09 junio 2010

El tiempo sigue sin ganar. Carlos Berlanga.

"Toni Ficado había pasado tres semanas y dos días de Beca Rasmus, período de estudios que distribuyó sabiamente entre Berlín, Dublín, Pekín y Alhaurín. Tras esta enriquecedora experiencia, se cortó el pelo a lo James Murphy, adquirió los cuadernillos JEJEJE para aprender a pinchar en cuatro sesiones, cinco camisetas a rayas finas horizontales y rompió con su novia de toda la vida, Remedios Santo. En seis meses, consiguió ser nombrado el peor joven Dj Nacional, algo que, sin embargo no le colmó tanto como el momento en el que se le acercó Marina Petente y, con los ojos abiertos y la voz rendida, le espetó: "...es que pinchas... ¡Tan mal...!". Lo había conseguido. Y sin mucho esfuerzo. Pero los problemas no habían hecho más que empezar...".

No, claro que no es uno de esos relatos de Carlos Berlanga, sino una pobre emulación adaptada a nuestros días y nuestras problemáticas. Hace bastantes semanas ya, visité la exposición "Viaje alrededor de Carlos Berlanga", clausurada desde el 7 de marzo, así que no hagan el intento. Y, concretamente desde el día del último derby, he dispuesto de un catálogo al que, por diversos motivos, no he podido hincar el diente hasta hace relativamente poco, en una perezosa, u Olga Zana, pero divertidísima tarde domingo.

El libro ha adquirido marchamo de publicación de culto, pues cuando visité la muestra se había agotado, tanto en la sala como en algunas de las librerías a las que me dijeron que llamara, pero los textos se encuentran, por ahora, disponibles en la web en PDF. De éstos, son destacables los firmados por Nacho Canut y Antonio Alvarado, pero, muy por encima de todos, el de Rafa Cervera. Hace poco tiempo, alguien visitó este blog para leer lo que escribí sobre este privilegiado ser hace tres años y me animó a que aportase algo nuevo sobre él, pero una vez disfrutadas las líneas de Rafa Cervera, me parece que yo no tengo nada que añadir. Pocas veces se da esa mágica combinación de visceralidad y rigor en un periodista musical. Muy pocas. Y, cuando eso sucede, pues uno lo único que puede y debe hacer es apartarse a un lado, mirar y aplaudir.

A lo largo del catálogo, también se lamenta el fallecimiento prematuro de Blanca Sánchez. En especial, cuando Pablo Sycet se justifica por haberle dado continuidad al proyecto que había quedado en suspenso tras la pérdida de su amiga. Digo esto porque también hay que ensalzar la labor de Pablo Sycet al frente de la comisaría de una exposición que logra poner en valor las facetas no musicales de Carlos Berlanga, pero sin olvidar aquella y, lo que tiene más mérito, consolidando la idea de que el artista madrileño anduvo siempre abonado a una afortunada visión esférica del Arte, en la que se confundían narrativa, pintura, música y diseño. El culmen del Arte Pop, claro.