30 mayo 2007

Despertar en primavera

Así decía una vieja canción de Franco Battiatto. La mía está siendo bastante aburrida, todo hay que decirlo, pero espero que cambie, porque mañana me voy a Barcelona al Primavera Sound.

Aunque me gustaría, no puedo ir a todos los festivales. Este año he elegido, de momento, el Primavera y el Contempopranea; aquél por rellenar lagunas, este último por lo contrario, por la cercanía y familiaridad de los grupos de "aquí".

Han crecido muchos festivales, especialmente el Summercase, mientras que el cartel del FIB ha resultado ser de otra dimensión, así que para decantarse por uno o por otro hay que contar con ciertos datos colaterales. A saber, precio, facilidad de alojamiento, auditorio, cercanía del lugar de residencia, etc.

Puede que el año pasado fuera mi último FIB. El festival se ha elevado hasta unos límites que yo no soy capaz de soportar. En su contra juega, sobre todo, la baja calidad del público, ya que abundan los modernetes con ínfulas cooles, así como el petardeo inglés, a veces botella en mano. Es prácticamente imposible seguir de manera decente la actuación de los cabezas de cartel. No estoy dispuesto a ver a Camera Obscura en esas condiciones, mientras que imaginar a Antony and the Johnsons allí no sé si me parece una pesadilla o una broma de mal gusto. Por no hablar de los codazos que puede llegar a haber con Arctic Monkeys. ¿Será que me hago viejo? El caso es que paso.

El Summercase es un festival majete, aunque un poco caro. Jarvis, The Jesus and Mary Chain y Flaming Lips justifican sobradamente el viaje. El problema es que, en mi caso, sería en Madrid. Esto significa:

a) Un calor de pelotas
b) Una más que probable sobreabundancia de peña que irá porque es lo que toca hacer ese fin de semana, para contar el lunes en la máquina de café a los que vuelven de la sierra, han pasado unos días en alguna playa de "lo más" o, sencillamente, no son modernos.

El Primavera es el que a mí me ofrece los grupos más raros, mayor posibilidad de exploración y de encontrar nuevos filones que explotar, enlaces para llegar a destinos inéditos. Yo voy a ver a Slint. Nunca pensé que pudiera ver a Slint. Y encima tocando el "Spiderland". Estoy seguro de que va a ser toda una experiencia. Hay un cartel muy completo, con Sonic Youth, Wilco, Blonde Redhead, Herman Düne... pero yo voy a ver a Slint.

La implicación del ATP Festival para con el certamen barcelonés es lo que le da ese puntito de diferenciación respecto al resto de festivales de la península. Además, el público catalán, con lo serio que se toma el hecho de ser moderno y tal, espero que esté muy calladito y atento. A ello hay que sumar el hecho de que, después de cuatro días en Barcelona, seguro que vuelvo a provincias super puesto en nuevas tendencias que habían pasado desapercibidas desde mi humilde posición.

Ya contaremos a la vuelta qué tal ha ido.


Isaac Lobatón

27 mayo 2007

Los Ronaldos: Los últimos normales

Quizá nunca debieron separarse. A lo mejor es que realmente nunca lo hicieron. ¿Cuándo se acaba la carrera de un grupo? ¿Qué es la disolución de un grupo? Vuelven Nacha Pop, vuelven Olé-Olé (!!!), vuelven Los Ronaldos, volvieron Hombres G, y un amplio sector de la población quiere que vuelva Mecano, qué necesidad...

El motivo platónico de separación de un grupo debería ser el hecho de que la química entre sus componentes se haya agotado, conduciéndoles la situación al desierto creativo y al estancamiento artístico. En el por qué de la desaparición de la química es donde radica la problemática. Analizado desde el exterior, el problema de los egos aparece destacadísimo. ¿Qué ha podido llevar a Los Piratas a separarse? Iván Ferreiro y Fon Román hacen el mismo tipo de música, el mismo tipo de letras, y cantan los dos de la misma forma; igual que cuando estaban en Los Piratas, por otra parte. ¿Tiene algún sentido?

¿Por qué se separan Mercromina y aparecen Travolta, que son casi iguales? Yo no veo demasiada diferencia por ningún sitio. La inerte y cansina voz de Joaquín Pascual -una de esas cosas que la crítica políticamente correcta no dirá nunca ni de coña- sigue siendo, al menos para mí, la mayor seña de identidad de ambos grupos, independientemente del alto nivel compositivo que muestran sus canciones. Por no hablar de la disolución de Chucho...

Algunos músicos deberían aprender del Ford Fiesta o del Volkswagen Golf. ¿Nunca han pensado cómo modelos de coches con treinta años de existencia se siguen llamando igual que los originarios? Seguramente sea porque lo que tratan de representar con su nombre sea una idea que ofrecen al público.

La idea que parece más extendida es que existe una dinámica inamovible asociada a la carrera musical. Simplificando: Formo un grupo; ensayo; compongo; encuentro quién me edite el disco; en el mejor de los casos, triunfo; me voy de gira; me drogo; me tiro todo lo que se mueve; me piden un nuevo disco con urgencia; me va dando un mal, una crisis; edito el disco, pero ya pienso en dejarlo...

¿No se han parado a pensar que Bob Dylan no lo ha dejado? Neil Young no lo ha dejado. Tom Waits no lo ha dejado. Lou Reed no lo ha dejado. Iggy Pop, Bowie... Ni siquiera Paul Mc Cartney lo dejó del todo. Sin embargo, en nuestro fuero interno seguimos pensando que cuando un grupo alcanza su cuarto o quinto trabajo, su carrera está tocando a su fin. Hace años que oigo hablar de la disolución de U2, y ahí siguen dando por saco; así ocurre también con Los Planetas, de quienes he oído y oigo de todo. Un ejemplo simpático: en la época del "Unidad de desplazamiento" -cuarto larga duración del grupo- se oía por todas partes que esta vez Los Planetas iban a vender muchos discos y que, si no, se separaban porque "es que ahora están con una multinacional". Se lo oí decir a mucha gente y quedarse tan fresca, cuando Los Planetas estuvieron con una multinacional desde el principio de los tiempos. Ficharon por RCA, que luego fue absorbida por BMG quien, a su vez, se fusionó con Sony hace algo más de dos años. Bien, el último disco de Los Planetas lo edita Sony-BMG, es decir, la multinacional de siempre.

El problema cuenta, sin embargo, con muchos matices. En los años ochenta y primeros noventa se podría decir que la industria discográfica disfrutó en nuestro país de su época dorada. Hay que pensar que fue entonces cuando la mayor parte de los bolsillos pudo destinar importantes cantidades de dinero a su ocio, y entonces nadie se quejaba del precio de los discos porque nadie se había planteado que la matería prima (para muchos el único medio de valorar una producción discográfica, por lo visto) costara cinco duros. Un disco o una cinta costaban algo más de mil pesetas, mientras que un compact disc -entonces no se llamaban cedés- se podía aproximas a las tres mil.

Un ejemplo: El "Camino Soria", de Gabinete Caligari (hablo de memoria) pasó de las 200.000 copias, mientras que "Privado" -el disco que contenía "La culpa fue del Cha cha cha"- se acercó a las 400.000. Con esos avales, el grupo marchó a Londres a grabar "Cien mil vueltas", trabajo que a duras penas pasó de las 100.000 copias. Este resultado fue considerado por EMI un sonado fracaso (¡Ja!) y resultó clave en el postrero devenir del grupo madrileño. ¡Ay! Antes se alcanzaban las 100.000 copias con chascar los dedos. Así que, en esas circunstancias, 100.000 distribuciones de un disco se podían ningunear sin por ello tener la conciencia sucia.

El tema da para mucho y volveré a él, espero, en alguna ocasión.

El hecho es que algo parecido debió ocurrir a Los Ronaldos. El grupo quiso probar cosas nuevas con "Sabor salado", y también con "Cero" e "Idiota", pero la propia industria, una vez más, vendía cierta sensación de que el grupo había alcanzado su zénit, se encargaba de transmitir la idea de que su nuevo trabajo sería como un noble venido a menos, cenizas de una gloria efímera.

Así Coque, en plena eclosión del indie, y convertido también en actor ocasional en memorables mediocremedias como "Nada en la nevera" y "Todo es mentira", se lanzó a una carrera en solitario tan alejada de los parámetros que había transitado con su grupo como poco reconocida por público y crítica.

En definitiva, yo quería decir que creo que Los Ronaldos nunca se separaron o que, en condiciones normales, nunca se debieron disolver. Hay una enorme diferencia entre los artistas que disfrutan de lo que hacen y los que están en esto por dinero (para drogas o para chalés, que para el caso es lo mismo), por ligar o por ego. Por ejemplo, es claro que la reunión de Nacha Pop se debe a motivos puramente económicos, y que lo de Olé Olé no tiene nombre, pero Los Ronaldos no están en esa liga, por más que sus conciertos arrastren hoy a una caterva de pijos cuya edad media ronda los treinta y cinco años.

Los Ronaldos pudieron ser el último grupo normal del pop español. El último grupo que, siendo como era bueno, sin más, llegó al éxito y triunfó en las radiofórmulas antes de que las frentes más anchas hubieran de pasarse, obligariamente, a propuestas más alternativas. Un cuarteto que es un modelo para cualquier artista novel porque cuenta con unos ingredientes que, uno no sabe muy bien cómo, permiten siempre que sus canciones transiten por el terreno de la eficacia.

Cuentan con un front-man como Coque Malla, que une a su peculiar tono de voz un indudable y perenne carisma cuando, aun ahora, no ha cumplido los cuarenta años, pero además es un grupo que siempre ha estado perfectamente engrasado, aunando perfectamente el sonido SG (Coque) con el sonido Tele (Luis Martín), dos mundos opuestos sustentados por el tándem rítmico que conforman Luis García y Ricardo Moreno, éstos sin más protagonismo que el que concede el segundo plano, ya que Los Ronaldos son, insisto, una banda de guitarras, una banda clásica de blues y rock and roll que cuentan, además, con una química envidiable sobre el escenario, un oficio infrecuente y unas juveniles ganas de diversión.

Su reciente EP vuelve a contar con esas canciones pegadizas como la melaza, composiciones de pocos acordes que no se hacen monótonas y que vuelven a transitar los mismos temas que siempre caracterizaron al grupo, con momentos de misantropía y soledad (elegida), sexo descarnado, y el humor utilizado para abordar la incomprensión hacia el género humano en general y hacia la mujer en particular.

Mi más sincera bienvenida a unos que nunca debieron irse.

Isaac Lobatón



21 mayo 2007

Porque la vida podría ser maravillosa...

La mente humana es a veces caprichosa. Hoy, mientras escuchaba a Remate en un viaje en coche, que duró el tiempo de un disco, se empezó a materializar en mi cabeza una idea curiosa; una de esas cosas que no se te ocurren a ti el primero, pero que no te has enterado que (seguramente) a otro se le haya ocurrido. En realidad, la había maquinado semanas atrás, viendo el directo de La Costa en Sevilla, que coincidió en el tiempo con la apurada victoria de España ante Dinamarca.

Se trata de asociar a varias figuras del pop de los últimos tiempos con puestos futbolísticos y, a ser posible, con algún jugador concreto. Se aceptan sugerencias, pero yo, evidentemente, tengo alineación, entrenador, banquillo y hasta gente en la grada. Es un juego tonto, así que no pretendo ser riguroso. Que cada uno haga la suya. Igualmente, se admite cualquier esquema de juego clásico: 4-4-2, 3-4-3, 5-3-2... Yo voy a hacer un 4-4-2 con dos pivotes defensivos pero con clase:



REMATE
(Claudio)
MENDETZ SPACEMEN 3 LOS PLANETAS HIDROGENESSE
(Cafú) (Beckenbauer) (Maldini) (Roberto Carlos)

SERGIO ALGORA FRANCISCO NIXON
(Xabi Alonso) (Guardiola)



CARLOS BERLANGA IRA KAPLAN
(Laudrup) (Zidane)


ASTRUD SEÑOR CHINARRO
(Romario) (Van Basten)



Entrenador
: Paco Loco

Segundo entrenador: Santiago Segurola

BANQUILLO -

Portero Suplente: ANTONY (Zubizarreta)
Defensas: THE UNFINISHED SIMPATHY (Javi Navarro), ARCTIC MONKEYS (Sergio Ramos), CYCLE (Puyol)
Mediocampistas: CAMERA OBSCURA (Iniesta), TULSA (Messi), JARVIS COCKER (Figo), FRANZ FERDINAND (Beckham)
Delanteros: PIPETTES (Rossi), MORRISSEY (Ronaldo), Tachenko (Munitis)

Se quedaron en la grada, no convocados:
La Habitación Roja (Onésimo), Sexy Sadie (el hermano de Onésimo), La Buena Vida (Fernando Hierro) y Oasis (Butragueño).


Isaac Lobatón

P.S. Lamento que el esquema del 4 - 4 - 2 no quede tan cuadrado como me gustaría.
P.S. 2: Lamento el fracaso de la configuración. Por sugerencia de Un viaje a la luna, amplío el tamaño de letra.
P.S. 3: Voy a argumentar porque, como suele suceder en según qué casos, hay quien piensa que me aburro tela:

- Básicamente, Remate me recuerda a Claudio por la barba. Fue el primer portero bueno del que tuve noción, siendo bastante pequeño. Las canciones de Remate son el último baluarte cuando uno no puede más.
- Los dos centrales son pegajosos y envolventes, pero con momentos de lucidez y electricidad, como Maldini (cuando ha estado de central) y Beckenbauer. En la banda derecha, fulgurante es Mendetz-Cafú, que sube con frecuencia para poner centros muy medidos. Hidrogenesse, en el lateral izquierdo, tienen -como Roberto Carlos- momentos en que se les odia y momentos en que parecen lo mejor que le ha pasado al fútbol.
- En el medio campo, dos señores con clase, pausa y estilo distribuyen a la vez que defienden limpiamente.
- Si hubo alguna vez un Laudrup en la música, ese fue Carlos Berlanga. Y, después de ver a Yo la Tengo en directo, no se me ocurre nadie mejor que Ira Kaplan para el papel de Zidane. Ira Kaplan ES Zidane.
- Romario es capaz de lo mejor y de lo peor, como Astrud; ahora, cuando hace la jugada... Mientras, Señor Chinarro mantiene siempre su elegante eficacia y, lo que es más difícil, sin parar de evolucionar ni sorprender.
En el banquillo, Zubi proporciona la misma paz y tranquilidad que las canciones de Antony & the Johnsons. Los defensas están elegidos por su contundencia -los tres-, veteranía (Javi Navarro vs Unfinished Simpathy), juventud en el caso de Sergio Ramos-Arctic Monkeys y descaro, comparable especialmente el de Cycle con el de Puyol. Camera Obscura son pequeños, tímidos y emocionantes, como Iniesta; Tulsa es tan sorprendentemente eficaz como Messi; Jarvis lleva tantos años demostrando que es el mejor en su puesto como Figo, viviendo también ahora una segunda juventud en su carrera en solitario. Mientras que Franz Ferdinand, por más que se les discuta, lanzan muy buenas faltas. Pipettes me recuerdan a Paolo Rossi por concentrar su éxito en un corta, aunque apabullante, período; mientras que Morrissey es ese jugador que despeja todas las dudas cuando se pincha uno de sus discos o se le ve en directo... "la manada" -como dijo Valdano de Ronaldo- pero la manada de la melodía.
Las connotaciones negativas para los no convocados se las dejo a ustedes.

15 mayo 2007

Delirios nocturnos


Yo entraba en IKEA, acompañado de gente conocida, pero con nosotros había unas pijas, unas pijas tremendamente pijas, como la del control de la Guardia Civil. Al entrar, me daban mi chaleco de la fnac (aquí debería ir un link a una imagen de un chaleco de la fnac; ya saben verde botella, gualda y verde botella otra vez; monísimo. Resulta que en la red no he encontrado ni una puta imagen de la prenda... capaces son estos culturetas de tener registrada la imagen de su ridículo chaleco).

Yo me hacía el loco, pero me acababan dando el chaleco. En virtud de un convenio entre IKEA y la fnac, yo tenía que trabajar allí a pesar de ir a comprar. Mientras compraba, tenía que ayudar a los visitantes a IKEA a elegir bien sus baldas, estanterías y fundas nórdicas; en el fondo, se trataba de un cometido testimonial, para guardar las formas; yo sabía que podría comprar en IKEA tranquilamente y que en realidad no tendría que hacer casi nada, pero debía cumplir con la norma de intercambio laboral entre las dos gigantes representantes del capitalismo de buen rollo.

El chaleco tenía mi nombre puesto y todo. Lo tenían guardado aunque sabían que hacía dos años que ya no trabajaba en la fnac, pero el convenio era vitalicio. Me preguntaba cómo me habrían reconocido nada más franquear la puerta, y a pesar de ir sentado encima del carro haciendo el perla para disimular, pero supuse, sin más, que para eso le pagaban al de la puerta, que no dejaba de ser un chaval como yo, un tipo encantador, con barba, al que había vendido discos de Jobim, Astrud Gilberto y Vinicius cuando venía a la fnac en la época en la que yo trabajaba allí.

Después de comprar, tomamos un taxi. Mi ex novia más antigua, que por lo visto también venía, se quedó en tierra mientras nosotros volvíamos a casa. Yo les dije a mis acompañantes que daba igual, que se había entretenido sola, y que tiraran para casa. Básicamente porque así había ocurrido y pensé que la vida seguía.


Las pijas eran tres, estaban muy buenas y yo me alegré de que mi ex novia se hubiera despistado -yendo a lo suyo, como siempre- pensé. Estaban muy buenas, pero eran unas petardas, un pelín insoportables. Al llegar a casa, yo puse dos euros para el taxi -porque eran tres y pico- y dos de ellas se hicieron las longuis. Por uno de los enormes pasillos de la casa, dijeron que se iban a poner (tía!!) el disco de Slint y otra me preguntó si había escuchado a Spacemen 3.

El despertador sonó y yo me despedí sonriente de tan curiosa compañía.
Iosu Pongo, firma invitada