21 junio 2010

Mundial 2010: Repaso al fin de semana


Este fin de semana ha sido jugoso en noticias sorprendentes, o no tanto, como la eliminación de Camerún, algo que se podía prever después de su pobre primer partido. Mala fortuna la de una selección de la que, desde el mundial de Italia, siempre se espera algo más. Dinamarca, en cambio, dio muy buenas sensaciones y se jugará el (previsible) segundo puesto con Japón, que sucumbió con dignidad ante una Holanda muy gris y ramplona, especialmente en el primer tiempo, donde el mal juego naranja estuvo a la altura del desplegado por Francia o del de los chicos de Capello en el partido contra Argelia. En este partido se dio uno de los varios errores de porteros del fin de semana. Creo que a estas alturas nadie debería poner en duda la mala calidad del balón. Lo digo porque, hace unos días, escuché a Cañizares afirmar tan ufano que, al final, todo es una cuestión de buena técnica o mala técnica. Ya... yo le recordaría que él no tardó mucho en quejarse del balón del mundial de Corea y Japón -la primera pelota extravagante que diseñó Adidas-... antes, claro, de lo del tarro de colonia que se le escurrió de los dedos con su buena técnica...

Los otros dos equipos africanos, corrieron suerte desigual. Ghana se puede dar con un canto en los dientes tras empatar con unos australianos que no fueron los mismos que cayeron goleados ante Alemania, estando a un pelo de dejar el grupo D con un cuádruple empate a tres puntos. Reconozco que le tengo cierta manía a Ghana, un equipo donde juega un tipo que ha lesionado conscientemente a uno de los líderes de la selección llamada a ser rival por la primera plaza, no me puede caer bien. Hablo, claro, de Ballack y de Kevin Prince Boateng, un personaje chungo y resentido que, en origen y al contar con doble nacionalidad, quiso jugar en la selección alemana y, como no lo llamaban, optó por la ghanesa. El chico se lo toma en serio.

Hay que decir que los equipos africanos tienen una cierta tendencia a la ofuscación, a perder la cabeza a poco que las cosas se tuercen. Sucede en los planos técnico y táctico, y también, claro, en el puramente mental. Lo vimos ayer con Costa de Marfil. El único medio con el que los de Eriksson dieron para poner en apuros a Brasil fue enredar el partido de una manera barriobajera y chusca. Primero, empleándose con una dureza de juzgado de guardia. La entrada a Elano, que se tuvo que retirar en camilla, ni siquiera fue sancionada con falta. Minutos después, forzaron de manera vergonzante la expulsión del beato Kaká. Antes de todos eso, el árbitro ya se había cubierto de gloria haciendo chascarrillos con Luis Fabiano sobre su doble control con los brazos en la jugada del segundo gol. Lo nunca visto: "-
¿Qué? ¿La has controlado con la mano o con el pecho? - ¡Huy, no, qué va! Me ha dado en el pecho, en el pecho, sí... - Ah, jaja, es que me había parecido que... - ¡Qué va, qué va, qué va, yo leo a Kierkegaard! - Ah, entonces, en ese caso, gol, amigo, gol." De vergüenza. Con lo bien que empezaron los arbitros...

Mientras, los vigentes campeones del mundo no han pasado del empate ante Nueva Zelanda. Normal, si tenemos en cuenta que los
All Whites tuvieron que eliminar, entre otros, a Nueva Caledonia y Bahrein. Eso levanta la moral a cualquiera. No hay que fiarse. Ciertamente, Italia no lo hizo tan mal, pero le falta mordiente arriba.

Y es que es esta la constante del mundial: está carísimo hacer goles. Los equipos pequeños defienden perfectamente y, casi siempre, sin dureza y sin marcajes al hombre. No se crean huecos ni espacios y, probablemente, tampoco estemos viviendo un overbooking de matadores del área.

Y Paraguay ganó claramente a Eslovaquia, pero aún tengo esperanzas de que no lleguen a octavos. Los paraguayos, digo. Ahora resulta que no juegan tan mal. Entonces, ¿por qué no lo hicieron con Italia en lugar de limitarse a dar patadas? Será difícil que los derroten, pero creo a Nueva Zelanda capaz de cualquier cosa.

Algunas notas previas sobre España

- Una de las cosas que diferencian a este equipo es la abundancia de jugadores que cuentan con cincuenta o más internacionalidades. Hay que pensar que, por ejemplo, ni Míchel ni Butragueño alcanzaron jamás esa cifra. Había dos dígitos míticos, los sesenta y ocho partidos de Arconada y los sesenta y cuatro de Camacho. Cesc y Sergio Ramos, ambos menores de veinticinco años, superarán la cincuentena en este mundial. Esto indica, sobre todo, una cosa: la consistencia del bloque.

- Nadie presta atención nunca a esta clasificación. Es la tabla permanente de la Copa del Mundo. En ella, España es séptima, por delante de un bicampeón como Uruguay, y a tan sólo ocho puntos de Francia. Por delante sólo se encuentran los seis campeones del mundo restantes. Y eso habiendo estado ausente de las citas de 1930, 1938, 1954, 1958, 1970 y 1974. Piensen en una cifra modesta, como cuatro puntos de media por mundial; hablaríamos de 24 puntos más que situarían a La Furia en el cuarto lugar. Si siempre hablamos de que España, en un torneo largo, saldría campeona, aquí tenemos la demostración palpable de esta afirmación. En mi opinión, la posición del equipo en esa clasificación la obliga a luchar por el título, independientemente de los jugadores con que cuente en una u otra edición.

- Y lo voy a decir ya, antes de que sea demasiado tarde y demasiado ventajista: Me duele decirlo, pero tengo dudas con Puyol. Ya está, ya lo he soltado.

1 Comments:

Anonymous Groucho said...

Antes del partido:
Yo también tengo dudas con Puyol.
Y.......... Sacaría a Cesc de titular.
Y ya.
Después del partido:
Me alarma el cansancio de la selección pero no me sorprende.
Creo que, para no perder la costumbre (espero que no), la roji igualdá se vuelve antes de los cuartos.
Y me jode, la verdad.
Tus refelexiones?

22 junio, 2010 09:48  

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