21 enero 2008

Rescates 2007 - Artículos

Continúo recuperando algunas cosas de 2007 que nunca colgué aquí:

- Un pequeño análisis de The Gossip
- Una página que hice analizando brevemente los cuatro festivales a los que fui

- La página que dediqué a Els Pets
- Entrevista con Super Furry Animals
- Finalmente, una crónica del concierto que The Sea and Cake ofrecieron en Cádiz

Ahora tengo que hacer una entrevista a Guille Milkyway para Heineken. Ya la linkaré cuando esté lista.


The Gossip - El poder del Divine Riot

Tras That’s not what I heard (2001) y Movement (2003) The Gossip saltan al estrellato del rock indie con su tercer largo, Standing in the Way of Control.


Sustentados en el inmenso –sin segundas- poder escénico de su vocalista, Beth Ditto, los americanos entregan un trabajo dirigido, sin ningún disimulo, a estimular nuestro lado más gamberro, por y para el desfase y la diversión en la pista de baile. Una vez más (y van...) aparece la gran constante estilística del rock con nostalgia del funk propio de este comienzo de siglo: una potente línea de bajo constituye el soporte vital básico de unas canciones donde las grandes fantasías -decibelios y tremenda fuerza vocal- de los grupos de riot girls quedan de manifiesto una vez más, pero en las que también cobran gran protagonismo otros ecos muy ricos y diversos del tipo de Siouxsie and the Banshees, la música disco de la Tamla-Motown, los primigenios grupos de techno pop con compromiso homosexual de principios de los ochenta, como Culture Club y, ante todo y sobre todo, Divine.

The Gossip no podían saltarse en su calendario un país como el nuestro, el paraíso de los intermediarios gracias a la proliferación masiva de festivales que nacen al calor del éxito del FIB. El trío se hará carne en el Summercase; concretamente, el viernes 13 de julio estarán en Madrid, y el sábado 14 en Barcelona, contribuyendo con su marchosa propuesta a evacuar en lo posible los kilogramos de más que nos el invierno depositó en nuestras cinturas.

Gossip, sin embargo, quieren ir más allá, cultivando las potenciales cualidades de fenómeno social de su mapa genético. La carismática Ditto cuenta, incluso, con una sección en The Guardian titulada “Qué haría Beth Ditto”, es decir, una suerte de consultorio donde la vocalista asesora a todo el que lo desee sobre sexo, alimentación, música o moda. Es en este último capítulo donde Ditto ha destacado especialmente por su defensa de las tallas XL, utilizando para ello dos vías en su discurso bien diferentes; una, declarar el evidente derecho de las personas entraditas en gramos a disponer de prendas monas de su gusto; otra, más efectista, mostrando al mundo sus trémulas carnes, así como sus curvas de sentido inverso en la portada del (glups) NME. Un marcado activismo que también les ha llevado a posicionarse de manera vehemente en favor de los derechos del colectivo homosexual o, incluso, contra temas más espinosos como la guerra en Irak.

El Summercase ayudará a confirmar si nos encontramos ante una realidad perdurable o pasajera. Mientras tanto, toca seguir sudando con Standing in the Way of Control.


... Y VOLVEMOS DE FESTIVALES

Si Roger Federer ha visto frustrado su objetivo de conquistar los cuatro grandes torneos de la ATP en la misma temporada, a SPY nadie le ha podido impedir que complete su particular Grand Slam a través de su presencia en el cuarteto de festivales que lideran la masiva oferta musical surgida en los últimos años en España

Y si hay alguno que pueda compararse a un torneo de tenis, ese es el Primavera Sound (31 de mayo – 2 de junio) el Wimbledon de los festivales. Público sereno y atento, recinto impoluto, los grupos más exquisitos de la escena independiente, las apuestas más arriesgadas y también, incluso, la mejor intendencia. Claro que todo es mejorable, pero el certamen barcelonés se perfila como aquel dedicado a los verdaderos aficionados, concentrando una propuesta que, aunando vanguardia y viejas (y verdaderas) glorias, se proyecta por encima de las modas y los dictados de la prensa británica. Así, en Barcelona triunfaron nombres como The Fall, Patti Smith, Los Planetas, Mum, Eurípides, Wilco o Slint, el tipo de notables que han labrado el prestigio de un festival cuyo crédito aumenta edición tras edición y que, como contra, hay que señalarle que atenúa bastante la predisposición a sufrir incomodidades y penurias en eventos de este tipo... vaya un defecto, ¿no?

Siguiendo el orden cronológico, el 13 y 14 de julio se desarrolló la segunda edición del Summercase, con un cartel ambicioso pero con contadísimos riesgos. Polarizando toda la potencia en la conformación de una nómina de grupos atractiva, se descuidaron aspectos que el exigente y económicamente pudiente público indie ya no está dispuesto a pasar por alto. La escasez, carestía y baja calidad de los servicios, tanto en Barcelona como en Madrid, así como la incomodidad del recinto en esta última ciudad, empañaron la celebración de un festival que, vendiendo el atractivo efímero de medianías como Mika –que se borró-, Bloc Party, Kaiser Chiefs o Scissor Sisters, ofrecía sin embargo la presencia de veteranos ilustrísimos como OMD, James o The Jesus and Mary Chain, de promesas con aspecto de consolidarse del tipo de Editors o Gossip. Todos ellos rayaron a gran nivel para unirse a la siempre emocionante evidencia de que LCD Soundystem y Arcade Fire pueden presumir de laureles ante sus compañeros de generación, gracias a unos directos tan irresistibles como prometían sus trabajos de estudio. Sobre Arcade Fire sobrevoló, además, el rumor del verano; aquel que versaba sobre el aumento de ceros en la cuenta corriente del grupo de Montreal merced a la guerra de cachés desatada entre Sinnamon, organizadores del Summercase, y Maraworld, la empresa que gestiona la suerte del
Festival de Benicàssim.

Éste, celebrado entre los días 19 y 22 de julio, no pareció notar en exceso el cúmulo de opiniones que lo sitúan como un festival amenazado, tanto por su masificación y por su sometimiento a los dictados del público británico, como por el crecimiento de la competencia. Como muestra de independencia frente al qué dirán, la organización fue capaz incluso de colocar como cabeza de cartel del domingo a un grupo tan vulgar como Muse, mientras en los sucesivos días había relegado a emergencias consolidadas como Rapture, Klaxons, Amy Winehouse o Clap Your Hands Say Yeah al sofocante infierno de las carpas, el mayor mal que afrontan los sufridos asistentes a macro recintos de este tipo. Sin embargo, el festival dio una lección de solvencia organizativa, con un cumplimiento de horarios impecable, sobreponiéndose además a un apagón por tormenta eléctrica que azotó la región de La Plana la tarde del sábado, gracias a contar con grupo electrógeno propio; además, las colas para conseguir billetes para las consumiciones no resultaron excesivas y la variedad de comida era mareante, desde paellas y fideuá hasta macetas colmadas de cócteles de frutas por cinco euros. Diviértanse sin drogas. Por otro lado, la batalla de contrataciones librada con el Summercase se saldó en este caso a favor del veterano festival en lo que se refiere al caso de Arctic Monkeys, los triunfadores sin discusión de un FIB que tuvo a otros nombres destacados, como los carismáticos Devo, el irrefrenable genio de Kiko Veneno, la gracilidad de los escoceses Camera Obscura o la tremenda incontinencia danzarina de Iggy Pop con The Stooges. El año que viene prepárense para la presumible duplicación del FIB que, según todos los indicios, contará con una segunda sede situada en algún lugar del Norte del país, partiendo Bilbao con grandes posibilidades.

Sólo una semana más tarde, pero muy lejos de esos bulliciosos momentos queda situado el Contempopranea de Alburquerque, festival que este año ha experimentado también un importante crecimiento, justamente por constituir una alternativa tranquila en un entorno sosegado y campestre, donde el contacto entre músicos y público es constante y el evento se desarrolla con un ambiente de gran camaradería. Caracterizado por la presencia única de grupos nacionales y por el homenaje anual a algún grupo histórico también nacional –ignorado por la mayoría de los grupos- en esta edición brillaban con luz propia los nombres de Deluxe, pletórico en directo como siempre, Los Planetas, irreconocibles respecto a su desangelada comparecencia en el FIB sólo una semana antes, Señor Chinarro, un hombre instalado en el confortable sillón del reconocimiento unánime, La Costa Brava, enarbolando la bandera del pop de raíces y, singularmente, Cat People con su rock oscuro y de guitarras afiladas heredero de los sonidos de The Cure y Madchester, y Standard, líderes nacionales del rockpunkfunkdance. En un festival algo previsible, catalanes y bilbaínos se revelaron como la sorpresa agradable de unos días que podrían resumirse con la siguiente frase: Mejor cuanto más cerca.

Así pues, una conclusión parecida al lema de San Valentín: Como norma general, los festivales empiezan a ser mejores que el año anterior pero menos buenos de lo que serán al año siguiente. Notable.


SUBIR AL CIELO PARA QUEDARSE

Els Pets afrontan su undécimo disco afianzados en la edad adulta a la que arribaron con SOL en 1999. La obra que sucede a AGÓST -uno de los mejores discos nacionales de 2004- se llama COM ANAR AL CEL Y TORNAR, y en ella vuelven a ofrecer la misma receta que hizo grande a su antecesor. En catalán, sí. ¿Importa eso?

Encontrar las características letras blancas sobre fondo rojo del grupo de Constantí impresas en una portada es, desde hace tiempo, garantía de que nos encontramos ante un gran disco.

Veteranos supervivientes del extinto movimiento del rock catalá, que integró a nombres como Sau o Sopa de Cabra, la carrera del grupo liderado por Lluís Gavaldà disfrutó de un punto de inflexión decisivo con el lanzamiento de Sol, disco que supuso la ruptura con el tono festivo, verbenero y gamberro que les caracterizó en un principio. Lo mejor es que su originario carácter lúdico se fundió con una seria intención por crecer como músicos y como compositores.

Años más tarde vino Agòst, la obra que nos llevó a muchos a prestar atención a los movimientos de una banda que, firmado aquel impresionante trabajo se antojaba capaz de cualquier cosa; el medio tiempo que daba título a aquel álbum justifica de por sí una carrera, pero el disco completo gozaba de un equilibrio infrecuente, un ejercicio de espeleología pop por cuanto nos lleva por territorios ya conocidos pero descubriéndonos, sin embargo, nuevos matices y sensaciones.

Hoy, tres años más tarde, Els Pets siguen disfrazados de ilusionistas, practicando ese juego donde parece que hacer canciones sea un trabajo fácil y automático. Ahí están temas como Hola i Adeu, XL o Parla, que hablan bien a las claras del pasado de un grupo concebido por y para la diversión, pero también afortunadísimos ejercicios de estilo en forma de balada, como la canción que da título al álbum o Valset, la canción que Gavaldà dedica a su hijo pequeño.

Costumbrismo pop en catalán. Porque las personas se desplazan en trenes de cercanías en cualquier ciudad, porque los kilos provocan prescindibles complejos a madrileñas, catalanas y extremeñas, porque el bebé siempre es un pequeño dictador... porque el verbo pop es un lenguaje universal que se hace carne con cualquier idioma.

Una salvedad: Si alguien a estas alturas del partido va a plantearse acercarse a este grupo por el hecho de que no canten en castellano, el abajo firmante lamenta que a donde se haya aproximado sea a esta página. Los verdaderos amantes de la buena música, así como las personas de luces largas, interpretarán sin problemas que, cuando uno se topa de bruces con el pop en estado puro, el idioma en el que éste se ejecute es del todo irrelevante.



Super Furry Animals vuelven a España para presentar su último trabajo, HEY VENUS!, disco que, como ellos mismos dicen, muestra las cartas que tiene sin disimulo. En Spy hemos tenido la oportunidad de charlar un rato con ellos y repasar los puntos que han caracterizado una carrera sin grandes tirones de popularidad ni ventas, pero siempre segura y fiable, sobre todo para el público, lo que es más interesante...

1. Desde fuera siempre habéis dado la sensación de grupo bienhumorado, más interesado en divertiros que en trascender. ¿Seguís en el mismo punto o esto, tras ocho álbumes, se ha diluido un poco?

Es algo que cambia con cada disco. Con Hey Venus! hemos querido presentar un disco de pop muy simple que será fácilmente entendido por el público, pero para el próximo álbum probablemente hagamos lo contrario, porque estamos planeando un disco instrumental, sin letras. Nuestra actitud ante un nuevo proyecto es probar cosas nuevas que nos ayuden a mantener nuestro propio interés (y esperamos que el de la gente que escucha los discos...).

2. Después de tantos años, ¿no echáis de menos una mayor presencia en el primer plano? ¿Nunca habéis pensado que puede haberos perjudicado un poco esa (honrada) despreocupación?

Nosotros tratamos de ser honestos con nosotros mismos. Nuestro única preocupación seria son las grabaciones, ya que, transcurrido el tiempo, sólo nuestros discos serán recordados y haber tenido presencia o no será algo de segundo orden.

3. Sin mayor ruido político, SFA siempre ha reivindicado el hecho de ser galeses y de contar con el galés como lengua natural. No parece que esto forme el menor jaleo en vuestro país. En España no sucede igual con grupos catalán o vasco parlantes. ¿Por qué creéis que esto es así?

Supongo que hemos tenido una aproximación muy espontánea a nuestra identidad, con una parte de nosotros queriendo huir de la tradición y otra queriendo contar a todo el mundo cosas de la cultura única que nos ha creado. Por ejemplo, nosotros hemos disgustado a muchos miembros de nuestras familias usando el inglés, pero gracias al inglés colonial hemos tenido la oportunidad de lanzar luego álbumes en galés con difusión internacional. Esta ha sido nuestra experiencia, y ha sido un proceso difícil, pero lo hemos superado...
No obstante, no hay reglas y pienso que un grupo vasco o catalán podría tener éxito internacional con sus propias condiciones. Si Sigur Ros pueden cantar en islandés, con ello se muestra un ejemplo muy positivo para grupos de países pequeños.


4. ¿Tenéis previsto otro disco en galés? ¿Seguís huyendo del folk, como os leí en alguna ocasión?

Haremos más discos en galés, porque es nuestra primera lengua y es muy natural para nosotros cantar en ella. ¡También haremos discos en inglés porque crecimos con una obsesión por el rock americano!

5. Hablando del último disco, me ha parecido algo menos psicodélico que entregas anteriores. Más directo, cercano a la New Wave y, singularmente, al Bowie de aquella época. ¿Es posible?

Es cierto. Hey Venus! es un disco muy sencillo. El último álbum, Love Kraft, fue muy complejo y complicado, por lo que queríamos ofrecer un trabajo más simple esta vez. Somos fans de Bowie y, seguro, puedo percibir su influencia en un par de canciones.

6. Una vez leí que os dejabais influenciar por lo que os gustaba y por lo que aborrecíais. ¿Seguís haciéndolo? ¿Habéis escuchado algo de Reggaeton? En España hay cierta reivindicación de ese fenómeno por parte de un sector de la crítica respetable.

Me encantan el Reggaeton y la Cumbia. Escuchamos mucho dance funk y también Miami Bass. Es la música folk de nuestro tiempo. Es una gran música de fiesta también, pero ¡no tenemos planes de hacer un disco de reggaeton!

7. ¿Hay planes de pasar por España en próximas fechas? De ser así, ¿vais a seguir disfrazándoos?

Sí, el plan es venir en noviembre. Creo que el directo será tan simple como el disco, pero, ¡nosotros siempre ofrecemos sorpresas!

8. ¿No habéis pensado en la posibilidad de hacer una gira conjunta junto a Flaming Lips? Creo que sería el summum de la nueva psicodelia y el buen rollo.

Hemos tocado en directo con Flaming Lips. ¡Es siempre un placer verlos porque han llevado el directo a otra dimensión


CAMPUS ROCK INAUGURA CICLO AUTORRETRATÁNDOSE CON THE SEA AND CAKE

Al iniciarse una nueva temporada de Campus Rock, el primer tema destinado a ocupar unas líneas debe ser necesariamente el aplauso para el área de cultura de la UCA y, particularmente, la gratitud eterna a Salvador Catalán, principal y pasional impulsor de este proyecto que ha situado (y consolidado) a Cádiz en el mapa de la escena independiente nacional. En los últimos años, han desfilado por los diversos escenarios de la provincia figuras de primer orden como Teenage fun club, At swim two birds, o Micah P. Hinson, nombres que dan fe del exquisito paladar y criterio de una organización acostumbrada, por otra parte, a optimizar el presupuesto para seguir siendo fiel a sí misma y a su ya extenso historial.

El miércoles, en el Aulario La Bomba, comparecieron The sea and cake. El experimentado cuarteto de Illinois lo hacía con nuevo disco bajo el brazo. Everybody es el título de un trabajo que podría aproximarle, justamente, a un público más amplio del que ha disfrutado hasta ahora. Y es así porque, tras una carrera que se podría encuadrar en el difuso sello del post rock, The sea and cake ha llevado a cabo un sereno giro hacia el pop. En ello quizá haya influido la producción de Brian Paulson, quien es capaz de diseñar espacios sónicos que nos elevan una mitad del cerebro a un confortable salón con chimenea y la otra mitad a una buhardilla húmeda; así es como muchas veces parece desarrollarse el juego entre la voz elegante y, por momentos, frágil, de Sam Prekop sostenida sobre livianos, aunque sólidos, andamios levantados por la guitarra de Archer Prewitt. El paradigma: Exact to me, magistral demostración hacia el ecuador del nuevo disco.

Si la Escuela de Chicago asombró por la erección de edificios muy altos pero que respetaban la escala humana y mantenían un pie en la estética tradicional, se podría decir que los grupos de esa ciudad funcionan de una manera paralela, construyendo siempre sobre seguro melodías y armonías que añaden un piso más sin otra sensación de vértigo que no sea la que proporciona la eficiencia.

La sensación, corroborada el miércoles, es que la banda se encuentra en un punto donde fabrica canciones como el que se ata el cordón de un zapato, con planteamiento, nudo y desenlace simples y digeribles, pero no por ello previsibles. Le ocurre a los que cuentan con condiciones innatas para dar la sensación de que lo hacen fácil. Qué envidia.