06 junio 2008

Primavera Sound (y II)

...y lo más curioso de todo es, recordemos, que Tarántula son de Barcelona. Por ahí he visto que no han gustado a todo el mundo. A veces pienso que determinados grupos no son igual de valorados lejos de sus localidades de origen. Astrud no se miden igual en Barcelona -donde casi todos los consideran genios-, que en Madrid -donde una parte considerable del público piensa que son insoportables. Ocurre a la inversa con Ellos. De momento, el único que parece librarse de esta tendencia, aparte del Dúo Dinámico y Manolo Escobar, es Guille Milkyway. Espero que se trate más de un problema de localismos, que sería normal, que de nacionalismos, porque esto último pondría de relieve que vivimos en un país demasiado demente.

Aclaro que el problema que le ha surgido a Lourdes Hernández con el brillo de sus ojos responde a una cuestión de escala de credibilidad. La gente no se cree la perfección. Suspicacia, envidia y, también, mal entendido relativismo. Cerremos capítulo.

Tras la actuación de Russian Red, mi segundo día en el Primavera Sound se vio condicionado por la incomodidad que ocasiona la asistencia a las actuaciones del Auditori. Tuve que renunciar a ver a It's not not (sí, no soy tan cerradamente poppie) y, sin saberlo, a The Felice Brothers, para así poder entrar a ver a Nick Lowe, pero la cola empezó a moverse con más de media hora de retraso.

El sacrificio, no obstante, mereció la pena. El autor de Labour of lust ofreció una lección de canción pop-rock de marchamo americanizante. Un concierto absolutamente sedoso, pero no empalagoso, ofrecido desde una altura mareante, desde el confortable sillón del que se sabe perfectamente capacitado para composición e interpretación y, al mismo tiempo, tiene la extraña fortuna de llenar el escenario con una presencia arrolladora, firme, pero alejada de toda pretenciosidad. ¡Ah! Nick Lowe, con su pelo blanco, su metro noventa, su esbelta figura y sus intimidatorios ojos azules. Quién envejeciera así... Por si acaso pasa por aquí algún fan de Los Secretos, le diré que este es el tipo de música que el grupo madrileño siempre quiso hacer. Que lo lograra o no, es una opinión que me reservo para otro día.

Como decía en la crónica del diario, a mí la actuación de Lowe mediatizó mi percepción del resto del festival. Días más tarde, comprendí que mi cabeza, muy sensible a la subyugación ante un arquetipo, había digerido el resto de las actuaciones en función de su aproximación al canon. Sólo pude ver un par de temas de los Sonics, entre ellos el archiclásico Money (That's What I Want) -una versión más potente que la más conocida de los Fab Four- pero éstos me agradaron y me hicieron llegar a la definitiva conclusión de que el Primavera había merecido la pena un año más, mientras que los excesos de Devo me parecieron fuera de lugar. No me apetecía escuchar su desencajada versión del Satisfaction. En esos momentos, quería el Satisfaction de verdad. No estaba para bromas. Nick Lowe me hizo ponerme serio. Creo que en lo más profundo de mi cabeza trataba de esconderme a mí mismo una idea inconfesable: quizá la madurez de Devo no me parezca madura. No, desde luego, después de ver a Nick Lowe ni el pequeño pedacito de Sonics, pero no hay por qué comparar.

Esta idea queda corroborada por el hecho de que, tanto con Cat Power, con su oscura seducción, sus contorsiones y sus inopinados apropiamientos de tanto clásico, como con The Go! Team, con su irresistible propuesta lúdico-festiva, como, incluso, con The Rumble Strips, de los que esperaba poquísimo y, sin embargo, me parecieron superfrescos y bailongos, me lo pasé bien y recuperé el pulso al festival. Insisto en que no esperaba nada de The Rumble Strips. De hecho, me sigue pareciendo un grupo de medio pelo, pero en directo dan juerga tirando del baúl de Dexys y Talking Heads. Hasta el cantante se parece a Kapranos...

Retomando el tema de Nick Lowe, abordo dos conciertos del domingo, el que para mí fue el más completo del festival, de Okkervil River, y el de Les Savy Fav. Okkervil River, una banda de toda la vida, enorme pero de toda la vida, demostraron que están en condiciones de convertirse en el mejor grupo de rock del mundo. Bueno, no... no lo están. Sus canciones no se lo permitirían. Sus textos son demasiado buenos y sus melodías en caracol y sin estribillo claro no le alcanzarían jamás para tan arbitrario título. Ahí están de todos modos, con un directo absolutamente arrollador donde, a fuerza de carisma, talento y energía obtuvieron la complicidad de un público, el del Primavera, que, generalmente, tiende a mostrarse bastante inane.

Horas más tarde, Les Savy Fav, se encargaban de mandar a paseo el canon de Nick Lowe en el escenario ATP. Tim Harrington, quien apareció al principio disfrazado de palmera, fue quitándose hojas primero y ropa después hasta quedar embutido en una lycra de fantasía con la que inventó y recorrío una nueva modalidad deportiva, los 1.500 metros/público (hablando de público... Gracias a este diario por patrocinar este evento. Gracias por proporcionarme un ejemplar gratuito de la portada que mayor alegría me ha producido en años... la de un ultraderechista manipulador solo como la una en el banquillo de los acusados. Gracias) . Teniendo en cuenta que el público del ATP había asistido a un (dicen) sobrecogedor concierto de Shellac, lo de Les Savy Fav tuvo bastante mérito. Sentados en la grada, lo vimos venir hacia nosotros, como cuando en el campo de fútbol ves que el balón va hacia tu asiento y piensas que te va a dar y, en lugar de quitarte, te quedas y te llevas el balonazo... Pues eso: Ese enorme cuerpo se detuvo justo delante mía, a tiempo de que me levantara hacia mi lado derecho. G, con cara de alucine y medio temblando, tocó su sudada cadera. Me hizo gracia verle este punto de fan. El pelirrojo siguió corriendo y nos dejó. Desde lejos, lo vimos controlar al público como si fuera un jefe de los boys scouts, y corretear sin parar mientras su fino hardcore parecía proclamar la muerte de la clase, la muerte de Nick Lowe.

Como comprenderán, no era momento para Animal Collective, mal programados a las 2:15 de la mañana (nadie es perfecto, aunque se acerque). Decidimos mudarnos hacia Apparat Band para dar por finalizado el festival. Éste comenzó con bastante retraso, y yo ya hacía tiempo que había decidido que después de Les Savy Fav no quería nada más. Escuché un par de temas y me despedí de A, G, G3, J y G4. Estaba colmado. En realidad, llevaba todo el domingo colmado. La culpa la tuvieron Okkervil River. Cubrieron tanto mis necesidades que, cuando terminó el concierto que me hizo comprar el abono, el de Young Marble Giants, me dio la sensación de que me lo había perdido, de que había estado ausente. Vale, la música del trío puede llevar a la ausencia, pero no tanta. Me molestó un poco.

Luego deambulé con dudas, sin saber si escuchar de nuevo a un Rufus Wainwright al que he visto ya demasiadas veces -pero que no pude abandonar, ahí, solo, con su piano, su guitarra, sus chistes de militancia gay...-, si quedarme en Mission of Burma, como tenía pensado, o ir a Lagartija Nick con Morente, como finalmente hice en una decisión que no tomé convencido y que masqué todo el concierto, con lo cual, no lo disfruté, con lo cual, arrastré dudas entre ver a Dinosaur Jr. o a Shellac, con lo cual tampoco vi bien ni a los unos ni a los otros. Me marché de Shellac, a los que sólo accedí desde las ultimísimas filas, enfadadísimo, pensando que había perdido medio sábado.

¡Y no se me ocurre otra cosa que irme al escenario RDL a soportar a Stuart Staples con sus Tindersticks! Creí que me moría... Yo prefiero a Raphael. Aunque, claro... a esas alturas no sé si fui lo suficientemente ajustado con el pobre Señor Grapas... De todos modos, la llamada salvadora que me llevó a sentarme y disfrutar de Les Savy Fav nunca la agradeceré bastante.

En cuanto a la foto con uno de los componentes de Objetivo Birmania, no la tengo aquí. La subo en los próximos días.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Temblando tampoco estaba... Más bien muerto de risa y bastante sorprendido. Momento culminante del Primavera, ese "para mi que éste viene para aquí". A nadie pareció hacerle tanta gracia como a mi...

07 junio, 2008 03:03  
Blogger Isaac said...

Yo estaba sobrepasado. Me cogió tan de sorpresa que me reí luego.
También, cuando digo temblando quiero decir... pues eso, alucinado.

07 junio, 2008 11:22  
Blogger Eme (Nada que ver con eme dj)) said...

Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas pero se equivocaron.
:))))

15 junio, 2008 15:21  

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