Mujeres y días
Mi vida y, por ende, mi cabeza, se encuentran tan saturadas desde hace un mes que se me ha hecho imposible escribir nada. De haber sido así, el tema habría sido yo mismo en una especie de micro-autobiografía-cursi-prosoversificada, así que mejor esperar a tener un buen motivo para retomar este blog de cara a los pocos fieles que abracen un nuevo post.
Lo primero, enlazar a mis contenidos de la FREEk! de marzo: una entrevista conjunta a Pedro Vizcaíno (Grabaciones en el Mar) y Luis Calvo (Elefant); la crítica del disco de Tachenko (tres estrellas y media); la del de Mamá (tres estrellas y media) y también la de Jubilee (cuatro). El "Ni crimen ni castigo" lo pego abajo.
Antes, he de hablar de un fregao en el que he estado colaborando tangencialmente. Se trata de una exposición de Arte Actual que, encargada por el Área de Igualdad de la Diputación de Cádiz, se inauguró el pasado día 8, así que ya se pueden imaginar por dónde van los tiros. O no, porque mi jefa, la comisaria independiente Paula Llull, diseñó un programa expositivo al que se puede calificar de cualquier cosa menos de previsible.
No hay vídeos de mamporros, ni tampoco imágenes en blanco y negro de cardenales o cicatrices. Ni siquiera burkas. Las obras que aluden a los efectos de la desigualdad lo hacen de manera implícita y elegante, visitando los orígenes (Cristina Lucas, Jesús Micó) sin torturarnos con las consecuencias. Otras veces, la mujer es protagonista de una obra realizada, sencillamente, a la mayor gloria de su feminidad, pero por un hombre -Ricard Chiang- que nos la presenta con la mirada fija, no desafiante, pero sí muy segura; y aunque no sepamos muy bien si esa seguridad es fachada, un hombre en esos casos (Chiang debe saberlo) siempre preferirá no arriesgar, o tal vez no molestar (si hay una desgracia para la Humanidad es que el sexo masculino -no el género- le hizo creer a aquélla que tenía respuestas); se quedará parado; o reculará; o esperará; o, llegado el caso, se irá por donde ha venido.
Otros hombres se comprometen indagando en los fantasmas de la exclusión (José Luis Beneyto; García-Alix).
Por otra parte, mi jefa es tan lúcida que le ha dado la vuelta a un tópico social bastante extendido: En lugar de elegir imágenes de muchachas entregadas a la pasión futbolera desaforada, ha dado con una obra dedicada al primer gimnasta rítmico varón, una historia real compilada en unas impactantes fotografías por Manu Arregi. Se trataba de Igualdad, ¿no?
Existen otras piezas que no son más que eso, obras de arte hechas por mujeres en libertad. Algunas, como Marina Abramovic, nos miran desde lo más alto; otras, el caso de Ángeles Agrela, nos apabulla con una colorista interpretación sobre los instintos dibujísticos infantiles. Julie Rivera lleva a la fotografía y la escultura el ideal de vida expuesto por Sam Mendes en American Beauty.
Acérquense los que puedan. Estará en el Claustro de la Diputación Provincial hasta abril. No obstante, encontrarán más información pinchando sobre la foto. Y ahora, un poco de cultura pop intrascendente con el "Ni crimen ni castigo" de marzo. Hasta el mes que viene, supongo.
La cursi que yo quiero
Tras soportar dos o tres entrevistas profundas (entre ellas, una en La Noche Abierta que, reconózcalo de una vez, usted también veía al Pedro Ruíz), empecé a vanagloriarme de ser uno de los primeros en darse cuenta de que su angelical rostro carecía de morbo. Al principio, todo el mundo me miraba raro, lo típico: “¡Hijo-por-Dios! Luego dirás que te gusta Marisa Paredes, no hay quién te entienda, bla-bla-bla”. Como se dice por aquí, parecía una vieja rebajá. Sus respuestas no es que fueran ñoñas, que eso puede llegar a poner, es que carecían de toda chispa. Ni siquiera era ingenua, que ojalá, sino normal, y las actrices (los actores también, no se me enfade nadie) están para hacernos soñar, que las personas, no sólo feas, sino normales, ya nos invaden por la calle. Ahora, claro, se ha invertido la tendencia. No se te ocurra decir que Silvia Abascal parecía una princesa en la gala de los Goya. ¡No se te ocurra! “¡Huy! ¿¡No me digas que te parece que Silvia Abascal ha ido mona a los Goya!? ¡Si es una cursi! ¡Pero más cursi eres tú que te gusta!”. ¡Qué cruz! ¿Es este país o soy yo?
Lo primero, enlazar a mis contenidos de la FREEk! de marzo: una entrevista conjunta a Pedro Vizcaíno (Grabaciones en el Mar) y Luis Calvo (Elefant); la crítica del disco de Tachenko (tres estrellas y media); la del de Mamá (tres estrellas y media) y también la de Jubilee (cuatro). El "Ni crimen ni castigo" lo pego abajo.
Antes, he de hablar de un fregao en el que he estado colaborando tangencialmente. Se trata de una exposición de Arte Actual que, encargada por el Área de Igualdad de la Diputación de Cádiz, se inauguró el pasado día 8, así que ya se pueden imaginar por dónde van los tiros. O no, porque mi jefa, la comisaria independiente Paula Llull, diseñó un programa expositivo al que se puede calificar de cualquier cosa menos de previsible.
No hay vídeos de mamporros, ni tampoco imágenes en blanco y negro de cardenales o cicatrices. Ni siquiera burkas. Las obras que aluden a los efectos de la desigualdad lo hacen de manera implícita y elegante, visitando los orígenes (Cristina Lucas, Jesús Micó) sin torturarnos con las consecuencias. Otras veces, la mujer es protagonista de una obra realizada, sencillamente, a la mayor gloria de su feminidad, pero por un hombre -Ricard Chiang- que nos la presenta con la mirada fija, no desafiante, pero sí muy segura; y aunque no sepamos muy bien si esa seguridad es fachada, un hombre en esos casos (Chiang debe saberlo) siempre preferirá no arriesgar, o tal vez no molestar (si hay una desgracia para la Humanidad es que el sexo masculino -no el género- le hizo creer a aquélla que tenía respuestas); se quedará parado; o reculará; o esperará; o, llegado el caso, se irá por donde ha venido.
Otros hombres se comprometen indagando en los fantasmas de la exclusión (José Luis Beneyto; García-Alix).
Por otra parte, mi jefa es tan lúcida que le ha dado la vuelta a un tópico social bastante extendido: En lugar de elegir imágenes de muchachas entregadas a la pasión futbolera desaforada, ha dado con una obra dedicada al primer gimnasta rítmico varón, una historia real compilada en unas impactantes fotografías por Manu Arregi. Se trataba de Igualdad, ¿no?
Existen otras piezas que no son más que eso, obras de arte hechas por mujeres en libertad. Algunas, como Marina Abramovic, nos miran desde lo más alto; otras, el caso de Ángeles Agrela, nos apabulla con una colorista interpretación sobre los instintos dibujísticos infantiles. Julie Rivera lleva a la fotografía y la escultura el ideal de vida expuesto por Sam Mendes en American Beauty.
Acérquense los que puedan. Estará en el Claustro de la Diputación Provincial hasta abril. No obstante, encontrarán más información pinchando sobre la foto. Y ahora, un poco de cultura pop intrascendente con el "Ni crimen ni castigo" de marzo. Hasta el mes que viene, supongo.
La cursi que yo quiero
Tras soportar dos o tres entrevistas profundas (entre ellas, una en La Noche Abierta que, reconózcalo de una vez, usted también veía al Pedro Ruíz), empecé a vanagloriarme de ser uno de los primeros en darse cuenta de que su angelical rostro carecía de morbo. Al principio, todo el mundo me miraba raro, lo típico: “¡Hijo-por-Dios! Luego dirás que te gusta Marisa Paredes, no hay quién te entienda, bla-bla-bla”. Como se dice por aquí, parecía una vieja rebajá. Sus respuestas no es que fueran ñoñas, que eso puede llegar a poner, es que carecían de toda chispa. Ni siquiera era ingenua, que ojalá, sino normal, y las actrices (los actores también, no se me enfade nadie) están para hacernos soñar, que las personas, no sólo feas, sino normales, ya nos invaden por la calle. Ahora, claro, se ha invertido la tendencia. No se te ocurra decir que Silvia Abascal parecía una princesa en la gala de los Goya. ¡No se te ocurra! “¡Huy! ¿¡No me digas que te parece que Silvia Abascal ha ido mona a los Goya!? ¡Si es una cursi! ¡Pero más cursi eres tú que te gusta!”. ¡Qué cruz! ¿Es este país o soy yo?