics, ni sus películas, para así poder hacer gala de un falso conocimiento, porque el conocimiento sólo es verdadero en igualdad de condiciones y, si bien es cierto que para acercarse a determinadas manifestaciones artísticas es necesario realizar un gran esfuerzo -la tecnología facilita el acceso a los grupos, pero a la vez estos se multiplican como setas-, también lo es que, como digo más arriba existe mucha gente que no tiene idea alguna de la existencia de nada más allá de las listas de PRISA. O, lo que es lo mismo, no sabe que tiene la posibilidad de llevar a cabo ese esfuerzo.
Y no debería extrañar. ¿Acaso no sabemos que muchísimos niños piensan que la leche viene de los Tetra Bricks?
Es muy posible que, sea cual fuere el resultado de la gala del sábado y de la posterior fiesta eurovisiva, nada cambie. No es que sea posible, es que es seguro que nada va a cambiar. Y no sólo porque el público masivo se encuentre más seguro y cómodo dentro de coordenadas que ya maneja, sino porque las élites no permitirán que nadie les arrebate su, por llamarlo de algún modo, "excepción cultural".
Claro que, en realidad, todo esto es teoría. Teoría fundamentada en la (triste) práctica pero teoría al fin y al cabo. Y la posibilidad de que los pronósticos no se cumplan es la argamasa sobre la que, desde Guille hasta este que suscribe, mantenemos nuestras ilusiones, por ingenuas o irreales que sean.
Mientras, lo que es seguro es que, como mínimo, nada nos impedirá disfrutar de la fiesta.
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