La angustia de ser indie (III)
Ser indie es querer hacer lo que uno soñaba cuando quiso ser músico, siempre entendiendo como músico alguien con unos parámetros culturales mínimos. No me vale el argumento de "Enrique Iglesias seguro que quiere ser Enrique Iglesias". Hablo de músicos normales, no de productos de márketing. Creo que todos sabemos distinguir, al menos, entre verdad y mentira.
Pongamos ejemplos para entendernos mejor, ejemplos muy claros, y de menos a más:
El Canto del Loco, aunque se diviertan haciendo lo que quieren, no son indies, porque carecen de un mínimo de talento y cuentan con aun menos personalidad. Dicho de otro modo, no saben ni lo que hacen ni saben cómo han llegado hasta ahí. Hay toneladas de grupos de barrio como ellos y de flores de un día, como los que hicieron la canción del mundial para Cuatro: Señor Trepador; hasta el cantante se parecía.
La Oreja de Van Gogh no son indies, pero saben perfectamente a lo que juegan. Hacen pop de laboratorio. No están exentos de talento, pero tampoco les proporcionaría una soberanía tan fuerte como para librarse de su fuerte enraizamiento en la industria y la comercialidad. Sus dos primeros discos muestran a un grupo prometedor, casi ingenuo, de melodías cálidas y letras sencillas y cercanas, muy costumbristas, especialmente el primero. A la manera, ni más ni menos, de los grupos comerciales de San Sebastián, como Duncan Dhu o 21 Japonesas, grupos dignísimos de pop de toda la vida. El cambio de verdad se produce con el tercer disco, donde La Oreja renuncian ya a cualquier identidad propia y deciden dedicarse a la mera fabricación sistemática de canciones afectadas con destino de hit.
Manolo García es un buenísimo ejemplo. Un auténtico innovador. Un maestro en la fusión del pop con el flamenco y los sonidos del Mediterráneo, y un pionero no reconocido del sonido Barcelona. Los Burros y El último de la fila son grupos de calidad indiscutible. Quimi Portet, en solitario y sin el carisma de Manolo, no ha tenido ninguna fortuna en su exploración de los terrenos subsiguientes a la afectación y el amaneramiento que ya contenía Astronomía Razonable. Manolo García decidió abrir su propia barriga en busca de huevos de oro que, por lógica, cada vez escasean más. Su autobiografía se titula, no en vano, Vacaciones de mí mismo. Hasta él está cansado de Manolo García. Fue independiente, pero se acabaron las ideas innovadoras y ahora tira de archivo. Siempre digo que yo mismo podría confeccionar un disco entero de Manolo García. Ahí va una letrilla mía de Manolo García, improvisada sobre la marcha:
"Un saltamontes rojo
mira el picaporte
y el semáforo de atrás
siempre libre
entre todos los piojos
de tu cabeza embrujada
de notas andaré"
Una razón muy frecuente para perder gramos o kilos de independencia aparece cuando un grupo que ha causado cierta sensación, comienza a hacer canciones en las que acaba más pendiente del qué dirán que del qué diremos, esto es, cuando les atenaza, de una manera más o menos consciente, el afán por mantener el nivel de calidad mostrado en alguna entrega anterior. Verbigracia: Clap Your Hands Say Yeah; sin haber llevado a cabo un disco menor, está claro que el grupo de Alec Ounsworth ha optado por desmarcarse de lo que mejor sabe hacer, adoleciendo el conjunto de Some loud thunder de cierta falta de frescura si se le compara con su antecesor, y pareciendo más cómodos justamente en las canciones más asociables al estilo que ha hecho famoso al conjunto neoyorquino (Satan said dance o Underwater you and me).
Y es que yo siempre imaginé que formar un grupo debía ser algo parecido a lo que hacían los muñecos de Barrio Sésamo, como Óscar, Elmo y otros grandes secundarios, que se reunían, decían cada uno lo que sabían hacer ("yo sé tocar la flauta"; "pues yo, la trompeta"; "Yo, los platillos") y, sencillamente, se ponían a tocar, haciendo las delicias de sus vecinos y amigos que al final de la serenata aplaudían entusiasmados. Todo lo demás es rizar el rizo... y, por ende (no por Michael Ende, sino por ende) no ser independiente.
La actitud independiente ha de ser instintiva y no aprendida, natural y no afectada. Cuanto menos contaminada esté de intencionalidad, mas auténtica será. Sobre esto, hay quien se cree especial cuando tan solo es moderno. Creerse diferente porque sí, sólo por actitud (sí, y sólo sí, como dicen los matemáticos) está bastante alejado de la ética independiente; es fácil que así se desprecie bastante a los que no son como uno. Pido permiso para poner otro ejemplo, y otro ejemplo negativo... el último.
Un día, no me acuerdo dónde, deslizaba la idea de que el plagio es un tema muy delicado, y de que calificar de plagio esto o aquello alegremente y sin fijarse en los matices, no me parece serio. Sabido es cómo determinados nombres de la música respetada española se sienten, en el ejercicio de su rol de "elegidos", también incomprendidos y sin sitio en un país "ignorante" y "anticuado". El otro día veía un vídeo de uno de esos grupos que no encuentran empatía ante un público tan "cateto". Las Nancys Rubias fusilaban, a partes iguales, a Madonna y a Abba. Me pareció entretenido, para pasar el rato, simpático... pero oyendo después a Mario Vaquerizo hablar -otra vez- de su falta de ubicación entre el (poco preparado) público español, me pregunté cómo se podía ser tan cínico y tan soberbio o, si acaso, tan tonto (pero no, Mario Vaquerizo no creo que sea tonto). Es decir... no sólo te dedicas a fusilar a diestro y siniestro, sino que encima quieres ser reconocido por ello. No sé... es que creo que las palabras se califican por sí mismas. Hay una cierta diferencia entre plagiar por divertimento o por ejercicio de estilo y plagiar con la única intención de:
A. Sustituir un talento inexistente para:
A1 Hacerse pasar por artista
A2 Ganar pasta
B. Añadir a tu escaso talento aquello que crees que te va a:
B1 Ayudar a hacerte pasar por artista
B2 Ayudar a ganar pasta
Es curioso cómo, cuando el artista tiene un cierto aura de independencia, de alternativa, tiende a despreciar al público cuando le conviene. Y digo bien, cuando le conviene, ya que llama la atención que estas palabras provengan de un destacado miembro de un colectivo que ha puesto por las nubes a artistas como Tamara -que a mí también, dentro de un orden, me hace gracia- o Camela, además de representar al grupo de su señora, que este sí que vende ante el mismo público (¿analfabeto?) de las Nancys Rubias.
Pero me estoy desviando del tema... y cabreándome... Pasemos a la calma de nuevo.
CONTINUARÁ
1 Comments:
Hola, Isaac, nadie suprimió tu comentario. He tenido que volver a publicar la entrada porque no se publicaban los comentarios de nadie.
Por cierto, muy bueno el post!
Salud.
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