17 junio 2010

Mundial 2010: Sobre el carácter español


Me sorprende comprobar una vez más hasta qué punto puede llegar nuestra capacidad para emular a las veletas. Basta un tropiezo, un absoluto accidente, para poner en tela de juicio el trabajo (y los logros) de cuatro años.

No acabo de entender tanta crónica que habla de afectación y de exceso de confianza. Afortunadamente para los cronistas, esos artículos se escriben a posteriori. No creo que en el intermedio nadie se la jugase para firmar nada que hablase de amaneramiento o de falta de sacrificio. La lata se iba a abrir, el gol iba a llegar porque la superioridad era manifiesta. Debería haberlo hecho en esa jugada de Piqué; o en el penalty birlado (por qué no decirlo) de Senderos a Silva. Entonces, la historia habría sido otra y los ventajistas habrían orientado la venta de periódicos hacia el triunfalismo.

España no hizo casi nada mal, salvo en la desacertadísima defensa de la jugada del gol (empezando por la lentitud de Busquets, continuando por la falta de reflejos de Pujol y terminando por la salía tardía y defectuosa de Casillas) y también, todo hay que decirlo, en los últimos minutos, donde la falta de asistencia de los medios ofensivos y los puntas a Navas sólo posibilitaba el continuo e inoperante envío de balones a la olla por parte del sevillano.

Y digo que España no hizo casi nada mal porque para eso sería necesario contar con una delantera en forma. Villa no estaba fresco, no se movía para los desmarques; ni Silva, ni Xavi, ni Iniesta, ni Navas dieron con él nunca. Torres fracasó en sus característicos controles orientados previos a sus, también propias, galopadas a puerta. Es la falta de chispa de la delantera la que, en todo caso, pudo contribuir a esa sensación de falta de resolución o verticalidad en los últimos metros, porque que levante la mano el que no estuviera babeando durante todo el tiempo que transcurrió antes de encajar el gol. Incluso, diría, creo que el de ayer fue uno de los partidos donde menos se notó la banana de balón que ha colado la FIFA en el torneo. Y eso es decir mucho.

Es ese nuestro juego. No es ramplón, no es lento, no es afectado, no es horizontal. Es el que nos ha traído aquí y nos ha proporcionado el prestigio mundial y el favoritismo. No hay más que echarle un ojo a la saña que ha demostrado la prensa extranjera, en especial la argentina, para recuperar el norte y darse cuenta de que el planeta futbolístico vivía y vive aterrorizado ante la posibilidad de un cruce con España. Hace unos días ha habido elecciones en el Futbol Club Barcelona. No he oído a ninguno de los cuatro candidatos dudar del modelo deportivo vigente desde hace ya más de veinte años. Sí del modelo social y de gestión, pero no del deportivo. No lo habrían hecho tampoco si el equipo de Guardiola no se hubiera alzado esta temporada con el título liguero.

Son los mismos jugadores que hace algo más de 24 horas, cuando algunos apostábamos por un 5-0. ¡Yo seguiría apostando ahora mismo por un 5-0 a Suiza! Y no me ha invadido el espíritu de Hipólito Rincón. Me remito a la diferencia que se apreció en el terreno de juego entre los dos equipos, a la realidad no plasmada en el marcador porque el deporte -el resto de la vida también, oigan- es imprevisible.

¿Y Suiza? Pues hizo un partido magnífico, con un perfecto despliegue zonal y empleándose sin excesiva dureza. Además, en dos llegadas marcó un gol y medio. Eso también es jugar bien, pero, desde luego, no implica que España jugara mal. No será del equipo helvético del que yo guarde un recuerdo tan feo como del Paraguay del 98. Aquello sí que producía asco, rabia e impotencia.

Si quieren recuperar la moral, piensen también en el comienzo del Eurobasket del pasado año. España perdió con Serbia -luego sufrió otra derrota-; se habló de fin de ciclo, se crucificó a los veteranos (Navarro, Gasol) pero también a los novatos como Ricky Rubio. Luego el equipo salió campeón con una solvencia indiscutible. ¡Y ante la propia Serbia, Salinas...! ¡Ay! ¡Qué bien nos vendría Montes en estos momentos...!

- Anoche no tenía ganas de ver el Uruguay - Sudáfrica, que uno no es de piedra, y hoy no he podido ver la goleada de Argentina a la Corea de la república democrática, no sé si popular o no. Opto por seguir descansando, pues esta tarde no podré ver el Francia-Mexico, así que yo, señores, me voy a la playa, a rematar de paso la historia de la cólera del Pelida.

- Hay alguien que me ha linkado, precisamente por este "especial" del Mundial. Agradecido, le devuelvo el link.