Mundial 2010: Para nosotros
Se llamaba, o se llama, Pepe. Pepe Rojas, concretamente. Un día cualquiera, sin venir a cuento, sin partido de por medio ni nada, se presentó en clase con algo realmente difícil de ver: el equipo (nadie le llamaba equipación) completo de "el España". Con botas y todo.
Pepe era estúpido. O no. Lo que pasa es que yo todavía no había aprendido la palabra "repelente", que definía mejor a Pepe. Eso es. Repelente. Un niño bastante feo y con cara de flan que solía ufanarse de las mercaderías que le proporcionaba el bazar turístico de su familia; aquella mañana acaparaba todas las miradas gracias a su equipo de "el España", a pesar de que todos sabíamos que procedía de aquella especie de tienda "de Ceuta". Recuerdo un silencio sepulcral en esa clase teñida de verde. Respeto, admiración... envidia. ¡Y eso que aquella camiseta, aquellas calzonas y aquellas medias no eran Adidas! No recuerdo en mi infancia haber visto ninguna equipación de España original. El que quería una camiseta de fútbol iba, más que a una tienda de deportes, a una de disfraces. Las elásticas -por decir algo- no tenían escudo; había que comprarlo aparte y después coserlo. Imagino que no fue así, pero yo tengo la sensación de que Pepe, aún sin escudo, se pasó la mañana entera en mitad de la clase, tal era el estupor general. Todo el mundo quería ser Pepe, con su puta madre.
Hace un par de años entré en la tienda a mirar si estaba o, más bien, a comprobar si, aún estando, sería capaz de reconocerle. Creí hacerlo, pero no me acerqué, tercio por no estar seguro, tercio porque él tenía mucho trajín, tercio por no quedarme planchado recibiendo la clásica respuesta "pues yo no me acuerdo de ti". Y es que hace veintiseis o veintisiete años (hablo de esa época; hagan cuentas) el negocio estaba en un buen sitio, pero resulta que ese mismo sitio ahora es mucho mejor. Justo al ladito del hotel de Ana Torroja, en el corazón de Tarifa. No vi que vendieran equipos de fútbol, pero ahí estaba él, despachando botes de Delial, chanclas baratas y cosas así.
Me gustaría ver al repelente Pepe y darle un abrazo. No conservo amigos con quien compartiera la gesta de Malta, y puede que Pepe, de todos los pardillos que me rodeaban en aquel 1º A a la mañana siguiente de aquella proeza, fuera el único, junto conmigo, que no se acostó al descanso, cuando el marcador señalaba un raquítico 3-1. "-¿Como que no os dejaron verlo? ¿Como que os mandaron a dormir?", repetía yo una y otra vez al día siguiente. No entendía nada.
Una tarde, después de clase, y paseando por mi madre con Tarifa, vi a Pepe. Esta vez iba acompañado por otros dos chavales de mi clase; Raúl (creo), el clásico chulito rubio con flequillo, y Jesús, un tipo gordito y mofletudo nada envidiable tampoco. Los tres, no obstante, iban con su equipo "del España". Me falla un nombre, porque recuerdo al rubito diciendo algo así como "este es Alejandro, pero siempre le decimos Alexanco". Yo me quedé sin palabras. Quería ese equipo. Mi madre protestó y se preguntó qué hacían esos niños vestidos "del España", en lugar de llevar la camiseta del Cádiz, que era la que me habían traído los Reyes. Pero a mí el Cádiz me daba igual; desde Tarifa me quedaba lejos y, sí, estaba en Primera aquel año, pero yo ni sabía muy bien lo que era Primera ni aún había aprendido a amarlo. En cambio, "al España", sí.
Somos muchos los que tenemos como primer recuerdo futbolístico nítido la goleada a Malta. Antes, puedo intuir retazos desenfocados de decepción. La voz de mi abuelo recurrente ("No son malos los españoles..."), un hombre con el pelo negro, guapo, que se movía espasmódicamente en el área pequeña con una camiseta verde y negra, una voz monótona y grave que salía de la televisión y una especie de desilusión global y resignada. Era el Mundial 82. Mi cabeza conserva sólo algunas sensaciones e imágenes sueltas, que no es poco, pero no es suficiente.
Ruego me disculpen, pero este post es un homenaje a todos los que, a desde aquel partido, comprendimos que algo grande estaba por llegar; que, aunque no sea importante, aun cuando no nos vaya a cambiar la vida ni mucho ni poco, sino más bien nada, sólo la selección española podría proporcionarnos las mayores dosis de éxtasis futbolístico y deportivo; para los que seguimos citas tan decepcionantes como la Eurocopa del 88 (aún no he encontrado a nadie con quien compartir cómo arranque de un suplemento del diario una foto de 1x1 cm de la cabeza de Vialli y la quemé en la terraza con un mechero), la no clasificación para la Eurocopa del 92, los tediosos amistosos y partidos de clasificación, la exasperante era Clemente, al que sólo defendíamos aquellos que, sencillamente, queríamos ganar lo antes posible, sin esperar a un cambio de ciclo ni de nada. Ganar. Ganar. En la próxima. Siempre esperando. Siempre al límite. Siempre mediatizados por la injusticia y la falta de competitividad.
No seré yo quién expulse a nadie de este foro, pero no se den por aludidos los que se suben al carro ahora. Esto es nuestro, de los que nunca perdimos la esperanza, de los que cuando los demás hablaban del despido de Toshack tratábamos, sin éxito, de cambiar de tema proponiendo como seleccionador a Irureta. Es de gente que ya no está, que se fue sin que este equipo le proporcionara una alegría, no vitalmente necesaria, pero oye, qué bien les habría venido, como mi abuelo, como el padre de J. como A., al que le dio tiempo a disfrutar del triunfo hace dos años en Viena. Es también de gente que no puede volcarse en la pantalla como quisiera, como dos o tres personas a las que quiero bien.
Espera Holanda. No importa ganar, pero si ganamos mejor. De eso hablaré otro día. Hoy tocaba otra cosa.
Decía que habíamos dejado a Raúl (o Alejandro), Pepe y Jesús atrás. Mi madre cuestionándose por qué no llevaban camisetas del Cádiz. En esas protesté. Meses más tarde, mi abuelo adquirió un par de escudos en Sports Play, esa añorada tienda de deportes de Corneta Soto Guerrero. Uno era de plástico, muy cutre, la verdad; el otro era bordado, chulísimo. Mi abuela lo cosió en la camiseta roja. Mi equipo no había tardado demasiado en llegar. Supongo que fue adquirido en la tienda de Pepe. Aún lo conservo. Y no lo cambiaría ni por ningún miserable Fred Perry. Puede que ni por un beso de la flaca, oigan. Y es que el fútbol, señores, es así.
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12 Comments:
Yo he sido escéptico en infiel a la selección para protegerme de la desilusión. Pero ni por esas me libré de ella.
Mi primer recuerdo vivo no fue la hazaña contra Malta sino la derrota ante Bélgica. No es lo mismo iniciarte con una cosa que con otra.
Hoy estoy feliz, pero este momento es más vuestro, de los futboleros de toda la vida, que nuestro, futboleros recientes de la era "Pro" (algún día te contaré cómo se despertó mi verdadera pasión por el fútbol).
Yo siempre fuí de baloncesto. Siempre. Era bastante bueno. En futbol era como una gallina sin cabeza.
Eso sí, aún conservo fotos vestido con la equipación de Arconada (escudo bordado y cosido y pantaloneta acolchada). Yo quería ser portero.
Yo tuve después la de Arconada. No original, por supuesto. :)
Mi primer recuerdo fue Maceda, en aquella Eurocopa. Después el día en que Platini me hizo llorar desconsolada en el suelo del apartamento. Mi padre y yo saltando con españa-Malta. Y un abrazo, botella de champán y gritos por la terraza cuando ganamos la medalla de oro en las Olimpiadas.
Ayer no lloré, pero casi. Me había despertado molesta con algunos comentarios en el facebook tipo arribaespañamierdalsocatalanes y otros despectivos al revés. Mi ilusión no sabía de Estatuts ni autonomías, ni quiero q sepa. Ayer jugaba España y yo era desde el niño Torres, a Zubizarreta, de todos los que nos habían hecho mirarnos con cara de "Esta vez sí" en mitad de un partido.
He llorado leyendo tu post. Yo fuí la que le robé a mi hermano el Tango cuando se lo regalaron en la comunión. Hoy quería buscarlo en el trastero de Benicàssim.
Confieso que no he aguantado tanto como los más fieles y que en el primer partido de este mundial dudé mucho de la selección. Pero siento que voy a pasarme cuatro o cinco días en el limbo. Y que como en el anuncio de Mahou, esto lo vamos a recordar siempre.
¿Ves Isaac? por tu culpa vuelvo a llorar,
besos
eva
Vengo instado, obligado (casi) por la promoción que de tu blog ha hecho Eva.
Decirte, que yo soy tan futbolero como poco fanático, en cuanto al tema de las nacionalidades, con lo que puedo admitir sin complejos que he sido un admirador poco ferviente de la selección, pero no poque no ganara, ni tampoco por esa recurrente "mala suerte" con la que el destino nos tenía acorralados, sino sencillamente porque hasta la Eurocopa me ha aburrido soberanamente; y eso es algo imperdonable.
Oasis como los de Malta, eso sí, valen una vida de espera.
Un saludo.
Gracias por tu visita y tu comentario, Raúl. El tema de las nacionalidades y todo el rollo yo es que ni me lo planteo, la verdad. Se trata de fútbol y, si acaso, más que de nacionalidad (o nacionalismo) de cultura de país. Como pasa en Inglaterra, donde, me duele la boca de decirlo, o los dedos de escribirlo, New Order y Lightining Seeds han compuesto épicas canciones para animar a su equipo.
La final es de todos los que quieran que sea suya, faltaría. Aunque en el fondo crea que es un poco más de quienes tuvieron fe antes y después de los de Suiza, por ejemplo tú, por ejemplo yo que al día siguiente le dije a mi panadera "no ha pasado nada, ganamos seis partidos y campeones".
Refréscame la memoria, ¿cual es la canción de New Order?. En España me gustó mucho una que hizo La Frontera hace varias eurocopas, lo de "podemos" es penoso.
Hombre, que yo no excluyo a nadie ni creo que nadie tenga que tener derecho a sentirse más partícipe. Es una especie de juego poético, pero sí reconozco que muchas veces me he sentido muy solo en esta causa.
La de New Order es World in motion. La enlacé junto a Three lions el otro día. En el vídeo participan Gascoigne y, al final, John Barnes.
Podemos es patético, ok, pero es que no mejoramos... hace cuatro años fue "Señor trepador", tronco, una especie de Canto del loco, más malo todavía. Y años ha, hubo una canción de Rosana que también cantó todo el equipo... Recuerdo a Alfonso haciendo el candao con el micro el chaval.
Es una cuestión de cultura de país, como decía antes. En la canción de New Order se dice, alternativamente, "Jugamos por Inglaterra, cantamos la canción, cantamos por Inglaterra". Cambia "Inglaterra" por "España" y luego me buscas un grupo indie de cierta calidad que tenga huevos de entonar algo así. Eso sí, para hacer canciones de perdedores tipo "Nunca ganaremos el mundial", como hacen LHR o titular un disco "El codazo de Tassotti" sí, para autotildarnos de perdedores no hay complejos. País...
Muy bueno el Post. Al final del partido te quise mandar un SMS, pero estaba bloqueado, no sabía que escribirte...cuantas emociones y cuantos recuerdos al final del partido...
Mi primer recuerdo futbolistico de "El España" fue por supuesto el 12-1, que de saltos en el sofa de casa...12 goles!!!! increbile... y después cuando hemos crecido de las veces que mi amigo Isaac ha disfrutado poniendo esa cinta VHS con el partido, y con el gol de Señor narrado por Pepe Angel...que recuerdos esos de juventud
También me acuerdo cuanto sufrí después. En el Telediario del famoso día 28 de diciembre, dijeron que el partido iba a ser anulado y tendría que repetirse por la invasión de campo al final del encuentro, me eché a llorar...no me lo podía creer...pero mi padre, sabio él, me explicó aquello de los santos inocentes y que el partido no se iba a repetir, que habíamos ganado por 12-1 y que nadie iba a cambiar el resultado...uff dije...después de lo que yo había saltado en mi casa.
PD.-....Yo tb tuve mi equipación de "El España" con mi escudo cosido, mis calzonas, y mis medias también falsas..e incluso conservo fotos de ello..
Antes cuando eramos pequeños todso deciamos que eramos de "El España" , despues crecemos y sin razón alguna nos hacemos de un equipo,...pero creo que con esta Selección las cosas volveran a ser como antes, todos de "El España".
PD-Ganamos el domingo.
Acabo de escaparme de la Jaula de Du y tras leer este post me ha reconfortado saber que no fui el único que creció con el trauma de La España.
Mis primeros recuerdos se remontan al Mundial de 1982. Eran lamentos, como el día de Honduras o el día de Irlanda: en Benicàssim, en bici, y encargado de comprar tabaco para la familia, escuché los lamentos desde varios apartamentos. Y la Eurocopa maldita del 84 con Arconada o el penalty de Eloy Ollala ante Bélgica en el 86. Y así hasta el infinito, siempre con el verano como compañero de estos sinsabores. Mi padre y yo y el consabido “calentets i cap a casa” (calentitos y para casa).
Pero es curioso, que el recuerdo que más veces me asalta es el de una conversación con mi padre en pleno Mundial 82. Una canción de Manolo Escobar hacía las veces de himno del Mundial y llegaba al cénit con la frase "España es la mejor". Pues bien, España acaba de perder 2-1 contra Alemania. Recuerdo que entonces, a escasos metros de la playa, le dije a mi padre muy serio: “Papa, España no es la mejor”. Mi padre me miró de soslayo, como si no entendiera. Yo insistía: “Sí, la canción dice que España es la mejor, pero Alemania ha ganado a España. Alemania es la mejor”. No recuerdo qué dijo mi padre, supongo que salió al paso con elegancia. Supongo que si yo hubiera sido más mayor, me hubiera dicho que, del mismo que yo para él siempre iba a ser el mejor, aunque no sacara las mejoras notas, para él España era la mejor, aunque no ganara.
En fin, larga vida al pulpo Paul y, con perdón de las féminas, larga vida a Larissa Riquelme
Para Kike: La canción de La Frontera se titula 'No vuelvas sin ella'.
Firmado: el exiliado de Du
Isaac, un abrazo
Un abrazo, Kike. A los habituales, tambíen. Cuando pueda...
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