Francisco Nixon (y V): El hacedor de esculturas
Serrera era un tipo clarividente y con un agudo sentido del humor. Recuerdo una proyección de un busto femenino rescatado del mar, de época tardo arcaica si no me equivoco; era clavadita a "Nuestra Reina Sofía", según él mismo dijo. Fue el único motivo por el que lo puso; sus clases no tenían un guión cerrado y buscaban obligar a trabajar al ojo, la percepción y la sensibilidad para empezar a alimentar nuestra capacidad para sacar conclusiones propias.
Luego me cambiaron de turno y mi profesor de Arte Clásico resultó ser uno de esos catedráticos adocenados, vagos y planos, ejemplar de esa casta de profesor universitario contra la que (dicen) se ha elaborado el Plan Bolonia. De éste corrían mil chismorreos acerca de sus aventuritas con alumnos que, a la postre, quedaron más que bien colocados, pero esa es otra historia...
El caso es que, antes de irme al turno de este individuo, a Serrera -que falleció con cuarenta y seis años unos meses más tarde- le dio tiempo a desmontar uno de esos mitos y prejuicios con los que uno se acerca al Arte, así con mayúsculas. Y es que la gente piensa que en Grecia todo el mundo se la pasaba hablando de filosofía, democracia, orgía p'arriba y p'abajo con los mozos, el río que fluye pero permanece, el que ni permanece ni fluye, el mirón de Fidias que me ha dicho que si Pericles no arregla la curva de la finca de Praxiteles, no van a acabar las caídas hípicas... Y no, aquello no era la arcadia (con perdón) cultural que se ha pretendido vender.
El enorme número de esculturas que se ha rescatado de la antigüedad no procede casi nunca de las manos de un artista, sino de un taller, una especie de fábrica. Es decir, hablamos de artesanía, de producción en serie. Por eso, cuando el profesor Serrera ponía una diapositiva de una escultura griega, siempre añadía que no era obra de un escultor, sino de un hacedor de esculturas que, además, no necesariamente copiaba un modelo -como haría una orquesta de feria- pero sí reproducía sin parar una serie de parámetros estéticos -Francisco Nixon.
Bueno, el prólogo me quedó algo largo, pero ya llegué donde quería llegar. Además, coincide con lo que decía Fran sobre la música actual en la anterior entrada. El lunes, en cambio, me preguntaba hasta qué punto era útil este disco... Bueno, pues para mí lo es y para mucha otra gente lo será. Es más, estoy seguro de que este trabajo podría ser disfrutado, asimilado y elevado a la categoría de imprescindible por un número de personas cercano al que, no hace mucho tiempo, llevaba a obtener ese estúpido título de disco de platino con el que tanto nos tomaron el pelo a los que, de púberes, escuchábamos los 40 subnormales, pero vivimos en un mundo donde la mayor parte de la gente -es que, olvídese... no me estoy refiriendo a usted, ni a usted tampoco; pertenece a una élite; no se engañe- califica esta música de rara.
¿Rara? Bueno, sí, es raro encontrar canciones que ilustren la vida cotidiana sin caer en cierta complacencia, cursilería, afectación o, en otro sentido, populismo. El otro día, alguien -a quien ni quiero ni respeto menos por ello- me dijo que Celtas Cortos habían sido pioneros de las letras comprometidas. Pues vaya... Imagino que es una cuestión de gustos, pero para mí posee mucho más compromiso una canción como "Inditex", que nos narra la vida de una Petra moderna; una chica que, seguramente, habría llegado a ser personaje de Escobar si éste hubiera empezado a dibujar hoy y no en los años cuarenta.
Qué decir de "Brackets". Cualquiera que haya tenido una pareja con algún tipo de invervención dental sentirá algo muy especial al escuchar esta canción. Yo no voy a contar mi vida aquí...
Es preciso aclarar una vez más que no hay ironía; más bien todo lo contrario, idealización. Fran parece manifestarse como un hombre que mira al mundo agradecido por encontrarse rodeado de belleza, una belleza que casi siempre subima cuando se trata de hablar, no de mujeres, sino de LA mujer, un concepto mucho más genérico y abstracto, plenamente romántico, que le permite componer una oda a las estudiantes juerguistas (Erasmus borrachas), pero también a su pareja estable (Nombres y teléfonos).
En parte, ahí radica el mérito de Fran, en seguir encontrando, casi cincuenta años después, la manera de (re)crear la canción pop, de trasladar a la partitura situaciones, personajes y tipologías sociales que necesitaban y merecían su propia canción.
Las pocas veces que se aleja de este modelo, como sucede en "Los viajes de Simbad", una de las mejores canciones de "El perro es mío", el disco mantiene el pulso, permitiendo además restar importancia a patinazos como "Mereces toda mi atención".
¿Y Richi? Richi es el plan B. Si Fran idealiza el mundo que le rodea potenciando su color, Richi es el encargado de hacer lo propio con la melancolía, una melancolía que se tiñe de colores gracias a unas letras poseedoras de un sentido estético fuera de lo común ("Dicen que ha estallado el reactor // el número cuatro ha volado // y ahora es otro sol" - "Puedes correr cuando yo no esté más // por el campo sobre un caballo zampo // aparte hoy puedo invitarte a dormir en mosaicos del Museo Británico") y ese fraseo profundo y tímido a un tiempo.
Ricardo da voz a la viuda de ese ingeniero nuclear de Chernobil que reivindica su derecho a recordar con una media sonrisa el sentido del deber de su marido, mientras recuerda una despedida semejante a aquella del Mayor Tom cuando decidió quedarse flotando en el espacio.
También es el encargado de recuperar el hacha de doble filo costabravista, la que pendía sobre esas historias de fama tan pequeña como efímera en, por ejemplo, "Falsos mitos sobre la piel y el cabello" (quién te recibe al regresar, después de una gira triunfal, con una botella de champán"). "Notre Dame" es fruto del ejercicio de exorcismo que Ricardo lleva a cabo para defender su ilusión y su predisposición a seguir haciendo canciones mientras le dejen ("Dime cuánto puedes amar a alguien que no vuelve a casa con dinero ni la prensa le aclama // Me asusto por nada, por nada de nada").
Sí, está claro que sigo teniendo miedo al exceso de producción, a perderme cosas... pero si algo me produce incertidumbre y ansiedad en ese sentido es que haya tantas personas que:
1. No se enteren de que existen estas canciones.
2. Las desprecien
2.1 Por simplistas
2.2 Por elitistas
El disco es suyo. Enhorabuena y gracias.