17 septiembre 2008

Madonna

Ayer no fui a Alcances porque estuve viendo a Madonna en Sevilla. Creo que será la última vez que vaya a un concierto grande. Ya no los disfruto nada. Y menos aun, sin tomarme un par de copas. Son carísimos y me parecen totalmente vacuos. También sé que es una opinión que puede resultar tan pedante como simplona; tan previsible como afectada, pero no me importa lo que parezca. Sencillamente, me aburro en los conciertos de estadio.

Sé que debería darme igual lo que hagan los demás, pero si un individuo de los que va a un concierto por lustro se dedica a seguir éste por la pantalla de su artefacto digital, que a su vez recoge lo que muestran las pantallas del estadio, y mientras mantiene los bracitos bien arriba impidiéndome ver, imagino que algún derecho a la queja tengo. Lo que ocurre es que es algo ya tan manido que ni mi novia ni yo nos hicimos el menor comentario. Asumir las molestias es algo que va contra mi personalidad, la verdad.

Del concierto en sí he decir que me dejó algo indiferente. Creo que la chica hizo un recorrido muy equilibrado por toda su carrera, dejando incluso un poquitín de lado los inicios. Del True Blue, por ejemplo, sólo interpretó una versión balcanizada (eso es que España se balcaniza, Jose Mari) y también un poco vulcanizada, de La Isla Bonita que, si bien sorprendió por su estudidado eclecticismo, nadie se puede dar por ofendido si alguien la califica de hortera. Con Express yourself sólo se atrevió en un momento de interacción con el público, sin instrumentos y a pelo. No estuvo mal.

Por cierto, ya lo dije cuando el FIB, pero quizá deberíamos copiar algo de los ingleses. De un tiempo a esta parte, creo que en España cada vez se baila y se canta menos en los conciertos. Es como si nos diera vergüenza. Hay algo de actitud de nuevo rico en esto. Que pase en un concierto de Remate lo puedo entender, pero en Madonna... Algo no cuadra.

Si tengo que elegir dos momentos, me quedo con la explosión de Hung up -he leído por ahí que sin el sample de ABBA; no es verdad- Like a prayer y, sobre todo, de Ray of light, que siempre había creído que era mi canción favorita de la Ciccone. Ayer pude comprobarlo. Creo que lo tiene todo sin abusar de nada. La deberían de poner todas las noches en todos los bares del mundo.

Escenográficamente hablando, lo que más me gustó fue el virulento enfrentamiento de la rubia con su pasado en She's not me, encarnado en cuatro modelos ataviadas con vestimentas propias de otras tantas épocas de la artista. También me sedujo la ambientación pop -sí, es lo que hay- de Into the groove, con las ilustraciones de Keith Haring.

Las derivaciones hacia el hip-hop y tal, pues...

La diva también se encargó de dejar claro su posicionamiento de cara a las elecciones presidenciales del 4 de noviembre. Buena noticia. Va con Obama. Esperemos que sirva para algo, porque parece que McCain está dispuesto a ser aun peor presidente que W. Bush.

Respecto a Alcances, he visto estos días el documental dedicado a Bebo Valdés. Mira que Trueba no me es simpático, pero reconozco que sin él nos habríamos perdido a este pedazo de personaje.

También han proyectado, en una versión con mejorables subtítulos (y hasta aquí puedo leer), "EEUU contra John Lennon", un emocionante trabajo que me ha servido para escribir uno de los textos más cursis de mi vida. Hay que contentar a todos los públicos, ¿no?

P.S. Este texto de Blas Fernández sobre el concierto de Madonna está muy bien.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Después de lo hablado sobre Julio Iglesias me quedaba con muchos remordimientos después de malvender mi entrada para el concierto de Madonna en Valencia, pero es que no estaba con ánimo.Cuando la compré hace tre meses estuve a punto, en un delirio, de reivindicar el tul en el pelo, la ropa interior a la vista y el moldeado con mechas. Desde que he visto a gente acampada dos días antes en las inmediaciones de Cheste la entrada me ha quemado en los bolsillos. Ardía al ver las imágenes de Sevilla: yo no hubiera asumido con estoicismo lo de las pantallas, el inmovilismo y el bailar pasito-pasito. A la Ciccone hay que bailarsela desbocada, por eso no iré mañana, porque me temo que no se deja. Pierdo dinero, pero me quedo con el recuerdo de la época del "Like a Virgin" o de "Papa, don't preach" que yo sí que soy cursi. Y para ver sus últimas coreografias en pantalla prefiero "testimonios" y su temazo , "el tiempo pasa, despacico". Así que no sabes cuánto agradezco tu crónica, por lo q no he vivido.
Me sacudo la cursileria tanto como puedo para hablarte del otro tema, el documental "Los EEUU contra Lennon". Yo tuve la suerte de verlo hace poco, en plan temático- en dos días "Yellow submarine"; "El hombre que asesinó a John Lennon" y la peli de la que hablas- y me quedé noqueada. Canciones como "Revolution", "Give peace a chance" y "(Just like) starting over" tomaron matices nuevos.¡¡Acabé envidiando a Yoko Ono vestida de blanco y con pamela!! Por eso cuando he leído tu artículo me he reído de mí misma un rato. Me ah gustado mucho, pero con franqueza, no sabes qué es ser cursi,los que vivimos dentro de esa pesadilla sabemos que no tiene límites!
(La película sobre Marck chapman te la recomiendo, ahí sí que me asusté al escucharle confesarse fans. Si algún día llego a esos extremos por favor dí a mis amigos que me incapaciten.Gracias)
Besos (y mil perdones por lo extenso del comment)
eva

17 septiembre, 2008 18:35  
Blogger Isaac said...

No hay de qué. Gracias por tu aliento, que me están dando por tos laos, jaja!

17 septiembre, 2008 18:47  

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