Mundial 2010: Se trataba de competir
Chile 1 - España 2
En su columna de hoy, Alfredo Relaño se pregunta "si era esto". Pues yo creo que sí. El concepto, no muy complicado, pero un mundo cuando se trata de que lo defina un pelotero, fue clarificado por Luis Aragonés nada más llegar al cargo. Tampoco hizo una tesis doctoral, pero se encargó machaconamente de convencernos de que "España no sabía competir en las fases finales". La segunda parte de España fue una demostración de que este equipo, acunado por Iñaki Sáez, madurado por Luis Aragonés y matizado por Vicente Del Bosque, está disfrutando por fin de la edad adulta, de la capacidad para saber lo que le conviene al partido, leer cuál es el ritmo que éste pide; dosificar y alternar el despliegue colectivo con las fulgurantes apariciones individuales; interpretar si es más interesante arriesgar moviendo la pelota por moverla o si lo que toca es aguantar el chaparrón con rigor, seriedad y estoicismo, esperando que la calidad acabe apareciendo.
Así hizo ayer España. Presentando, por primera vez, sus credenciales de equipo grande y con oficio; fardando de su recién adquirido gen competitivo; desarbolando anímicamente al rival con sus alternativas: juego corto, capacidad de sacrificio, certeros contragolpes, pases en largo, salidas de balón por los centrales; matando con muy pocas llegadas, como han solido tradicionalmente los equipos con opciones de alzar una copa; haciéndolo, además, cuando más se estaba sufriendo, acentuando aún más la sensación de impotencia del contrario; con un delantero en posesión del pulso necesario para rematar una pelota boomerang como esta del Mundial de Sudáfrica, sin parar, pensando rápido y colocándola tan eficaz como suavemente lejos del alcance de cualquier jugador chileno en un alarde de técnica e imaginación.
Háganme un favor. Lean de nuevo el párrafo superior. O, mejor, copien y peguen en un archivo de texto, imprímanlo y váyanse con él frente al espejo. Verán reflejada toda la historia de la selección española hasta el europeo de 2008.
Lo interesante sería que, alcanzado este estadio, las siguientes generaciones de jugadores fueran asumiendo el nuevo rol de España de manera natural. Para eso, no obstante, falta un poco todavía, pero lo comprobaremos con las nuevas incorporaciones de los Llorente, Mata, Javi Martínez, Navas, Pedro...
Mientras, habrá que ganar a Portugal. No es cualquier cosa. Ninguno de ese grupo lo era, pero parece la mejor opción de las tres posibles. Tienen a un jugador incomodísimo, que se llama Meirelles, un centrocampista rápido con mucha llegada que fue el que abrió la lata en el partido contra Corea del Norte. Los lusos, no lo olvidemos, sólo le han podido ganar a los asiáticos, pero siete goles son muchos goles, y hay que meterlos. Tienen siete jugadores apercibidos de sanción, pero alguno no es titular, como el ínclito Duda. Los otros seis son Hugo Almeida, Mendes, Cristiano Ronaldo, Coentrâo, Pepe y Tiago, y es previsible que no quieran perderse los cuartos de final. En cambio, España pasa a la segunda fase como el único equipo que no ha recibido ni una sola tarjeta amarilla, dato a tener en cuenta, no sólo por la buena noticia que es poder disponer de toda la plantilla, sino porque habla de la eficiencia defensiva del cuadro de Del Bosque.
En el horizonte de cuartos figura un duelo con Paraguay o Japón. Y, algo más allá, ya aparecerían Argentina o Alemania, pero esa es otra historia.
P.S. Me gustaría escribir una serie de conclusiones de la primera fase. A ver si me pongo.
En su columna de hoy, Alfredo Relaño se pregunta "si era esto". Pues yo creo que sí. El concepto, no muy complicado, pero un mundo cuando se trata de que lo defina un pelotero, fue clarificado por Luis Aragonés nada más llegar al cargo. Tampoco hizo una tesis doctoral, pero se encargó machaconamente de convencernos de que "España no sabía competir en las fases finales". La segunda parte de España fue una demostración de que este equipo, acunado por Iñaki Sáez, madurado por Luis Aragonés y matizado por Vicente Del Bosque, está disfrutando por fin de la edad adulta, de la capacidad para saber lo que le conviene al partido, leer cuál es el ritmo que éste pide; dosificar y alternar el despliegue colectivo con las fulgurantes apariciones individuales; interpretar si es más interesante arriesgar moviendo la pelota por moverla o si lo que toca es aguantar el chaparrón con rigor, seriedad y estoicismo, esperando que la calidad acabe apareciendo.
Así hizo ayer España. Presentando, por primera vez, sus credenciales de equipo grande y con oficio; fardando de su recién adquirido gen competitivo; desarbolando anímicamente al rival con sus alternativas: juego corto, capacidad de sacrificio, certeros contragolpes, pases en largo, salidas de balón por los centrales; matando con muy pocas llegadas, como han solido tradicionalmente los equipos con opciones de alzar una copa; haciéndolo, además, cuando más se estaba sufriendo, acentuando aún más la sensación de impotencia del contrario; con un delantero en posesión del pulso necesario para rematar una pelota boomerang como esta del Mundial de Sudáfrica, sin parar, pensando rápido y colocándola tan eficaz como suavemente lejos del alcance de cualquier jugador chileno en un alarde de técnica e imaginación.
Háganme un favor. Lean de nuevo el párrafo superior. O, mejor, copien y peguen en un archivo de texto, imprímanlo y váyanse con él frente al espejo. Verán reflejada toda la historia de la selección española hasta el europeo de 2008.
Lo interesante sería que, alcanzado este estadio, las siguientes generaciones de jugadores fueran asumiendo el nuevo rol de España de manera natural. Para eso, no obstante, falta un poco todavía, pero lo comprobaremos con las nuevas incorporaciones de los Llorente, Mata, Javi Martínez, Navas, Pedro...
Mientras, habrá que ganar a Portugal. No es cualquier cosa. Ninguno de ese grupo lo era, pero parece la mejor opción de las tres posibles. Tienen a un jugador incomodísimo, que se llama Meirelles, un centrocampista rápido con mucha llegada que fue el que abrió la lata en el partido contra Corea del Norte. Los lusos, no lo olvidemos, sólo le han podido ganar a los asiáticos, pero siete goles son muchos goles, y hay que meterlos. Tienen siete jugadores apercibidos de sanción, pero alguno no es titular, como el ínclito Duda. Los otros seis son Hugo Almeida, Mendes, Cristiano Ronaldo, Coentrâo, Pepe y Tiago, y es previsible que no quieran perderse los cuartos de final. En cambio, España pasa a la segunda fase como el único equipo que no ha recibido ni una sola tarjeta amarilla, dato a tener en cuenta, no sólo por la buena noticia que es poder disponer de toda la plantilla, sino porque habla de la eficiencia defensiva del cuadro de Del Bosque.
En el horizonte de cuartos figura un duelo con Paraguay o Japón. Y, algo más allá, ya aparecerían Argentina o Alemania, pero esa es otra historia.
P.S. Me gustaría escribir una serie de conclusiones de la primera fase. A ver si me pongo.
5 Comments:
Te juro que me encantaría verlo como tú. En serio. Ayer ví el partido con un amigo y los dos concluímos que qué bien, que hemos pasado primeros y todo eso. Sí. Pero chico, no tengo la sensación de estar soñando despierto como en la Eurocopa. Allí hasta hubo un momento en que pensé: Que venga Brasil!!! y ahora es como: "por Dios que no nos crucemos con Brasil" (en ambas situaciones hipotéticas, era un Brasil-concepto no un equipo con nomres).
Teniendo, como tienes, razón (insisto que te envidio esa visión optimista y fuerte). No ví esa España que me enamoró.
Eso sí, cómo mola la camiseta azul.
La Eurocopa está idealizada. En la primera fase se ganó a Suecia llorando, en el minuto 92. Ahí fue cuando empezamos a "competir". Ese gol en el minuto 92 es una de las claves del cambio de mentalidad de este equipo. El tercer partido contra Grecia fue de vértigo, sin toque, tipo el de Honduras; se pudo perder fácilmente. Marcaron De la Red y el providencial Güiza, pero no dejo tampoco buenas sensaciones. Tampoco ante Italia fuimos un dechado de virtuosismo. Sólo los dos últimos partidos fueron impresionantes. Los equipos campeones van de menos a más. Estamos en el camino.
Me he acojonado y he corrido a comprobar si me contradigo... Por fortuna, no es así
Creía que era el tío máss optimista respecto a la selección pero veo que soy sólo el segundo.
En muchas cosas estoy de acuerdo, perdimos contra Suiza por un accidente y se puso todo muy difícil, sin margen de error, y hemos salido adelante con solvencia.
Qué manía con torturarse, qué masoquismo. Si nosotros hemos jugado mal, ¿cómo se llama lo que han hecho los brasileños? o los ingleses.
Jajaja! Debe ser verdad que soy optimista, pero yo creía que sólo era realista. Creo que cualquier partido del grupo era más complicado que el de Portugal.
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