Mundial 2010: Sin centro de gravedad, ni permanente ni efímero

no soporto ciertas modas:
la falsa música rock, la new wave española,
el free jazz, punk inglés
y la monserga africana.

Busco un centro de gravedad permanente
que no varíe lo que ahora pienso
de las cosas, de la gente.
yo necesito...
busco un centro de gravedad permanente
que no varíe lo que ahora pienso
de las cosas, de la gente.
over and over again.

(Franco Battiato - Centro de Gravedad Permanente)

Eslovaquia 3 - Italia 2 / Paraguay 0 - Nueva Zelanda 0

Cuánto debe molestar que tu equipo, de los 270 minutos de vida con los que parte en el torneo, sólo juegue bien 35... O sólo trate de ir a por el partido en esa franja, lo que viene siendo el 13% del tiempo total. Justos, qué casualidad, los que ha pasado en el campo Pirlo. Con menos ruido que Francia, pero poniendo prácticamente el mismo empeño por no alcanzar la segunda ronda, los italianos aportan su parte para que este mundial viva algo tan insólito como que los vigentes finalistas caigan eliminados en la fase de grupos, ocupando ambos, además, el último puesto de sus respectivos grupos.

El drama es que, en el caso francés, resultaba extravagante apostar por algo que no fuera la eliminación fulminante. El equipo llevaba mucho tiempo desestructurado, traumatizado tras la salida de Zidane y con una notable falta de cohesión interna. No había grandes esperanzas puestas en el papel de los galos, pero a Italia se le presupone otro destino, otra actitud; organización, disciplina, orden defensivo, rigor táctico. Ninguna de estas premisas se ha cumplido en el 77% del tiempo que los azzurri duraron en la Copa del Mundo.

No ha existido combatividad ni espíritu competitivo, salvo por las irritantemente torpes acometidas de Iaquinta y Pepe. Lippi arriesgó al renunciar a la figura del fantasista, pero a cambio no ha ofrecido alternativas. La decisión era aún más discutible en la medida en la que Pirlo llegaba lesionado, pero lo que a lo mejor no podía prever el seleccionador es que Montolivo fracasara en la presentación de su candidatura como sucesor del medio milanista, incapaz de retener en la cabeza la disposición de sus compañeros en el campo, inoperante en la distribución de juego pese a sus constantes intervenciones en el mismo. Ausente Gattuso, también por lesión, Italia se ha presentado más desnaturalizada que nunca, perdiendo por el camino a un Buffon que tampoco ha encontrado un relevo digno en el titubeante Marchetti, al que cabría exigir algo de responsabilidad en, al menos, tres de los cuatro goles encajados desde que asumió la responsabilidad de defender el marco italiano, especialmente en el tercero del cuadro eslovaco. Si no se hace, es porque el nivel de despiste de la zaga comandada por Cannavaro ha sido tan mayúsculo que pedirle cuentas al invitado de última hora rozaría la felonía.

El empuje que ha demostrado el equipo de Lippi en los últimos minutos debería subrayar la irritación para con un colectivo capaz de mucho más. Cierto es que todo ha empezado, insisto, desde la entrada de Pirlo, hacia el minuto 55, pero es que éste ha hecho bueno hasta a Iaquinta.

Lástima, porque, eliminada Francia y renovada Alemania, nos quedamos sin uno de esos equipos víbora con los que nadie se puede dormir. A cambio, tendremos las patadas de Paraguay y la falta de personalidad de Eslovaquia, pero así es el deporte y éstos sí se lo han merecido. Además, parece que los paraguayos no han jugado mal. Eso sí, otro 0-0 para la historia de esta selección. Qué rollo...

Dinamarca 1 - Japón 3 / Holanda 2 - Camerún 1

Vertiginoso ha sido el duelo entre daneses y nipones. Dos libres directos, magistralmente ejecutados por nuestro amigo Honda primero y por Endo después, colocaron al once oriental en franca ventaja, numérica y anímica -estaban mostrando hasta entonces una asombrosa capacidad de llegada- sobre una inoperante Dinamarca. De exhibición física se puede calificar el derroche del delantero japonés, uno de los animadores de esta primera fase, que mantuvo el fondo físico y la lucidez mental hasta el minuto 88, para finiquitar el partido con una sensacional jugada: amago y autopase de tacón en la frontal del área, nuevo amago a Sorensen y asistencia para que su compañero Okazaki remachara a puerta vacía. De placer. No se sabe cuál habría sido la suerte de este partido de haber contado con un Tomassen en plenitud de condiciones. La falta de acierto del veterano delantero fue decisiva para la suerte de un choque que podría haberse convertido en un encuentro de vértigo y alternativas constantes en el marcador.

El otro partido del grupo ofreció una de las imágenes más curiosas y ridículas de lo que llevamos de mundial. Huntelaar marca el gol de la victoria holandesa y se marcha eufórico a la banda a celebrarlo y a posar para los fotógrafos. Aunque fugazmente, algo en su gesto denota extrañeza. Debe de ser que no nota el aliento de ningún compañero; ni siquiera los pasos de nadie que se acerque. Y es que el grupo está felicitando a Robben, felizmente reincorporado al equipo, que se ha marcado una jugada genial, con un zambombazo al palo cuyo rechace ha sido el que ha dado lugar al remate a placer de Huntelaar. Lógicamente, el equipo, que no se juega nada y que mira el partido como un trámite, celebra y felicita el retorno al campo de batalla de su líder espiritual. El delantero se da cuenta y, algo planchado y con la cabeza orientada hacia el pasto, se vuelve hacia el resto, no se sabe si herido en su orgullo o acomplejado por su arrebato de egocentrismo. En cuanto a Camerún, suspenso y de los gordos. Se marchan con cero puntos y dejando la sensación de que en ese equipo siempre habrá algo que les impedirá volver a hacer un papel tan decente como el de Italia 90.

Y España, ¿qué?

Pues yo creo que es una buena oportunidad para recuperar a Iniesta, Cesc y Silva, a la vez que se prescinde de Navas y de uno de los delanteros. Ningún equipo mejor que Chile, que juega abierto y buscando la portería contraria con un vértigo que, si nos hace perder nuestra personalidad, nos puede hacer mucho daño. No me gusta Navas de titular. Me recuerda a cuando nuestra esperanza era Joaquín. Depositar las esperanzas en un extremo es cosa de equipo pequeño. ¿Me estoy contradiciendo? No, simplemente no me gustaría que una serie de soluciones de urgencia se conviertan en norma. Nada más.