El antivirus
Tengo un problema en el ordenador. Se me abren ventanas de todo tipo que me llevan a sitios que yo no he solicitado. Se reinicia solo. A veces, hasta se apaga. Los archivos que llevaban conmigo desde la época del Windows 3.1 ya no se pueden leer. No importa. Recurro a mi Norton. Una pasada rápida y todo vuelve a la normalidad. El programa chequea todo el disco duro y deja en ridículo los rudimentos de todos los piratas informáticos que, con técnicas del tres al cuarto, han tratado de quebrantar mi normalidad informática. Desaparecen los virus, los programas espía y toda la basura que ha entrado desde uno no sabe qué teclado malintencionado y con qué fin. Sobre todo me hago una y otra vez esta pregunta: ¿para qué?
Si la vista oral de un juicio traspasara definitivamente la débil frontera que la separa del espectáculo habría un narrador para explicar a los televidentes lo que está pasando. Si ese periodista fuera Andrés Montes, seguramente habría llamado al juez Gómez Bermúdez "Norton Bermúdez". O "McAfee Bermúdez".
Desde que comenzaron las sesiones del juicio del 11-M hasta hoy, cuando por fin nos encontramos ante esa privilegiada situación de aguardar la sentencia que inculpe o exculpe a las personas que han pasado cincuenta y siete días encerradas en esa pecera de vidrio, el presidente del tribunal, el magistrado Javier Gómez Bermúdez, se ha erigido en el protagonista indiscutible -y probablemente involuntario- del proceso.
Con una prevención manifiesta, dada la politización del caso, Bermúdez se ha guardado muy bien de dar cualquier tipo de excusa a los defensores de la teoría de la conspiración, accediendo a todas las solicitudes de éstos, por muy descabelladas que resultasen desde el punto de vista procesal. Del mismo modo, ha interrumpido discursos, ha acortado intervenciones y apagado micrófonos, siempre sustentándose en argumentaciones aplastantes de difícil discusión.
No era fácil. No ha sido este un juicio al uso; uno de tantos con acusación y defensa ejercitándose en duelo en el sentido clásico, tal como los vemos en las películas americanas. No podía ser menos. Esto es España. Aquí se ha puesto en cuestión la legitimidad de prácticamente todo el sistema democrático; desde el más humilde funcionario de policía hasta el (actual) presidente del gobierno.
El enfrentamiento presentaba, por tanto, un aspecto de trapecio irregular cuyos vértices y aristas han venido atravesando e hiriendo la lógica procesal desde el primer día hasta el último.
Gran lastre para nuestro país el que la derecha moderna, esa que triunfa en Francia y Alemania -o la misma que permitió en los tiempos de UCD el tránsito hacia un estado democrático- no dé el paso de desmarcarse de los herederos del nacionalcatolicismo, responsables de la ruptura histórica con el cordón umbilical de la tradición liberal, encarnada en figuras como Cánovas o Maura. A pesar de vivir dos legislaturas en el poder, continúan con esa crisis de identidad que los lleva a protagonizar actos impensables en otro país, conductas dominadas por la falta de sentido de estado, el egoísmo político y la nula conciencia ciudadana.
Desde el "somos los pedigüeños de Europa", cuando Felipe González negociaba en 1993 la entrada de fondos económicos para España desde la UE, hasta sentencias como "los que han perpetrado el 11 - M no están en lejanas montañas ni desiertos remotos" han transcurrido muchos años, pero se diría que el Botox le está rejuveneciendo al ex presidente algo más que el contorno de los ojos. Oscuro y neo nacionalcatólicista -lo peor de nosotros- para las cosas de casa; neocon -lo peor de ellos- para cuando le conviene quedar bien con personajes tan poco atractivos como Briatore, Bush o Berlusconi.
Repulsiva actitud la de un personaje que, después de tantos años, lo único que de verdad ha conseguido es no resultar ridículo. Ahora, en el mejor de los casos, provoca vergüenza ajena. En el peor, miedo. Y en todos, representa la facción más indeseable del partido que honorífica y también, por desgracia, intelectualemente, preside.
Aznar es sólo un ejemplo que sirve para ilustrar y explicar el hecho de que la España negra haya tenido tanta presencia durante la vista oral del 11 - M. Sólo gente de esta calaña es capaz de explicar y justificar actitudes como las de Agustín Díaz de Mera, conductas como el permanente cuestionamiento del funcionamiento de la policía, el inusitado desprecio hacia las víctimas que no se alinearon bajo el cada vez más ominoso paraguas de la AVT, el montaje de tramas inverosímiles que han quedado desacreditadas día tras día por el testimonio de unos especialistas que solían ser los primeros estupefactos, los erráticos interrogatorios de las acusaciones, más dirigidos a exculpar a los acusados que a su definitivo encarcelamiento... todo un escaparate de burros muertos sobre pianos de cola, de podredumbre neuronal, de, por qué no decirlo, maldad.
Hierático e impasible, el juez Bermúdez ha dejado hacer hasta donde ha podido. Hasta donde el sentido común y la lógica procesal le han permitido. En ese punto amenazaba: "Letrado, si sigue por ese camino, le advierto que le cortaré el micrófono inmediatamente. Ruego retome el discurso". Su actitud ha permitido que los delirantes argumentos de los teóricos de la conspiración queden expuestos a las merecidas burlas de la ciudadanía, pero también, de cara a Europa y a los países de nuestro entorno, se ha vuelto a poner de manifiesto nuestro lado más bufonesco, por mor de ese tipo de situaciones que sólo se pueden dar aquí y que siempre protagonizan los mismos para perplejidad de sus colegas europeos.
Duro e implacable, Bermúdez interrumpió a la vituperada fiscal, Olga Sánchez, cuando ésta, en sus conclusiones, lamentaba el juicio paralelo y la presión mediática y política sufrida desde hace más de tres años. Desde algunos foros se criticó el exceso de firmeza del magistrado, pero lo cierto es que hizo lo correcto, zanjando el asunto con la invitación a la fiscal Sánchez a iniciar las acciones legales que considerase oportunas.
Claro... a mí me habría encantado que Bermúdez mandase al carajo a Abascal y a todos los de su especie y género, pero entonces no sería Bermúdez. Norton Bermúdez. Él es más listo. Los ha dejado hacer. Ellos mismos se han puesto en evidencia. El tribunal en pleno eliminará ahora, tras un chequeo en profundidad del disco duro, los argumentos inconsistentes, surreales o malignos. No creo que la fuerza de estos sea como para dejarlos sólo en cuarentena.
De cualquier modo, hay que esperar que el tiempo los pondrá en su sitio y la historia los juzgará, aunque para cuando ello ocurra, no está nada claro que el futuro nos libre de algún orate o iluminado que los siga defendiendo.
Iosu Pongo, firma invitada
Si la vista oral de un juicio traspasara definitivamente la débil frontera que la separa del espectáculo habría un narrador para explicar a los televidentes lo que está pasando. Si ese periodista fuera Andrés Montes, seguramente habría llamado al juez Gómez Bermúdez "Norton Bermúdez". O "McAfee Bermúdez".
Desde que comenzaron las sesiones del juicio del 11-M hasta hoy, cuando por fin nos encontramos ante esa privilegiada situación de aguardar la sentencia que inculpe o exculpe a las personas que han pasado cincuenta y siete días encerradas en esa pecera de vidrio, el presidente del tribunal, el magistrado Javier Gómez Bermúdez, se ha erigido en el protagonista indiscutible -y probablemente involuntario- del proceso.
Con una prevención manifiesta, dada la politización del caso, Bermúdez se ha guardado muy bien de dar cualquier tipo de excusa a los defensores de la teoría de la conspiración, accediendo a todas las solicitudes de éstos, por muy descabelladas que resultasen desde el punto de vista procesal. Del mismo modo, ha interrumpido discursos, ha acortado intervenciones y apagado micrófonos, siempre sustentándose en argumentaciones aplastantes de difícil discusión.
No era fácil. No ha sido este un juicio al uso; uno de tantos con acusación y defensa ejercitándose en duelo en el sentido clásico, tal como los vemos en las películas americanas. No podía ser menos. Esto es España. Aquí se ha puesto en cuestión la legitimidad de prácticamente todo el sistema democrático; desde el más humilde funcionario de policía hasta el (actual) presidente del gobierno.
El enfrentamiento presentaba, por tanto, un aspecto de trapecio irregular cuyos vértices y aristas han venido atravesando e hiriendo la lógica procesal desde el primer día hasta el último.
Gran lastre para nuestro país el que la derecha moderna, esa que triunfa en Francia y Alemania -o la misma que permitió en los tiempos de UCD el tránsito hacia un estado democrático- no dé el paso de desmarcarse de los herederos del nacionalcatolicismo, responsables de la ruptura histórica con el cordón umbilical de la tradición liberal, encarnada en figuras como Cánovas o Maura. A pesar de vivir dos legislaturas en el poder, continúan con esa crisis de identidad que los lleva a protagonizar actos impensables en otro país, conductas dominadas por la falta de sentido de estado, el egoísmo político y la nula conciencia ciudadana.
Desde el "somos los pedigüeños de Europa", cuando Felipe González negociaba en 1993 la entrada de fondos económicos para España desde la UE, hasta sentencias como "los que han perpetrado el 11 - M no están en lejanas montañas ni desiertos remotos" han transcurrido muchos años, pero se diría que el Botox le está rejuveneciendo al ex presidente algo más que el contorno de los ojos. Oscuro y neo nacionalcatólicista -lo peor de nosotros- para las cosas de casa; neocon -lo peor de ellos- para cuando le conviene quedar bien con personajes tan poco atractivos como Briatore, Bush o Berlusconi.
Repulsiva actitud la de un personaje que, después de tantos años, lo único que de verdad ha conseguido es no resultar ridículo. Ahora, en el mejor de los casos, provoca vergüenza ajena. En el peor, miedo. Y en todos, representa la facción más indeseable del partido que honorífica y también, por desgracia, intelectualemente, preside.
Aznar es sólo un ejemplo que sirve para ilustrar y explicar el hecho de que la España negra haya tenido tanta presencia durante la vista oral del 11 - M. Sólo gente de esta calaña es capaz de explicar y justificar actitudes como las de Agustín Díaz de Mera, conductas como el permanente cuestionamiento del funcionamiento de la policía, el inusitado desprecio hacia las víctimas que no se alinearon bajo el cada vez más ominoso paraguas de la AVT, el montaje de tramas inverosímiles que han quedado desacreditadas día tras día por el testimonio de unos especialistas que solían ser los primeros estupefactos, los erráticos interrogatorios de las acusaciones, más dirigidos a exculpar a los acusados que a su definitivo encarcelamiento... todo un escaparate de burros muertos sobre pianos de cola, de podredumbre neuronal, de, por qué no decirlo, maldad.
Hierático e impasible, el juez Bermúdez ha dejado hacer hasta donde ha podido. Hasta donde el sentido común y la lógica procesal le han permitido. En ese punto amenazaba: "Letrado, si sigue por ese camino, le advierto que le cortaré el micrófono inmediatamente. Ruego retome el discurso". Su actitud ha permitido que los delirantes argumentos de los teóricos de la conspiración queden expuestos a las merecidas burlas de la ciudadanía, pero también, de cara a Europa y a los países de nuestro entorno, se ha vuelto a poner de manifiesto nuestro lado más bufonesco, por mor de ese tipo de situaciones que sólo se pueden dar aquí y que siempre protagonizan los mismos para perplejidad de sus colegas europeos.
Duro e implacable, Bermúdez interrumpió a la vituperada fiscal, Olga Sánchez, cuando ésta, en sus conclusiones, lamentaba el juicio paralelo y la presión mediática y política sufrida desde hace más de tres años. Desde algunos foros se criticó el exceso de firmeza del magistrado, pero lo cierto es que hizo lo correcto, zanjando el asunto con la invitación a la fiscal Sánchez a iniciar las acciones legales que considerase oportunas.
Claro... a mí me habría encantado que Bermúdez mandase al carajo a Abascal y a todos los de su especie y género, pero entonces no sería Bermúdez. Norton Bermúdez. Él es más listo. Los ha dejado hacer. Ellos mismos se han puesto en evidencia. El tribunal en pleno eliminará ahora, tras un chequeo en profundidad del disco duro, los argumentos inconsistentes, surreales o malignos. No creo que la fuerza de estos sea como para dejarlos sólo en cuarentena.
De cualquier modo, hay que esperar que el tiempo los pondrá en su sitio y la historia los juzgará, aunque para cuando ello ocurra, no está nada claro que el futuro nos libre de algún orate o iluminado que los siga defendiendo.
Iosu Pongo, firma invitada
16 Comments:
Seguro que la quilla esta se calza su bolsito de "El Caballo", su camiseta de Osito de Paddington y su pañuelito Burberrys cuando se quita la toga antes de pasarse por el Valle de los caídos para rezar por la reconversión de la política en España... debe ser una cafre de tomo y lomo!!! juicio paralelo a Aznar? demasiada firmeza en un juez? pero qué se cree? que un tribunal es una casita de muñecas donde van las nancys vs las barbies a tomar el te?
No, hombre. Olga Sánchez es "buena". De ahí la controversia porque el juez la cortara... pero hizo bien. Trató igual a los -a mi entender- buenos, que a los -a mi entender- malos.
Así que ella, cuando hablaba de juicio paralelo, se refería al realizado por Jiménez Losantos & cía.
ok, entendido queda, Jimenes Losantos??? vade retroooooooooo!!!!!!
aun así, las pintas de la tia me dan repelus...
La chica es fiscal. No querrás que vaya con una camiseta de rayas rojinegra... Yo la encuentro monísima.
Con todos los estudios que tenga y todo lo que ella quiera... pero tiene pinta de que lo mas parecido a algo esferico que haya visto en su vida es una onza de chocolate... y eso lo esta diciendo un eterno estudiante de actuariales...
No es una cuestión de estudios, sino de jerarquía. Va togada, entre otras cosas porque es lo que toca. Y como fiscal ha llevado a cabo una instrucción implacable del caso, a pesar de la caña que le han dado desde el primer día. Bajo estas premisas no sé si resultaría muy borde pedir un análisis menos superficial de la chiquilla.
Lo siento isaac tal vez haya tenido un comentario desafortunado... retiro la broma... pero que no me gusta nada como ha llevado el proceso
Si no pasa nada, pero ves? Que no te guste cómo haya llevado el caso me parece muy loable, aunque yo no esté de acuerdo.
Vamos, eso creo yo y todo el equipo de Tentari ;)
El error gravisimo que tuvo cuando se le paso el plazo para pedir la prorroga de prision preventiva de Harrak... por lo que fue expedientada... eso unido tambien a la imcompetencia de del Olmo y su sustituta... unos por otros y la casa sin barrer... vamos eso me parece de principiantes cuanto menos...
Ahí, ahí... esto si es debate güeno. Te doy la razón totalmente, pero vamos... lo de los plazos pasa en las mejores familias...
En definitiva y, ante todo, lo que no me parecen normales son las presiones (e insultos) que ha soportado por el tema "Ha sido ETA".
Por cierto, ¿qué es actuariales?
Ciencias actuariales y financieras es una carrera de segundo ciclo aqui te pongo una pagina donde mas o menos lo describe bien
http://es.careers.yahoo.com/
perfiles_sociales_actuar/index.html
NOS SEGUIMOS PREGUNTANDO LO MISMO: ¿QUE HABRAN HECHO 11 M PARA QUE LE HAGAN UN JUICIO TAN LARGO?
SALUDOS
"no está nada claro que el futuro nos libre de algún orate o iluminado que los siga defendiendo."
Isaac, yo creo que está clarísimo... Que no nos libraremos de ellos. O es que has escuchado a alguno de ellos rectificar o retractarse de algo? En esa actitud se condensa la forma de hacer de esta gente (cilla): "Yo no rectifico ni padiós. Por nada del mundo. Moriré sin rectificar ni disculparme". Algo que, por otro lado, es una de las cosas que más odio en la gente.
Por cierto, el que aparece en la foto con Zubi, eres tú?
Un abrazo!
GROUCHO
No, yo soy Zubi. El que aparece en la foto conmigo es Guardiola.
En otro país digamos normal a la plana mayor del PP y a su querido diario "El Mundo" se les habría hecho pagar tanto daño a la verdad, tanto daño a ese país que dicen amar.
En un país normal Pedro J y gentuza como Jimenez Losantos estarían apartados de todo contacto con un medio de comunicación.
Pero claro aquí nada importa e incluso resulta que pueden ganar las generales.
Es la derecha que merecen sus votantes.
uy, qué dolor de cabeza, ¿pasamos a otro tema?
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