29 septiembre 2008

Crisis, estructura y colateralidad

Este mediodía me ha escrito el jefe de cultura del diario para anunciarme que La Casa ha decidido recortar el cupo de colaboraciones y que yo soy uno de los que, por el momento, dejará de publicar en el periódico.

Bueno, es una noticia decepcionante, pero no me importa tanto por mí como por el pop-rock en sí, que quedará casi siempre sin cubrir. De hecho -qué tonto- tenía ideas para el nuevo curso: pensaba proponer una sección semanal con nuevos grupos de la provincia o algo así, sin contar que por aquí pasarán en las próximas semanas Posies, Lemonheads o Paul Collins.

El diario nunca ha contado con muy buena fama en los corrillos gaditanos. Sin embargo, yo tengo que decir que a mí me han tratado muy bien. Me he sentido bien pagado, he aprendido muchísimo y me han ayudado en todo lo que les he pedido. La única verdad es que nunca me dijeron que no a nada. Junto con Hacienda y la Guardia Civil, forman un trío de instituciones con las que, a pesar de su prensa -¡mira qué bien traído!-, yo nunca he tenido problemas.

Será porque, en el fondo, soy un buen chico. Por eso ni me planteo dudar que las causas sean económicas.

Lo único que me queda es agradecer a Charo que me diera la oportunidad de escribir en un medio que forma parte de nuestra vida, a José Antonio su bonhomía y su disponibilidad; a los dos, que me dieran total libertad para contar lo que quisiera, y a las compañeras, Pilar, Pilar y Tamara, su ayuda y las maquetaciones tan majas con las que me solían sacar.

La vida sigue, Paul.

P.S. Me dice una amiga lectora que no queda tan claro que hable bien del diario. Bueno, pues que quede claro: He estado muy a gusto.

La Frase: "Me cae más simpático el de la capa oscura (*). Las ovejas se están preguntando: ¿quién será nuestro pastor? El pastor es lo de menos. Detrás del pastor hay un dueño y un carnicero." El Cabrero, cantaor.

(*) Se refiere a Barack Obama al ser preguntado por las elecciones en EEUU.

El pastorcillo y el lobo

Estoy esperando hace tiempo que Juan se deje de motos y de inclinaciones materialistas y retome el cultivo del espíritu y, con él, su tesis. A la espera de tener una idea clara sobre el tema, y con todo lo que me ha contado durante estos años, creo haber extraído la humilde conclusión de que una buena parte de nuestro razonamiento se sustenta sobre una dialéctica romántica.

Categorizar o jerarquizar son mecanismos que ponemos en funcionamiento de una manera casi instintiva muchas más veces de lo que nos damos cuenta. Lo que no deja de ser curioso es que el mundo actual se alimente de una manera tan asfixiante del Romanticismo: modelos de comportamiento, cánones físicos, listas con lo mejor y lo peor del año, etc.

Supongo que todo el mundo, de una manera más o menos palpable, se ve influido por la sistematización que nos rodea, por las frases lapidarias que se emiten desde el mundo de la crítica, la intelectualidad y el pensamiento, o desde cualquier revista o espacio de radio o televisión.

Si alguna vez puedo elaborar mi propio monstruo (me refiero a un hijo) trataré, sin que se me note mucho, de que no sea fan incondicional de ningún grupo. Es una pérdida de tiempo. Y las perdidas de tiempo conllevan, entre otras cosas, pérdida de conocimiento. Es mucho más satisfactorio ser fan condicional de muchos grupos. La adolescencia y la post adolescencia son etapas propicias para enredarse buscando al "mejor". Y está claro que eso no existe. No me quiero ni acordar de los tiempos en los que yo despreciaba a Blur, con mi lógica disuelta en el veneno de esa absurda promoción tan propia de las islas británicas. Es una vergüenza que confieso aquí y que ya nunca podré negar.

Todo esto da para mucho. Y para eso está la tesis de Juan. O estará. Ahora no me quiero equivocar más. No tengo intenciones de seguir hablando de oídas del asunto y meter la pata.

Sólo añadiré que me gusta Carlos Boyero. Me parece un crítico independiente, valiente a la par que pasota. Creo que está de vuelta. Que siempre lo ha estado. Mucha gente prefería el tono incendiario y demagogo de Carlos Pumares. Yo nunca lo soporté.

Carlos Boyero me ha hecho reflexionar este sábado sobre si, verdaderamente, la vida real nos puede ofrecer un ejemplo físico y tangible de "lo mejor". Acostumbrados a oír continuamente frases tan contundentes como "el más grande", "la más grande", etc, etc, etc, descorazona un poco que, llegado el momento de usarlas con propiedad, estén desgastadas por una utilización inadecuada. Porque yo creo que esta vez sí estamos ante una personalidad muy grande.

Cuando era pequeño y vi a Paul Newman en El Buscavidas, pensé que también existían hombres guapos. Bueno, en realidad lo que pensé fue que el único hombre guapo que existía era Paul Newman. Yo seguí creyendo, hasta la pubertad o así, que sólo las mujeres eran bellas y que ellas elegían a los hombres en función de algo que ya de mayor entendería. Después quise haber sido Cary Grant o, hasta que se cayó del caballo, Cristopher Reeve; incluso el punto guarrete de Keanu Reeves me pareció envidiable alguna vez.

El sábado, sin embargo, volví a pensar que no, que sólo había habido un hombre guapo en toda la historia. Romanticismo. ¿Lo ven?

22 septiembre 2008

Madrid, ocho y cuarto

Este fin de semana he estado en Madrid para llevarla al aeropuerto. El sábado pasamos todo el día en la calle, sentados en la pizzería del 2 de mayo primero, y luego en un sitio que yo no conocía, que se llama La Mucca, donde ponen una pizza de setas riquísima.

He estado con mucha gente a la que aprecio y con la que lo he pasado estupendamente. El único lunar de tan magnífico fin de semana salió el viernes, cuando fuimos al 8 y medio, dispuestos a vivir una noche de color y pop, sin que en ningún momento apareciese ni el color ni el pop. No sé qué le ha pasado a esa sala ni si ha sido premeditado. La gente con la que he hablado me ha dicho que no es de ahora, que ya lleva mal un tiempo. Pues qué pena... Mucho tendrán que cambiar las cosas para que yo vuelva por allí.

Por otra parte, el verano ha terminado definitivamente. El veranillo de San Miguel me cogió en Madrid y, aunque puede que llegue algún otro día de playa suelto, yo estoy contento como unas castañuelas. Los que lleven más de un año pasando por aquí -haberlos haylos- sabrán seguramente que para mí la felicidad está en el otoño y su decandente renacimiento. Este cielo nublado que nos ha acompañado todo el día, las nubes, la humedad, el olor de las primeras lluvias, el vino, el caldito... y, claro, los primeros foulards, chaquetillas, medias, etc, etc, etc.

El festival de Alcances terminó. No enlazo las dos últimas crónicas porque salieron mal en la edición digital del diario. Las cuelgo aquí, ya que creo que fueron justamente las dos mejores películas de esta edición, de lo que yo vi al menos.

Por cierto, uno de esos últimos días también vi un documental dedicado a The Psilicon Flesh. Tostón de película y tostón de grupo. Por culpa de gente como esta, yo pasé durante bastante tiempo de todo lo que oliera a independiente. De pasada, salía Fran muy, muy jovencito. Por suerte, no me tocó hacerlo.

Creo que este año el programa de documental musical ha crecido un pelo respecto al anterior, pero el mayor incremento de calidad se ha notado precisamente en los conciertos paralelos. Y eso que dicen que el presupuesto había disminuido.


Carlos Saura o la discreción elocuente

A estas alturas, ha quedado bien claro que Carlos Saura concibe el documental musical de una manera literal, perfectamente ajustada a la definición que, fundiendo ambos términos, podríamos extraer del D.R.A.E.: “Que representa, con carácter informativo o didáctico, hechos, escenas o experimentos pertenecientes o relativos a la música”. No cabe duda de que la serie con la que el oscense está enriqueciendo su filmografía, sobresale especialmente por su rigor y por la delegación de todo el peso testimonial en los verdaderos protagonistas: músicos y artistas. Auxiliado en la fotografía por José Luis López Linares, quien ha optado por un discreto e inteligente continuismo respecto a los anteriores trabajos de Vittorio Storaro o Alcaine, el segundo plano –que no el absentismo- por el que opta Saura constituye toda una lección artística y vital, ya que es ello lo que da lugar a, sin ir más lejos, la imagen que muchos recordaremos de esta XL edición de Alcances, el duelo ibérico protagonizado por Mariza y Miguel Poveda. Talento y pasión administrados gota a gota hasta alcanzar el éxtasis. ¿Y cómo enfrentarse a la sombra de Amalia Rodrígues? Invitando a Caetano Veloso, con su característico timbre, a cantar Estranha forma de vida, y abundando así en el fenómeno de la difusión del género por las antiguas colonias portuguesas. Genial.

Joe Strummer: La leyenda del indomable

Había expectación por disfrutar del filme de Julien Temple sobre la vida de Joe Strummer, un gran especialista en las nobles artes del aforismo y del mote que, más que probablemente, habría lamentado la prescindible modificación del título original de la película (The future is unwritten) en su traducción al castellano [Vida y muerte de un cantante].

Al margen de cuestiones administrativas, Julien Temple, que ya abordó en La mugre y la furia la historia de los Sex Pistols, el otro gran nombre del punk británico, ofrece al espectador un retrato detallista y riguroso. El tremendo arsenal de imágenes de archivo es combinado con testimonios de amigos; unos más valiosos que otros, todo hay que decirlo. De la utilidad de los comentarios de Topper -el ninguneado batería, artífice de Rock the casbah!- hasta los de Johnny Depp media un abismo.

Con estos elementos, Temple recorre las diversas etapas vitales del músico en una obra cuya máxima virtud es la total ausencia de concesiones. Y es que, llevados al extremo, el alto nivel de exigencia consigo mismo y la ejemplar capacidad autocrítica conformaban un ingrediente más para incrementar el número de zonas oscuras y contradicciones en las que solía incurrir Joe Strummer. Los invitados, y con ellos el director, no escurren el bulto ante una realidad que conforma la otra faceta de una de las mentes musicales más abiertas, inquietas y lúcidas que ha dado el Reino Unido.

17 septiembre 2008

Madonna

Ayer no fui a Alcances porque estuve viendo a Madonna en Sevilla. Creo que será la última vez que vaya a un concierto grande. Ya no los disfruto nada. Y menos aun, sin tomarme un par de copas. Son carísimos y me parecen totalmente vacuos. También sé que es una opinión que puede resultar tan pedante como simplona; tan previsible como afectada, pero no me importa lo que parezca. Sencillamente, me aburro en los conciertos de estadio.

Sé que debería darme igual lo que hagan los demás, pero si un individuo de los que va a un concierto por lustro se dedica a seguir éste por la pantalla de su artefacto digital, que a su vez recoge lo que muestran las pantallas del estadio, y mientras mantiene los bracitos bien arriba impidiéndome ver, imagino que algún derecho a la queja tengo. Lo que ocurre es que es algo ya tan manido que ni mi novia ni yo nos hicimos el menor comentario. Asumir las molestias es algo que va contra mi personalidad, la verdad.

Del concierto en sí he decir que me dejó algo indiferente. Creo que la chica hizo un recorrido muy equilibrado por toda su carrera, dejando incluso un poquitín de lado los inicios. Del True Blue, por ejemplo, sólo interpretó una versión balcanizada (eso es que España se balcaniza, Jose Mari) y también un poco vulcanizada, de La Isla Bonita que, si bien sorprendió por su estudidado eclecticismo, nadie se puede dar por ofendido si alguien la califica de hortera. Con Express yourself sólo se atrevió en un momento de interacción con el público, sin instrumentos y a pelo. No estuvo mal.

Por cierto, ya lo dije cuando el FIB, pero quizá deberíamos copiar algo de los ingleses. De un tiempo a esta parte, creo que en España cada vez se baila y se canta menos en los conciertos. Es como si nos diera vergüenza. Hay algo de actitud de nuevo rico en esto. Que pase en un concierto de Remate lo puedo entender, pero en Madonna... Algo no cuadra.

Si tengo que elegir dos momentos, me quedo con la explosión de Hung up -he leído por ahí que sin el sample de ABBA; no es verdad- Like a prayer y, sobre todo, de Ray of light, que siempre había creído que era mi canción favorita de la Ciccone. Ayer pude comprobarlo. Creo que lo tiene todo sin abusar de nada. La deberían de poner todas las noches en todos los bares del mundo.

Escenográficamente hablando, lo que más me gustó fue el virulento enfrentamiento de la rubia con su pasado en She's not me, encarnado en cuatro modelos ataviadas con vestimentas propias de otras tantas épocas de la artista. También me sedujo la ambientación pop -sí, es lo que hay- de Into the groove, con las ilustraciones de Keith Haring.

Las derivaciones hacia el hip-hop y tal, pues...

La diva también se encargó de dejar claro su posicionamiento de cara a las elecciones presidenciales del 4 de noviembre. Buena noticia. Va con Obama. Esperemos que sirva para algo, porque parece que McCain está dispuesto a ser aun peor presidente que W. Bush.

Respecto a Alcances, he visto estos días el documental dedicado a Bebo Valdés. Mira que Trueba no me es simpático, pero reconozco que sin él nos habríamos perdido a este pedazo de personaje.

También han proyectado, en una versión con mejorables subtítulos (y hasta aquí puedo leer), "EEUU contra John Lennon", un emocionante trabajo que me ha servido para escribir uno de los textos más cursis de mi vida. Hay que contentar a todos los públicos, ¿no?

P.S. Este texto de Blas Fernández sobre el concierto de Madonna está muy bien.

15 septiembre 2008

Alcances

Ando cubriendo la sección de documental musical de Alcances. Este año -aunque el pasado también- es muy atractiva, y los conciertos posteriores lo son igualmente.

El viernes abrieron Scorsese y los Rolling. La cinta me pareció un poco aburrida, pero bueno... Me gustaría decir que
el enfoque que le di me fue matizado por mi madre en un mail: "... yo hubiera insistido un poco en el hecho de que sigan tocando, el interés por la permanencia la eternidad y eso, la sensación de que nada cambia, y el contraste con el publico. Hay algo de heroico en eso, no creo que sea todo venderse, los que se venden son mas bien los politicos creo." Me parece que tiene razón, pero está escrito, publicado -muy majamente, por cierto, con fotillo y todo- y leído. Tarde.

Después de la emisión del documental, los G.A.S. Drummers dieron un concierto espectacular. Me parece que mi opinión sobre Shine a light se vio mediatizada por la contundencia de la propuesta del grupo. Además, parece que ahora se están acercando a un tipo de rock que a mí me interesa más. Sin abandonar el músculo que les caracteriza, parece que se acercan a una madurez algo más serena, más próxima a los parámetros, por ejemplo, de unos Wilco. Al menos eso me pareció con temas como Helpless o Family day. Además, hicieron cuatro versiones cojonudas de los Rolling: Brown sugar, Jumpin' Jack flash, Paint it black y Wild Horses.

La segunda reseña publicada por ahora combina los documentales sobre Sigur Ros (Heina) y los orígenes del Nuevo Flamenco. Los recomiendo a todo el mundo, aunque debe quedar claro que el primero es muy superior.

Dame Veneno, en cambio, aunque es una pieza fundamental para entender el carácter delirantemente festivo que presidía la creación en el momento en que se juntaron los hermanos Amador con Kiko, adolece de falta de profundidad.

La frase: "... abrimo la sandía, y la rajemo, y claro... er caldito caía dentro del piano de cola...". Raimundo Amador en Dame Veneno, describiendo el momento en el que, en plena grabación de Veneno, la tropa que invadía el estudio decide incar el diente a una sandía.

12 septiembre 2008

La vida (no) sigue igual

A la espera de que en Heineken.es cuelguen la crónica del concierto, adelanto el set list con sus correspondientes contribuciones. Mientras escribo esto, me dicen que provisionalmente van a acompañar el texto de fotos de promo.

Dos ostras - Roberto Herreros
Natalia Verbeke
Déjese querer por una loca
- Andrés Perruca
Natasha Kampush
Mi última mujer - Sergio Vinadé
Olímpicos
Amor bajo cero
El cumpleaños de Ronaldo
Justicia poética
- Rafa Domínguez
Hazte camarera
Mujeres y días
- Willy Carrots y Dani Garuz
Falsos mitos sobre la piel y el cabello - Dani Garuz
Nada me importa - Dani Garuz
Treinta y tres - Dani Garuz, Willy Carrots, Sergio Vinadé, Eloy Cases e Iván nubol en los coros
Canción de cumpleaños
La parte más feliz
Adoro a las pijas de mi ciudad
La vida sigue igual
- Todos en los coros. Perruca a la batería "digital"

Después del concierto, un buen número de gente nos acercamos al Bar Bacharach. Algunos, como yo, por primera vez. Allá me reí muchísimo con Andrés Perruca y así aguanté hasta las seis de la mañana, cuando me fui a buscar un taxi para tomar el tren de las siete hacia Madrid. Un vagón más atrás viajaba Iván junto a cinco o seis personas más que habíamos optado por el mismo plan, lo que me libró de ser el único pestoso del AVE.

Llevaba un polo de repuesto, pero no creo que fuera suficiente para evitar putear a mi vecino, un negro impecablemente trajeado que olía a aceite de coco. Por suerte, en el viaje a Cádiz, iba solo en mi fila de asientos. Qué sueño he pasado...

Aprovecho para saludar a toda la gente que conocí el miércoles que pasa por aquí a leer. Muchas gracias a todos. Especialmente a Eva, claro.

P.S. Ya está la crónica en Heineken.es
P.S. 2 Como soy un sucio, no he dicho lo que agradezco a Javier Copiloto que me acompañara a probar cómo sirven la cerveza en varios bares de Zaragoza, me llevara a cenar a su casa y a ver a su encantador perrito. Gracias también a ti, Rebeca.

09 septiembre 2008

Adiós, Sandevid

He empezado septiembre muy liado y no he tenido tiempo de actualizar.

Mañana me voy a Zaragoza a ver el concierto de despedida de La Costa Brava. Iré como el mochilero que nunca fui, ya que no creo que duerma ni nada, empalmando la noche con el tren de vuelta a Cádiz. A la vejez, viruelas.

Me gustaría recuperar tres flashes del verano; un trío de breves de carácter negativo para contribuir en lo que pueda a incrementar los efectos de su pequeño-burgués síndrome pos-vacacional.

El primero es el drama que supone la consolidación del tinto de verano enlatado Sandevid. La nefasta proliferación de este líquido ha ocasionado que beba mucha más cerveza de la que tenía prevista.

El éxito de este producto es algo que no alcanzo a comprender. El tinto de verano es algo nuestro; una bebida absolutamente singular, tan refrescante como ligera. Un buen tinto de verano ha de llevar gaseosa (no importa que no sea de La Casera; para ahorrar en este y otros víveres, es imprescindible el
listado de marcas blancas) y una botella de tinto de mesa, a ser posible ELEGIDO, como Neo, aunque también vale el viejo Don Simón o el no menos inmortal Cumbres de Gredos; a ello se ha de añadir una rodajita de limón. Sólo una, y no muy grande. Queremos hacer tinto de verano, no sangría.

Una de las muestras de cómo están logrando idiotizar nuestro paladar es la sustitución de Casera Blanca por Fanta de Limón. La peña necesita sabores extra dulces, hasta tal punto que el infame bebedizo se comercializó antes en su versión alimonada que en la ordinaria, aunque esta última sabe igual de dulzona y pesada que la anterior. Hay infinidad de ejemplos de bebidas con añadido extra de limón, como esa Coca-Cola que durante un tiempo anunció un doble de Otegui.

Se me escapa el grado de pereza que puede conducir a dejar de fabricarse uno mismo el tinto de verano. ¿Tan alto como para comprar esa cosa envasada llena de aditivos? ¿No nos quejábamos cuando pedíamos tinto de verano en los chiringuitos y éste era de grifo? ¿Se ahorra algo?

Querido anfitrión, ahora ya lo sabes (y tú también, amigo, y tú, y tú, y tú).

No sé a qué viene este ejercicio de sinceridad, pero lo que sí sé es que la próxima vez no podré disimular...

La verdad es que es un poco cansado luchar por causas perdidas de este tipo. Siempre estás expuesto a que te tilden unas veces de extravagante, otras de antiguo, las de más allá de quisquilloso, siempre, de pesado... Una vez me dijeron que me olvidara de la tónica Schweppes. Bien, ahora está en todos sitios, a base de que cargantes como yo la hayan exigido para su gin-tonic. Hace quince años mis amigos me daban un coñazo de espanto por mi obsesión con seguir comprando vinilos; me pregunto cuántos de ellos siguen comprando CDs, pero yo hoy he comprado tres vinilos. También decían que las cocinas de gas iban a desaparecer por las vitrocerámicas y ahora hasta las venden en IKEA. Después lo llaman a uno anticuado, sí...

Lo que no desaparece ni a tiros son... los
CROC'S (segundo ítem), el cocodrilo de nuestro tiempo. Como bien saben sus ojos, no sólo han hecho fortuna como calzado de médicos y enfermeros, no, sino como zapato cotidiano de centenares de personas, algunas incluso muy queridas por mí. Se ve que es que íbamos muy incómodos, demasiado constreñidos por zapatos ortodoxos...

Claro que puedo entender que haya quien los use por necesidad y hasta por comodidad. Lo que no me entra en la cabeza es que un elemento objetivamente feo sea objeto de sistemáticas imitaciones que, no sólo no mejoran su aspecto, sino que anulan sus presuntas virtudes. ¿Qué sentido tiene calzar una falsificación de este zapato? ¿Alguien me lo puede explicar?

Con estas cositas buenas que vamos añadiendo a la historia del (mal) gusto quedan seriamente amenazados interrogantes clásicos -tercer ítem- como el de la radio chicharrera emitiendo sonidos ininteligibles colgada de una sombrilla. La única finalidad posible de este aparato consiste en poner su granito de arena a ese murmullo de fondo playero tan de aquí. Tampoco he comprendido nunca lo de la radio. Ni la oye su propietario, ni muchísimo menos nadie que le rodee. El bingo puede molestar, pero tiene una finalidad. La sandía, no digamos. Los niños y perros, en fin, sus padres y dueños a veces son felices. Pero, ¿la radio? ¿Para qué sirve?

¡Feliz otoño con Fleet Foxes!