22 septiembre 2008

Madrid, ocho y cuarto

Este fin de semana he estado en Madrid para llevarla al aeropuerto. El sábado pasamos todo el día en la calle, sentados en la pizzería del 2 de mayo primero, y luego en un sitio que yo no conocía, que se llama La Mucca, donde ponen una pizza de setas riquísima.

He estado con mucha gente a la que aprecio y con la que lo he pasado estupendamente. El único lunar de tan magnífico fin de semana salió el viernes, cuando fuimos al 8 y medio, dispuestos a vivir una noche de color y pop, sin que en ningún momento apareciese ni el color ni el pop. No sé qué le ha pasado a esa sala ni si ha sido premeditado. La gente con la que he hablado me ha dicho que no es de ahora, que ya lleva mal un tiempo. Pues qué pena... Mucho tendrán que cambiar las cosas para que yo vuelva por allí.

Por otra parte, el verano ha terminado definitivamente. El veranillo de San Miguel me cogió en Madrid y, aunque puede que llegue algún otro día de playa suelto, yo estoy contento como unas castañuelas. Los que lleven más de un año pasando por aquí -haberlos haylos- sabrán seguramente que para mí la felicidad está en el otoño y su decandente renacimiento. Este cielo nublado que nos ha acompañado todo el día, las nubes, la humedad, el olor de las primeras lluvias, el vino, el caldito... y, claro, los primeros foulards, chaquetillas, medias, etc, etc, etc.

El festival de Alcances terminó. No enlazo las dos últimas crónicas porque salieron mal en la edición digital del diario. Las cuelgo aquí, ya que creo que fueron justamente las dos mejores películas de esta edición, de lo que yo vi al menos.

Por cierto, uno de esos últimos días también vi un documental dedicado a The Psilicon Flesh. Tostón de película y tostón de grupo. Por culpa de gente como esta, yo pasé durante bastante tiempo de todo lo que oliera a independiente. De pasada, salía Fran muy, muy jovencito. Por suerte, no me tocó hacerlo.

Creo que este año el programa de documental musical ha crecido un pelo respecto al anterior, pero el mayor incremento de calidad se ha notado precisamente en los conciertos paralelos. Y eso que dicen que el presupuesto había disminuido.


Carlos Saura o la discreción elocuente

A estas alturas, ha quedado bien claro que Carlos Saura concibe el documental musical de una manera literal, perfectamente ajustada a la definición que, fundiendo ambos términos, podríamos extraer del D.R.A.E.: “Que representa, con carácter informativo o didáctico, hechos, escenas o experimentos pertenecientes o relativos a la música”. No cabe duda de que la serie con la que el oscense está enriqueciendo su filmografía, sobresale especialmente por su rigor y por la delegación de todo el peso testimonial en los verdaderos protagonistas: músicos y artistas. Auxiliado en la fotografía por José Luis López Linares, quien ha optado por un discreto e inteligente continuismo respecto a los anteriores trabajos de Vittorio Storaro o Alcaine, el segundo plano –que no el absentismo- por el que opta Saura constituye toda una lección artística y vital, ya que es ello lo que da lugar a, sin ir más lejos, la imagen que muchos recordaremos de esta XL edición de Alcances, el duelo ibérico protagonizado por Mariza y Miguel Poveda. Talento y pasión administrados gota a gota hasta alcanzar el éxtasis. ¿Y cómo enfrentarse a la sombra de Amalia Rodrígues? Invitando a Caetano Veloso, con su característico timbre, a cantar Estranha forma de vida, y abundando así en el fenómeno de la difusión del género por las antiguas colonias portuguesas. Genial.

Joe Strummer: La leyenda del indomable

Había expectación por disfrutar del filme de Julien Temple sobre la vida de Joe Strummer, un gran especialista en las nobles artes del aforismo y del mote que, más que probablemente, habría lamentado la prescindible modificación del título original de la película (The future is unwritten) en su traducción al castellano [Vida y muerte de un cantante].

Al margen de cuestiones administrativas, Julien Temple, que ya abordó en La mugre y la furia la historia de los Sex Pistols, el otro gran nombre del punk británico, ofrece al espectador un retrato detallista y riguroso. El tremendo arsenal de imágenes de archivo es combinado con testimonios de amigos; unos más valiosos que otros, todo hay que decirlo. De la utilidad de los comentarios de Topper -el ninguneado batería, artífice de Rock the casbah!- hasta los de Johnny Depp media un abismo.

Con estos elementos, Temple recorre las diversas etapas vitales del músico en una obra cuya máxima virtud es la total ausencia de concesiones. Y es que, llevados al extremo, el alto nivel de exigencia consigo mismo y la ejemplar capacidad autocrítica conformaban un ingrediente más para incrementar el número de zonas oscuras y contradicciones en las que solía incurrir Joe Strummer. Los invitados, y con ellos el director, no escurren el bulto ante una realidad que conforma la otra faceta de una de las mentes musicales más abiertas, inquietas y lúcidas que ha dado el Reino Unido.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

El Otoño es estupendo.

Tienes, además, tres meses para compartir contigo mismo y reencontrarte si fuera necesario (a veces lo es). Sé que estarás al sur y la otra parte al oeste pero tienes techo, cama, comida y amigos en un punto concreto del norte.

El Otoño es lo mejor.

23 septiembre, 2008 08:52  
Blogger Isaac said...

Ah! Qué bien lo vais a pasar! Gracias!

23 septiembre, 2008 08:59  
Anonymous Anónimo said...

Mi mes favorito es octubre, sin duda.

Un abrazo Isaac, que hace mucho tiempo que no escribo en ningún sitio...

23 septiembre, 2008 13:27  
Blogger Isaac said...

Ese estudiante!

23 septiembre, 2008 13:51  
Anonymous Anónimo said...

Ahora ya no sólo soy estudiante... que tambien, además he pasado a formar parte de la plantilla del patrocinador de la liga.

¡... adelante!

Por cierto, el otro día nos regalaron unas equipaciones y todo jaja

23 septiembre, 2008 16:41  
Blogger Isaac said...

¿Yo qué carrera hice?

23 septiembre, 2008 16:58  

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