Los Ronaldos: Los últimos normales
Quizá nunca debieron separarse. A lo mejor es que realmente nunca lo hicieron. ¿Cuándo se acaba la carrera de un grupo? ¿Qué es la disolución de un grupo? Vuelven Nacha Pop, vuelven Olé-Olé (!!!), vuelven Los Ronaldos, volvieron Hombres G, y un amplio sector de la población quiere que vuelva Mecano, qué necesidad...
El motivo platónico de separación de un grupo debería ser el hecho de que la química entre sus componentes se haya agotado, conduciéndoles la situación al desierto creativo y al estancamiento artístico. En el por qué de la desaparición de la química es donde radica la problemática. Analizado desde el exterior, el problema de los egos aparece destacadísimo. ¿Qué ha podido llevar a Los Piratas a separarse? Iván Ferreiro y Fon Román hacen el mismo tipo de música, el mismo tipo de letras, y cantan los dos de la misma forma; igual que cuando estaban en Los Piratas, por otra parte. ¿Tiene algún sentido?
¿Por qué se separan Mercromina y aparecen Travolta, que son casi iguales? Yo no veo demasiada diferencia por ningún sitio. La inerte y cansina voz de Joaquín Pascual -una de esas cosas que la crítica políticamente correcta no dirá nunca ni de coña- sigue siendo, al menos para mí, la mayor seña de identidad de ambos grupos, independientemente del alto nivel compositivo que muestran sus canciones. Por no hablar de la disolución de Chucho...
Algunos músicos deberían aprender del Ford Fiesta o del Volkswagen Golf. ¿Nunca han pensado cómo modelos de coches con treinta años de existencia se siguen llamando igual que los originarios? Seguramente sea porque lo que tratan de representar con su nombre sea una idea que ofrecen al público.
La idea que parece más extendida es que existe una dinámica inamovible asociada a la carrera musical. Simplificando: Formo un grupo; ensayo; compongo; encuentro quién me edite el disco; en el mejor de los casos, triunfo; me voy de gira; me drogo; me tiro todo lo que se mueve; me piden un nuevo disco con urgencia; me va dando un mal, una crisis; edito el disco, pero ya pienso en dejarlo...
¿No se han parado a pensar que Bob Dylan no lo ha dejado? Neil Young no lo ha dejado. Tom Waits no lo ha dejado. Lou Reed no lo ha dejado. Iggy Pop, Bowie... Ni siquiera Paul Mc Cartney lo dejó del todo. Sin embargo, en nuestro fuero interno seguimos pensando que cuando un grupo alcanza su cuarto o quinto trabajo, su carrera está tocando a su fin. Hace años que oigo hablar de la disolución de U2, y ahí siguen dando por saco; así ocurre también con Los Planetas, de quienes he oído y oigo de todo. Un ejemplo simpático: en la época del "Unidad de desplazamiento" -cuarto larga duración del grupo- se oía por todas partes que esta vez Los Planetas iban a vender muchos discos y que, si no, se separaban porque "es que ahora están con una multinacional". Se lo oí decir a mucha gente y quedarse tan fresca, cuando Los Planetas estuvieron con una multinacional desde el principio de los tiempos. Ficharon por RCA, que luego fue absorbida por BMG quien, a su vez, se fusionó con Sony hace algo más de dos años. Bien, el último disco de Los Planetas lo edita Sony-BMG, es decir, la multinacional de siempre.
El problema cuenta, sin embargo, con muchos matices. En los años ochenta y primeros noventa se podría decir que la industria discográfica disfrutó en nuestro país de su época dorada. Hay que pensar que fue entonces cuando la mayor parte de los bolsillos pudo destinar importantes cantidades de dinero a su ocio, y entonces nadie se quejaba del precio de los discos porque nadie se había planteado que la matería prima (para muchos el único medio de valorar una producción discográfica, por lo visto) costara cinco duros. Un disco o una cinta costaban algo más de mil pesetas, mientras que un compact disc -entonces no se llamaban cedés- se podía aproximas a las tres mil.
Un ejemplo: El "Camino Soria", de Gabinete Caligari (hablo de memoria) pasó de las 200.000 copias, mientras que "Privado" -el disco que contenía "La culpa fue del Cha cha cha"- se acercó a las 400.000. Con esos avales, el grupo marchó a Londres a grabar "Cien mil vueltas", trabajo que a duras penas pasó de las 100.000 copias. Este resultado fue considerado por EMI un sonado fracaso (¡Ja!) y resultó clave en el postrero devenir del grupo madrileño. ¡Ay! Antes se alcanzaban las 100.000 copias con chascar los dedos. Así que, en esas circunstancias, 100.000 distribuciones de un disco se podían ningunear sin por ello tener la conciencia sucia.
El tema da para mucho y volveré a él, espero, en alguna ocasión.
El hecho es que algo parecido debió ocurrir a Los Ronaldos. El grupo quiso probar cosas nuevas con "Sabor salado", y también con "Cero" e "Idiota", pero la propia industria, una vez más, vendía cierta sensación de que el grupo había alcanzado su zénit, se encargaba de transmitir la idea de que su nuevo trabajo sería como un noble venido a menos, cenizas de una gloria efímera.
Así Coque, en plena eclosión del indie, y convertido también en actor ocasional en memorables mediocremedias como "Nada en la nevera" y "Todo es mentira", se lanzó a una carrera en solitario tan alejada de los parámetros que había transitado con su grupo como poco reconocida por público y crítica.
En definitiva, yo quería decir que creo que Los Ronaldos nunca se separaron o que, en condiciones normales, nunca se debieron disolver. Hay una enorme diferencia entre los artistas que disfrutan de lo que hacen y los que están en esto por dinero (para drogas o para chalés, que para el caso es lo mismo), por ligar o por ego. Por ejemplo, es claro que la reunión de Nacha Pop se debe a motivos puramente económicos, y que lo de Olé Olé no tiene nombre, pero Los Ronaldos no están en esa liga, por más que sus conciertos arrastren hoy a una caterva de pijos cuya edad media ronda los treinta y cinco años.
Los Ronaldos pudieron ser el último grupo normal del pop español. El último grupo que, siendo como era bueno, sin más, llegó al éxito y triunfó en las radiofórmulas antes de que las frentes más anchas hubieran de pasarse, obligariamente, a propuestas más alternativas. Un cuarteto que es un modelo para cualquier artista novel porque cuenta con unos ingredientes que, uno no sabe muy bien cómo, permiten siempre que sus canciones transiten por el terreno de la eficacia.
Cuentan con un front-man como Coque Malla, que une a su peculiar tono de voz un indudable y perenne carisma cuando, aun ahora, no ha cumplido los cuarenta años, pero además es un grupo que siempre ha estado perfectamente engrasado, aunando perfectamente el sonido SG (Coque) con el sonido Tele (Luis Martín), dos mundos opuestos sustentados por el tándem rítmico que conforman Luis García y Ricardo Moreno, éstos sin más protagonismo que el que concede el segundo plano, ya que Los Ronaldos son, insisto, una banda de guitarras, una banda clásica de blues y rock and roll que cuentan, además, con una química envidiable sobre el escenario, un oficio infrecuente y unas juveniles ganas de diversión.
Su reciente EP vuelve a contar con esas canciones pegadizas como la melaza, composiciones de pocos acordes que no se hacen monótonas y que vuelven a transitar los mismos temas que siempre caracterizaron al grupo, con momentos de misantropía y soledad (elegida), sexo descarnado, y el humor utilizado para abordar la incomprensión hacia el género humano en general y hacia la mujer en particular.
Mi más sincera bienvenida a unos que nunca debieron irse.
El motivo platónico de separación de un grupo debería ser el hecho de que la química entre sus componentes se haya agotado, conduciéndoles la situación al desierto creativo y al estancamiento artístico. En el por qué de la desaparición de la química es donde radica la problemática. Analizado desde el exterior, el problema de los egos aparece destacadísimo. ¿Qué ha podido llevar a Los Piratas a separarse? Iván Ferreiro y Fon Román hacen el mismo tipo de música, el mismo tipo de letras, y cantan los dos de la misma forma; igual que cuando estaban en Los Piratas, por otra parte. ¿Tiene algún sentido?
¿Por qué se separan Mercromina y aparecen Travolta, que son casi iguales? Yo no veo demasiada diferencia por ningún sitio. La inerte y cansina voz de Joaquín Pascual -una de esas cosas que la crítica políticamente correcta no dirá nunca ni de coña- sigue siendo, al menos para mí, la mayor seña de identidad de ambos grupos, independientemente del alto nivel compositivo que muestran sus canciones. Por no hablar de la disolución de Chucho...
Algunos músicos deberían aprender del Ford Fiesta o del Volkswagen Golf. ¿Nunca han pensado cómo modelos de coches con treinta años de existencia se siguen llamando igual que los originarios? Seguramente sea porque lo que tratan de representar con su nombre sea una idea que ofrecen al público.
La idea que parece más extendida es que existe una dinámica inamovible asociada a la carrera musical. Simplificando: Formo un grupo; ensayo; compongo; encuentro quién me edite el disco; en el mejor de los casos, triunfo; me voy de gira; me drogo; me tiro todo lo que se mueve; me piden un nuevo disco con urgencia; me va dando un mal, una crisis; edito el disco, pero ya pienso en dejarlo...
¿No se han parado a pensar que Bob Dylan no lo ha dejado? Neil Young no lo ha dejado. Tom Waits no lo ha dejado. Lou Reed no lo ha dejado. Iggy Pop, Bowie... Ni siquiera Paul Mc Cartney lo dejó del todo. Sin embargo, en nuestro fuero interno seguimos pensando que cuando un grupo alcanza su cuarto o quinto trabajo, su carrera está tocando a su fin. Hace años que oigo hablar de la disolución de U2, y ahí siguen dando por saco; así ocurre también con Los Planetas, de quienes he oído y oigo de todo. Un ejemplo simpático: en la época del "Unidad de desplazamiento" -cuarto larga duración del grupo- se oía por todas partes que esta vez Los Planetas iban a vender muchos discos y que, si no, se separaban porque "es que ahora están con una multinacional". Se lo oí decir a mucha gente y quedarse tan fresca, cuando Los Planetas estuvieron con una multinacional desde el principio de los tiempos. Ficharon por RCA, que luego fue absorbida por BMG quien, a su vez, se fusionó con Sony hace algo más de dos años. Bien, el último disco de Los Planetas lo edita Sony-BMG, es decir, la multinacional de siempre.
El problema cuenta, sin embargo, con muchos matices. En los años ochenta y primeros noventa se podría decir que la industria discográfica disfrutó en nuestro país de su época dorada. Hay que pensar que fue entonces cuando la mayor parte de los bolsillos pudo destinar importantes cantidades de dinero a su ocio, y entonces nadie se quejaba del precio de los discos porque nadie se había planteado que la matería prima (para muchos el único medio de valorar una producción discográfica, por lo visto) costara cinco duros. Un disco o una cinta costaban algo más de mil pesetas, mientras que un compact disc -entonces no se llamaban cedés- se podía aproximas a las tres mil.
Un ejemplo: El "Camino Soria", de Gabinete Caligari (hablo de memoria) pasó de las 200.000 copias, mientras que "Privado" -el disco que contenía "La culpa fue del Cha cha cha"- se acercó a las 400.000. Con esos avales, el grupo marchó a Londres a grabar "Cien mil vueltas", trabajo que a duras penas pasó de las 100.000 copias. Este resultado fue considerado por EMI un sonado fracaso (¡Ja!) y resultó clave en el postrero devenir del grupo madrileño. ¡Ay! Antes se alcanzaban las 100.000 copias con chascar los dedos. Así que, en esas circunstancias, 100.000 distribuciones de un disco se podían ningunear sin por ello tener la conciencia sucia.
El tema da para mucho y volveré a él, espero, en alguna ocasión.
El hecho es que algo parecido debió ocurrir a Los Ronaldos. El grupo quiso probar cosas nuevas con "Sabor salado", y también con "Cero" e "Idiota", pero la propia industria, una vez más, vendía cierta sensación de que el grupo había alcanzado su zénit, se encargaba de transmitir la idea de que su nuevo trabajo sería como un noble venido a menos, cenizas de una gloria efímera.
Así Coque, en plena eclosión del indie, y convertido también en actor ocasional en memorables mediocremedias como "Nada en la nevera" y "Todo es mentira", se lanzó a una carrera en solitario tan alejada de los parámetros que había transitado con su grupo como poco reconocida por público y crítica.
En definitiva, yo quería decir que creo que Los Ronaldos nunca se separaron o que, en condiciones normales, nunca se debieron disolver. Hay una enorme diferencia entre los artistas que disfrutan de lo que hacen y los que están en esto por dinero (para drogas o para chalés, que para el caso es lo mismo), por ligar o por ego. Por ejemplo, es claro que la reunión de Nacha Pop se debe a motivos puramente económicos, y que lo de Olé Olé no tiene nombre, pero Los Ronaldos no están en esa liga, por más que sus conciertos arrastren hoy a una caterva de pijos cuya edad media ronda los treinta y cinco años.
Los Ronaldos pudieron ser el último grupo normal del pop español. El último grupo que, siendo como era bueno, sin más, llegó al éxito y triunfó en las radiofórmulas antes de que las frentes más anchas hubieran de pasarse, obligariamente, a propuestas más alternativas. Un cuarteto que es un modelo para cualquier artista novel porque cuenta con unos ingredientes que, uno no sabe muy bien cómo, permiten siempre que sus canciones transiten por el terreno de la eficacia.
Cuentan con un front-man como Coque Malla, que une a su peculiar tono de voz un indudable y perenne carisma cuando, aun ahora, no ha cumplido los cuarenta años, pero además es un grupo que siempre ha estado perfectamente engrasado, aunando perfectamente el sonido SG (Coque) con el sonido Tele (Luis Martín), dos mundos opuestos sustentados por el tándem rítmico que conforman Luis García y Ricardo Moreno, éstos sin más protagonismo que el que concede el segundo plano, ya que Los Ronaldos son, insisto, una banda de guitarras, una banda clásica de blues y rock and roll que cuentan, además, con una química envidiable sobre el escenario, un oficio infrecuente y unas juveniles ganas de diversión.
Su reciente EP vuelve a contar con esas canciones pegadizas como la melaza, composiciones de pocos acordes que no se hacen monótonas y que vuelven a transitar los mismos temas que siempre caracterizaron al grupo, con momentos de misantropía y soledad (elegida), sexo descarnado, y el humor utilizado para abordar la incomprensión hacia el género humano en general y hacia la mujer en particular.
Mi más sincera bienvenida a unos que nunca debieron irse.
Isaac Lobatón
4 Comments:
Me da mucha alegría encontrarme con alguien que es respetuoso y reconoce el "arte" y el buen hacer de los Ronaldos. Yo fuí un fan rendido de ellos (tengo Todos los discos en vinilo menos "Idiota" que creo, que ni salió en ese formato y El disco en directo) y todos me gustaron muchísimos. Reconozco que me "colgué" con "0".
Hay que empezar a reivindicarlos. De hecho yo nunca he dejado de hacerlo. Y, aunque hace mucho tiempo que dejé de ejercer de fan y de mitómano, reconozco que si algún día conociera a Coque me impresionaría y no sé si sabría qué decir. Cual quinceañera tímida frente a frente con Dani Martí.
Un abrazo Isaac!
GROUCHO
gracias por tu comment, son más las marcas que no testan por ahora (lista más interminable todavía), lo que pasa que las que lo hacen son mega multinacionales desgraciadamente con muchas pelas, la prueba del colgate es atiborrar de pasta de dientes el estómago del cobaya,para ver la irritación que les produce, vamos, que si la pasta está en su punto de fluor, (y el tema de conservantes nipagin y nipasol) creo que quitaré el listado y dejaré solo el link, así no es tan soporifero...
decir que hace no mucho en mtv vi a los ronaldos y tuve que preguntar quienes eran porque ni rastro de lo que recordaba de ellos, ni de aspecto ni de música, no sé de cuando sería la actuación...
un saludo
A mí Coque es que me ha caído siempre genial. No creo que Los Ronaldos sean un supergrupo, pero sí es un buen grupo de rock de los de toda la vida, como Los Rodríguez, viejo, como Tequila... qué sé yo.
Y aunque he llamado mediocremedias a las películas que Coque Malla protagonizó, yo me parto con ellas, aunque reconozca que sean malas, porque Coque tiene una inevitable vis cómica:
María Estévez: -"¿Es que no vas a venir a patinar?".
Coque Malla: -"¿Tú eres siempre así de pesadita o es que tienes un mal día?".
Muy buena esta entrada, aunque yo no fuera seguidor de Los ronaldos, como muy bien dices hay grupos que nunca debieron separarse...
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