24 noviembre 2006

Mas de TV

Me gustaría volver al tema de La imagen de tu vida para formalizar una apuesta. Del conjunto de imágenes presentado en la noche de ayer, me juego el blog a que El asesinato de Francisco Tomás y Valiente resultará vencedor por abrumadora mayoría.

Yo... soy pesado porque el mundo me hizo así... pero audiovisualmente tienen muchísimo más valor Jazz entre amigos, La cometa blanca, Gloria Fuertes o el Tour de Perico.

Dicho lo cual, me gustaría añadir que este programilla está consiguiendo que los jueves me acueste de mal humor. La televisión actual es una mierda. Y mucho me temo que es la televisión que nos merecemos.

Sobre esto, existen dos corrientes de opinión:
  • Si los programadores apostaran por otros contenidos, el público los consumiría porque, en el fondo, acepta cualquier cosa que le echen.
  • Ha sido el público el que, paulatinamente, ha ido empujando a las televisiones hacia el modelo telebasurero que impera actualmente.

No faltan motivos para pensar como los primeros. No hay que olvidar que la televisión nació y creció en España en la segunda mitad del siglo XX, tal y como llevan todo el año recordándonos. Al menos entre 1956 y 1970, la sociedad española era aún semirural y la alfabetización plena no se logró hasta los últimos setenta y primeros ochenta. Esto es, si un público con menor preparación intelectual era capaz de ver puntualmente La Clave, ¿no lo haríamos en la actualidad los miembros de esta sociedad que, como tanto repitió Felipe González en sus últimos años, es "la más preparada intelectualmente de la historia de España?

Aunque, como siempre, creo que la respuesta está en una combinación ponderada de ambas teorías, yo me inclino más por la segunda. Un buen día, los programadores decidieron lanzar un globo sonda que funcionó, como previamente había funcionado en otros países de nuestro entorno desarrollado, occidental y tal. El público respondió. Todo el público. A veces arrastrado por terceras personas, por compañeros de piso, novias, padres... pero todos hemos visto telebasura. Muchos lo niegan cínicamente: "No lo veo nunca, pero es que estaba zapeando y... ¿lo viste, lo viste?".

Personajes de todo punto despreciables, como Xabier Sardá (yo proclamé mi asco hacia él y su jauría muchísimo antes que Sabina, pero entonces no existía la blogosfera) o Mercedes Milá, se gustan con argumentos que colocan al público como escudo humano, en nombre de la democracia (!!!!), de la libertad y de otros sagrados valores que, de tanto nombrarlos quedan banalizados. También, por supuesto, hablan de clasismo. Claro... porque si uno opina que lo tratan como a un imbécil es clasista... Si uno añora Jazz entre amigos, es clasista. Si a uno no le gusta ver cómo una ex legionaria loca chilla en Gran Hermano mientras otro tipejo se pasea en chanclas y calzoncillos rascándose el culo, es que es un clasista.

Ante tales argumentos, uno alucina, claro.

Y yo diría que, en las plataformas digitales, tampoco hay mucho mejor panoráma. Sólamente una selección temática de:

A- Documentales

B- Deportes

C- Películas

D - Noticias

Yo hablo de otra cosa. Hablo de programas. Hablo de apuestas. De Chicho, de Mercero, de El precio justo, que estaba de puta madre...

Los programadores se han vuelto a equivocar. No deberían haber ideado La imagen de tu vida. A muchos nos han hecho (re) recordar que nos tratan como subnormales. Que nos han convertido en subnormales.

Isaac Lobatón

1 Comments:

Blogger Carla de La lá said...

A mi lo que más me gusta es salsa-de-tomate y las peliculas de localia que a veces son de Igmar Bergman (los viernes a las 3 de la mañana) y otras son eróticas de serie B.

07 diciembre, 2006 01:35  

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