01 febrero 2010

Josele y las tiendas de discos

Ya han subido la crónica del concierto de Josele a la web de la UCA.

Cambiando de tema, el otro día un amigo me envió una noticia de El Mundano sobre la muerte de Emilio Cañil, fundador de Discoplay. En el texto se denunciaba la ausencia de atención en los medios a la desaparición de un personaje fundamental para la difusión de la música en nuestro país.

Hace mucho tiempo, bastante antes de que abriera Mala Música y de que oyésemos la palabra indie, en Cádiz no había dónde comprar discos. Existían dos tiendas cuya desaparición nunca podré lamentar, Musical JM y Discos El Melli que, a poco que las vieron venir tiesas, se dedicaron a contribuir a esa vorágine donde la baja calidad de los artistas se convirtió en un factor decisivo para que el grueso del público le perdiera el respeto a la música.

Si yo quería comprar discos, cogía el BID (Boletín Informativo Discoplay). El BID me permitía soñar, porque con diez u once años lo quieres todo. Hasta una camiseta de Eskorbuto me hubiera comprado si hubiera tenido pasta. El BID no sólo era un catálogo, sino, como dice hoy Manrique, un prescriptor -como la fnac, ¿lo pillan?-, así que, a veces, te la podía colar doblada. De repente, sacaban un especial de, yo qué sé, de Bowie, o de los Beach Boys, y veías la cantidad de discos que tenían detrás, cosa que nadie te había podido explicar. Y los querías escuchar todos. Y la única manera de escucharlos era comprarlos, que no había otra, coño. Y no podías comprarlos todos, claro... pero al menos eras consciente del mundo que te quedaba por escuchar.

Preadolescente total, llegué a creer que me podrían gustar grupos del movimiento del RRV por culpa de cómo me los presentaba el BID. Cuando en NY me compré el año pasado la reedición que Münster hizo de La Banda Trapera del Río -verlo allí me trasladó a esa etapa de mi niñez-, lo hice en realidad como un íntimo homenaje a todos esos discos que, a Dios gracias, no pude adquirir.

Sin tener muy en cuenta su voluntad, suscribí a un par de amigos del colegio al boletín. Necesitaba compartir esos estímulos mensuales con alguien, pero la verdad es que fue en vano. Y daba igual, porque, como siempre, yo era feliz en mi mundo. Fernando Navarro detalla en su blog su experiencia en la tienda de La Vaguada. La recuerdo, como a la de la Gran Vía, en la fotos de la revistilla. Soñaba con ir allá, sobrepasado por la excitación y la envidia, muriéndome por visitar esos centros comerciales de la capital, ponerme hasta arriba de discos y comprarme unos Levi's 501 y un jeresey Privata. ¡Qué pena...! Igualito que megaupload. La misma emoción me produce...

4 Comments:

Anonymous Groucho said...

El BID era como un pasaje a los sueños... Esperar el paquete... Qué tiempos.
Y cómo me alegro de que vuelvas a escribir con regualridad!

01 febrero, 2010 23:03  
Blogger Isaac said...

Pues alégrate más, que mañana anuncio una novedad.

01 febrero, 2010 23:19  
Anonymous Groucho said...

A ver, aver...

02 febrero, 2010 08:39  
Blogger Isaac said...

Mañana mejor... dejemos reposar a Josele y a Discoplay...

02 febrero, 2010 08:44  

Publicar un comentario

<< Home